La fiesta que propuso hasta ayer Happy Birra pasó con claroscuros una vez más por nuestra ciudad. En esta ocasión, aunque el predio lejos estuvo de explotar, la gente respondió. ¿Llegó la hora de cambiar para mejorar?
Caminamos el predio, recorrimos sus paseos comerciales, conversamos con la gente, charlamos con los comerciantes y emprendedores. Todos ellos coincidieron en algo: hubo gente, pero la fiesta no explotó ni mucho menos en cuanto a concurrencia. Ello, a pesar de que tocaron jornadas ideales en cuanto a temperatura y clima. ¿Los motivos? Seguramente varios.
La situación general no ayuda. Sobre todo si un vaso de cerveza cuesta $ 2.500 y una hamburguesa simple arranca en tres luquitas. Si hay algo que no abunda hoy por hoy es dinero. Por eso, podían verse un grupos de cuatro o cinco amigos alrededor de uno o dos vasos. Ahh… y muchos, muchos que eligieron sentarse en el césped, termo en mano y largas rondas de mate.
Es que el evento organizado por Herrera y los suyos no es una fiesta barata para los dueños de los foodtrucks. A razón de 400 mil pesos por puesto, hay que elaborar una carta de precios acorde a los costos.
¿Y los emprendedores?
La Feria Desapego también dijo presente en Happy Birra. Una muy buena cantidad de emprendedores a razón de $50.000 por puesto hizo que algunos de ellos tuvieran que hacer malabares para ver cómo al menos salir «hechos» tras las tres noches.
Así y todo, fue la más importante expresión de gente de Alta Gracia ofreciendo sus productos. Porque en el resto del predio, salvo honrosísimas excepciones, eran todos puestos foráneos. ¿A cuántos comerciantes de Alta Gracia se les habrá preguntado si deseaban o querían estar presentes?
¿Happy Birra o Mionca?
Luego de tres jornadas de «Happy Birra» quedó flotando la sensación de que no hubo mucha diferencia entre este evento y Mionca. Casi que fue un «Mionca edición primavera». Y esto no pretende bajarle el pulgar a la fiesta, al contrario. Buscamos criticar de buena fe, buscando que la fiesta mejore, crezca. Se supere edición tras edición.
Amontonar foodtrucks no es darle identidad a una fiesta. Es reunir a muchos que pagan mucho y así sacar buen rédito del evento. Como que vendría siendo hora que se le busque la vuelta a Happy Birra para que sea un festival distinto, diferente a los otros. Tal vez invirtiendo un poco más (y hablo de la empresa organizadora, no de la Municipalidad que ya bastante invierte), poniéndole cabeza y ganando un poco menos, la fiesta logre diferenciarse de Mionca.
En definitiva, pasó Happy Birra con buen rédito económico para su organizador y un predio que nunca «explotó» de gente y donde muchos nos quedamos pensando que tal vez se podría hacer algo más por esta fiesta, más que pensarla como una excelente fuente de dinero para quienes la organizan.
Porque está bárbaro que quien organice gane dinero, pero no estaría bien que la ambición termine matando la fiesta.