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La Paisanita: la escuela rural que reabrió tras nueve años y a partir de una juntada de mates

La escuela de La Paisanita-La Isla "Domingo Faustino Sarmiento", tiene 75 años y una historia digna de ser contada. Estuvo nueve años cerrada, pero se reabrió este 2021 gracias al impulso de vecinos de la zona. (Fotos: Adrián Camerano)
Nota de Adrián Camerano, publicada en La Nueva Mañana

Vecinos de La Paisanita-La Isla motorizaron la apertura de la Escuela Sarmiento, colaboran con la única docente y forman una cooperadora. Sueños, querer y poder.

En Alta Gracia aún hay quienes recuerdan aquella jornada del 26 de octubre de 1946. Fue histórica e inolvidable: el tren presidencial llegó con Evita a bordo, y una multitud recibió a la “Abanderada de los Humildes” en la entonces aristocrática ciudad. La actriz nacida en Los Toldos y devenida primera dama inauguró un policlínico ferroviario y luego se trasladó a las afueras de La Paisanita, donde visitó una colonia sindical e inauguró una escuela. Tres muestras pequeñas pero significativas de por qué aquel primer peronismo pasó a la historia argentina. 

La escuela de La Paisanita-La Isla "Domingo Faustino Sarmiento", tiene 75 años y una historia digna de ser contada. Estuvo nueve años cerrada, pero se reabrió este 2021 gracias al impulso de vecinos de la zona. (Fotos: Adrián Camerano)
La escuela de La Paisanita-La Isla «Domingo Faustino Sarmiento», tiene 75 años y una historia digna de ser contada. Estuvo nueve años cerrada, pero se reabrió este 2021 gracias al impulso de vecinos de la zona. (Fotos: Adrián Camerano)

Aquella escuela de La Paisanita-La Isla se llama Domingo Faustino Sarmiento, tiene nada menos que 75 años y una historia digna de ser contada. Estuvo nueve años cerrada, se reabrió este 2021 gracias al impulso de vecinos de la zona y aspira a un ciclo lectivo con más estudiantes, otro nivel educativo, Paicor y hasta una cooperadora. 

Ingresar a ella es un poco volver a aquel pasado: en el pequeño hall de entrada hay un tocadiscos, un proyector de diapositivas y un televisor de otra época. Pero a no engañarse: lo que ocurre en las aulas es presente, y sobre todo futuro.

Una juntada de mates

Eugenia, Liliana y Marcos son vecinos de La Paisanita que ni siquiera tienen hijos en edad de concurrir a la escuela primaria. Pese a ello, un día de charla y mates se les ocurrió una idea: ¿y si abrimos la escuela? La última vez que la Domingo Faustino Sarmiento había registrado actividad había sido en 2012; “estuvo una década cerrada por nada, por no decir ´listo, lo hacemos´”, cuenta Marcos Liva a La Nueva Mañana. 

En plena pandemia, ese triunvirato de vecinos conscientes recorrió la zona planilla en mano, juntando firmas para lograr la reapertura. “Teníamos el edificio y pensamos ´chicos tiene que haber´”, completa. Y había: si bien la mayoría de los pequeños residentes en la zona ya estaba matriculado en establecimientos de Alta Gracia, hubo interés, la comuna ayudó y el Ministerio de Educación aprobó. Fue así como este ciclo lectivo 2021 inició con una estudiante, la simpática Emma, que encontró compañía en el receso invernal y termina el año con nada menos que seis compañeros de clases. 

“Hoy ya son 7, la proyección es que el año próximo se abra el jardín, la comuna ayuda con el transporte y actualmente se está formando una cooperadora. Lo más importante es que los proyectos hay que continuarlos, aunque sea que salgan de una juntada de mates. Hoy parece mentira que hace un año surgió la idea y ya estamos formando la cooperadora, es una alegría enorme”, completa Marcos.

Eugenia García, otra promotora del relevamiento que fue clave en esta historia, cuenta que “teniendo el edificio era un despropósito que la escuela siguiera cerrada habiendo tantos niños en el ejido de La Paisanita y la Isla. Es así como recorrimos la zona “de punta a punta”, hablamos con los vecinos y relevamos los datos. Por suerte, los tiempos se aceleraron y llegamos a la inmensa alegría de contar con la escuela abierta”. 

“La Seño Leti sabe que estamos a su disposición para atender a las necesidades que estén a nuestro alcance; sabe que cuenta con nuestras manos, nuestra voluntad y ganas para realizar las mejoras que hagan falta”, finaliza.

“Trabajar acá es muy diferente”

La “Seño Leti” es Leticia Pedernera, maestra de Nivel Primario y de Educación Especial recibida en la Escuela Normal Superior de Alta Gracia. En La Isla es maestra y mucho más: directora, plomera, psicóloga, enfermera. Vive en Alta Gracia y llegó a la escuela este año de manera casi accidental; tras la renuncia de otra docente y otra colega que estaba de viaje y no pudo tomar el cargo. A ella le tocó reabrir el edificio después de casi diez años, limpiar, ordenar, soñar un futuro. “Emma fue la primera, en marzo, y después se sumaron otros estudiantes. La idea el año próximo es que haya muchos estudiantes y sumar otra docente”, se ilusiona quien cada mañana viaja de ida y vuelta de su casa a la escuela junto a sus propios estudiantes en la combi que apunta la comuna. Por estos días, las matriculaciones están abiertas.

La Sarmiento no es una escuela rural más. Aunque está a sólo media hora de auto de Alta Gracia, el transporte público no llega, la zona es de sierra y en época de lluvias el camino sabe estar intransitable, y no hay Paicor; ni siquiera la posibilidad de calentar agua.

“Trabajar acá es muy diferente a otras escuelas, primero por la cantidad de chicos; acá es arrancar de cero tras 9 años de estar cerrada. Es un desafío completo, trabajar con distintas edades y distintos niveles y planificar para ello”, ilustra. Los siete estudiantes a su cargo cursan desde sala de cuatro años hasta quinto grado; si todo va bien, el año próximo habrá una egresada que deberá continuar sus estudios obligatorios en otro lado.

Aunque cuenta con una formación de calidad  y experiencia laboral, la docente señala que “lo que más te prepara son las experiencias, las prácticas, las vivencias. En el profesorado la planificación es ideal, entonces después venís acá, trabajas en este aula con estos chicos y es todo totalmente diferente”.

El vecino Marcos, entusiasta, sueña con a corto plazo “abrir nivel inicial, una biblioteca, tener Internet sería muy útil y acceder al Paicor sin lugar a dudas. También estaría bueno gestionar algunos talleres relacionados al entorno del lugar y el medio ambiente, una huerta. “Nada que no se pueda ir solucionando de a poco”, cierra.

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