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«Los niños tienen que aprender a expresarse»: El día que Amalia Gabanes rechazó un curso para Barrio Lalahenes

aprender a expresarse

En diálogo con AG Noticias, Amalia rememoró dos de anécdotas como Presidente Vecinal en Barrio Lalahenes. Contó del día en que rechazó un curso de cerámica para los niños del barrio porque pensaba que «necesitaban aprender a expresarse.»

«Nos ofrecieron un taller de cerámica y yo dije que no» cuenta Amalia. La razón es bastante simple: pensaba que a los chicos no les sería útil saber de cerámica a esa edad. «Me llamó el intendente de ese entonces, asombradísimo de que hubiese dicho que no.»

«Yo le dije que quería a alguien que les diera teatro. Sin salir de su asombro, me dijo que la cerámica le podía servir como salida laboral. Yo le explique que la vida es un teatro. Los niños tienen que aprender a expresarse y a soltar de sí lo que tienen que soltar. Que no era lo mismo un gesto que una sonrisa. No lo podía creer.»

Pese a su asombro, la municipalidad gestionó todo y envió una profesora de teatro. «Hacíamos teatro en la calle. Unas cuatro veces hicimos teatro en el centro.»

La vez que los concejales se sorprendieron de los niños de Lalahenes…

Esta historia se remonta al momento en que un grupo de niños del barrio alcanzaron la edad de los 11 años. «Como empezaron a crecer, empezamos a darle otras actividades. Un día al mes no pasábamos películas y hacíamos otra cosa.

«Un día invitamos a los dos presidentes del concejo deliberante, radical y peronistas en ese momento. Ese día vino la señora Inés Brunengo y el otro presidente. Vinieron con un cuadernito cada uno, haciendo como que iban a tomar nota. Y se sentaron con los chicos, explicaron como funciona el concejo… Una clase de educación democrática.»

Amalia recuerda, más que nada, el asombro de ambos concejales cuando los niños comenzaron a preguntar y a pedir cosas, en base a las necesidades que ellos veían en el barrio. «Esa experiencia fue maravillosa. Después también hemos tenido reuniones con enfermeros, con gente que sabe de huertas. Cada dos por tres venían los bomberos a visitarnos.«

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