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Noviazgo y adolescencia. El amor es uno de los sentimientos más universales y permanentes en el ser humano. Está presente en todas las edades, razas, culturas y países.
Ni bien nacemos, descubrimos el amor de la familia y poco a poco se va experimentando y sintiendo otros tipos de amor a lo largo de la vida.
No es un sentimiento que se desarrolla en forma sencilla, tanto en la edad adulta como en la adolescencia. En esta última tiene un papel importante, ya que es cuando se presenta este sentimiento por primera vez hacia otra persona. Esta etapa comienza aproximadamente a los 10 años, extendiéndose hasta los 25.
Comienza como una atracción. Hay algo de la otra persona que impulsa a desear estar más tiempo con ella y conocerla. Esa atracción provoca una sensación de nerviosismo al verla o solamente escuchar su nombre y se piensa todo el tiempo en ella.
¿Te acordás cuando alguien en el grado nos tenía totalmente enamorados?
Cuando ocurre ese «enamoramiento» entre los 10 y 12 años, se hacen novios… se aman o se abandonan según cómo se presente el día.
Agustín de 11 años dice estar enamorado de “la chica más linda del colegio”.
Ahora bien, cuando se va avanzando en las edades de la adolescencia, el enamoramiento adquiere otro cariz. Se idealiza a la persona mostrándose más intenso, coincidiendo así con la turbulencia hormonal propia de esta etapa. Con la búsqueda de la identidad; con la incertidumbre…
El enamoramiento es la primera etapa del amor. Es tan intenso que pareciera que nunca va a acabar. Pero esta etapa tendrá su fin con el amor o desamor.
No es posible vivir permanentemente viviendo esta fase, sino que al ir madurando acaba con una forma más serena convirtiéndose en amor.
Es muy importante que los padres no minimicen ese sentimiento pues para ellos se vive como un auténtico amor.
Un rechazo en esa época es muy doloroso, pero el amor correspondido produce esas “mariposas en el estómago”, además de un gran subidón de adrenalina.
Seguramente todos recordamos nuestro primer amor adolescente y es así porque sentimos por primera vez esa emoción que nos deja una huella imborrable en nuestra memoria.
Es esperar con ansias comunicarnos con esa persona especial. Actualmente es escribirse mensajes por wasap o verse por videollamada… En una época anterior, era escribir cartas que al recibirlas te hacían latir el corazón a mil. Es esperar el momento para verse y sentir los abrazos y caricias…
El adolescente no sabe muy bien qué le sucede, pero siente que es bueno y le gusta sentirlo. Tienen la necesidad de estar comunicados 24/7 mediante el celular. Suelen bajar el rendimiento escolar; ponen mayor atención a la imagen exterior y a su apariencia física.
Están pendientes de su imagen, pasan mucho tiempo decidiendo la ropa que se pondrán siendo la moda un elemento muy importante.
¿Cuál es la mejor actitud a seguir de parte de los padres?
El papel de los padres en esta fase es muy importante pues tienen que entenderlos y respetar sus espacios, siempre que no sea un riesgo para su integridad emocional y física.
Los adolescentes se sienten confusos cuando se enamoran, debido a la educación tan vacía de sentimientos que hoy en día existe.
Hay padres que no tienen una relación afectuosa delante de sus hijos o la ocultan por vergüenza. Los hogares en los que no se evidencia el afecto, en los que el cariño no se manifiesta de forma física en forma de besos, abrazos, sino que por el contrario se muestran fríos en sus actitudes, les dificulta a los jóvenes tener un modelo adecuado para su educación en la afectividad.
Se preguntan; ¿Esto que siento será amor? ¿Será solo atracción?
Mitos y Mandatos
La adolescencia y la juventud van creciendo con ciertos mitos que deberían ir desconstruyéndose.
“El amor verdadero es para siempre”. “Sos mi media naranja”. “El amor todo lo puede”
Pensemos ¿Hay que soportar todo en nombre del amor en la pareja?
Hay un mito recurrente «Te cela porque te quiere» mostrando así que los celos son una prueba de amor en la pareja. Pero esto, es dejar la vía libre para cometer actos violentos que incluso se llegan a justificar: “él no es violento… tuvo un mal día”
Señales de Alerta
En la época que vivimos, el control se facilita mediante el uso de los celulares… A través de éstos se controlan los movimientos y vínculos de la pareja. Y así se perpetúa la posesión y dominio del tiempo y la vida de la misma.
Si tu pareja revisar el celular; si te pide la contraseña de Facebook y Twitter; o si te convence de no estudiar determinada carrera, critica tu manera de vestir, de maquillarte o tu forma de ser.
También son frecuentes las amenazas con terminar la relación si no se accede a lo pedido. Descalificaciones, el dejar plantada a la pareja sin dar explicaciones. Culparla por todo… etc.
Todo ello trae como respuesta en la otra parte de la pareja, un sentimiento de baja autoestima provocando comentarios tales como: “yo lo provoqué, me lo merezco”, “va a cambiar, porque en el fondo es bueno”.
La repetición de este tipo de comportamiento muchas veces pasa desapercibida y solapada en actitudes que se naturalizan y no son percibidas como actos violentos por los adolescentes. Incluso algunos identifican estas conductas como muestras de cariño.
Sin embargo la repetición de este comportamiento es la característica de un vínculo violento.
Claudia de 18 años le contaba a su amiga:
“Tenías razón Juan me dirigía la vida… no quería que trabaje; no me dejaba ser yo misma. A veces cuando estábamos en una reunión y yo decía algo u opinaba algo diferente a su pensamiento, me apretaba el brazo y me lo dejaba morado. Yo pensaba que era porque tenía mucha fuerza, pero en verdad, era una forma de controlarme. Y un día cuando se enteró de que había conseguido un trabajo, Juan me golpeó.”
Resumiendo se puede decir que si no se actúa a tiempo, la violencia en el noviazgo adolescente puede llegar a alcanzar mayores niveles de agresión, incluso hasta el femicidio.
¡Que disfruten el domingo!
¡Hasta la próxima semana!
