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¿Vos cómo lo ves?

¿Vos cómo lo ves?. Hoy: «¿Romance, pasión, amor después de los 60, 70…?»

¿Vos cómo lo ves?. Hoy: "¿Romance, pasión, amor después de los 60, 70…?"
Lic. Patricia Orofino (*) Psicopedagoda Psicoterapeuta Familiar
Mat. 5108-76

A esta altura de las circunstancias, nos preguntamos: ¿Hay edad para el amor?

El amor es una de las emociones más intensas y más deseables de los humanos, que involucra la intimidad, la pasión y el compromiso.

Comparto con ustedes una entrevista a un señor de 77 años, colombiano, que llama “tierna edad” a esa época de madurez. Él comenta que “es mejor en estas edades, porque uno tiene mayor estabilidad; se está con mejor disfrute… el amor no se acaba. En la juventud se tiene fortaleza, pero a veces no se tiene criterio; lo que sí se acaba es  la vitalidad pero se tiene mayor criterio”

Comenzar una relación después de esas edades, implica ser capaces de derribar prejuicios, vencer el pudor de mostrarse con un cuerpo con evidentes marcas de lo vivido y quizás, asumir el riesgo de un posible fracaso.

Pero, en detrimento de la pasión juvenil, aparecen con más fuerza otros sentimientos como la ternura, la amistad y el acompañamiento mutuo.

Sofía (81) empezó, cuando tenía 77 años una relación con Oscar (85). Se juntaron un día por la soledad de la viudez de ambos y así empezaron a acompañarse mutuamente para almorzar juntos; ir de compras; ver series y películas en Netflix. Pero siguen viviendo cada uno en su casa.

Según cuenta Sofía, “Hay diferencias de costumbres y carácter que perjudicarían la relación”

Algunas personas, que todavía continúan con sus prejuicios, pueden expresarse con términos como “viejo verde» o “viuda alegre.”

En el libro: “El amor en los tiempos del cólera” del escritor Gabriel García Márquez se describe una historia de amor perenne y la aversión por parte de una joven hacia el amor en la vejez.

Ofelia, hija de Fermina, al enterarse que su madre está siendo cortejada por Florentino lo condena diciendo: “el amor a mi edad es ridículo pero a la edad de ustedes, es una cochinada”

Con esta afirmación anula el derecho al goce corporal y afectivo del adulto mayor.

Sin embargo, su madre se mantiene firme en su decisión.

En generaciones anteriores, las mujeres recibían una educación sexual represiva, llegando al matrimonio sin casi ninguna información y lógicamente, se esperaba que fueran vírgenes.

La simple muestra de manifestaciones sexuales en personas de edad avanzada, era sistemáticamente negadas y rechazadas como impropias.

Actualmente, estamos en una era en la cual la expectativa de vida se ha prolongado, por lo cual la sociedad se muestra más abierta hacia el hecho de aceptar el deseo, en la edad madura.

Existe una optimización en “la calidad” de la sexualidad en estas relaciones, en oposición a la cantidad y frecuencia de las mismas; se comparte el placer de distintas maneras. Quizás no como esa expresión de placer arrebatado de la juventud.

El comprender y conocer que lógicamente existan cambios fisiológicos tanto en los hombres como en las mujeres, permite liberarse para tener una sexualidad más gratificante.

Es desestructurar la situación, jugar con el humor, el erotismo, las fantasías y las caricias.

Ya no se idealiza… ¡uno se muestra con lo que es!

“Hay que dejar ir a la juventud, sin mortificarla en una nueva edad que ya no le pertenece. Hay que saber saludar a la nueva piel, a las arrugas, a los nuevos ojos…”

Los gerontólogos opinan que la sexualidad juega un papel muy importante, haciendo la vida más plena y saludable  en las personas mayores.

El especialista en sexología, Dr. Juan Carlos Kusnetzoff comenta que la vida tiene un pasaporte donde existe una armonía entre lo físico y lo emocional. El deseo se acomoda a la edad, al igual que los músculos.

Es un mito que se pierda el deseo. El mismo es una expresión más del amor.

Es también real que en un mundo en el que se privilegia la juventud, lozanía y cuerpos perfectos sin arrugas, se haga lógico el sentir miedo a llegar a viejos.

Con todo lo que se promociona como ideal en cuanto a edad y al cuerpo “deseado”, las personas maduras van quedando afuera de ese sistema.

En consonancia con esto, la filósofa Edith Díaz comenta que “como los viejos no tienen nada que hacer dentro del patrón ideal, pasan a llamarlos “abuelos”. Lo cual quiere decir que ya no se puede aspirar a la intimidad en la pareja. Se deja de ser deseado».

Expresiones como: “¿Qué necesidad tenés, mamá, de una relación a esta edad?”. O “¿Qué va a opinar la gente?”

Afortunadamente comienzan a verse imágenes de mujeres mayores en las que no aparecen asociadas a su rol de abuelas, sino que se las muestra con un halo distinto; más seguro con su femineidad; más atractivo. Se puede cumplir el rol de abuela y a la vez seguir trabajando, ir a bailar y seguir amando.

Es curioso observar que se les permite a los hombres envejecer, sin ser tan duramente juzgados por su apariencia física. Es más, muchas veces escuchamos decir acerca de algún hombre: “está mucho mejor con canas y pancita”

De Richard Gere seguramente decimos: «¡Qué bueno está! ¡Le quedan genial las arrugas!»

Sin embargo a las mujeres no se las juzga de la misma manera.

Cuando Moria Casán apareció en una playa en bikini mostrando su cuerpo real de 76 años, hubo algunas mujeres que dijeron: «¡Qué ridícula… no tiene edad para eso!»

La escritora Isabel Allende (72) recientemente separada después de haber estado casada muchos años, confesó sentirse sola y estar lista para enamorarse de nuevo.

Ella dice: “Mi vejez es un regalo precioso… me he liberado de las inseguridades… de deseos irracionales y de  complejos inútiles. Debí hacerlo antes. Pero me sigue acompañando la pasión”

La capacidad de amar es inherente al ser humano, no tiene edad y no tiene por qué amar solo una vez.

Queridos lectores, acabo de ver en internet una foto y un texto, que me pareció  perfecto como corolario de humor para este artículo.

Una señora mayor manejando y al lado un perro con cara de espanto. “Ni tu irás a la perrera, ni yo terminaré en el asilo, huiremos juntos Firulais…«

                                                                                              Hasta la próxima… sean felices!

nakasone