AG Noticias le da la bienvenida a una nueva sección que buscará contar las historias de aquellos altagracienses viviendo en diferentes partes del mundo. En esta ocasión, dialogamos con Florencia quien hace más de 20 años decidió emigrar a esta zona tan característica de España con parte de su familia.
AG Noticias le abre sus puertas a una nueva sección en nuestro portal informativo bajo el nombre «Altagracienses por el Mundo». Un espacio dónde buscamos acercarles a los lectores historias de vecinos, amigos o familiares que dejaron su ciudad natal y ahora están viviendo diferentes experiencias alrededor del mundo. En esta oportunidad, conocemos más a la altagraciense Florencia Fossati.
Florencia pasó gran parte de su niñez en la ciudad de Alta Gracia hasta que, junto a su familia, se mudaron a Mar del Plata. La mujer recuerda con inmenso cariño a la ciudad y así lo expresaba:
«Siempre digo que los años más felices de mi vida los pasé en Alta Gracia. Vivía en El Alto en una zona preciosa. La zona de El Cañito donde alquilábamos caballos cuando era chica. Con mi familia disfrutábamos de La Gruta, la gente de La Viña que éramos muy amigos. Tuve una infancia muy bonita».
Sin embargo, las vueltas de la vida y algunos problemas personales la llevaron a tomar la decisión de emigrar a España. Más precisamente a Plama de Mallorca. «El país estaba muy muy mal, pero a mí no me afectaba tanto. Por un problema de personal decidí venirme a Mallorca».
¿Cómo fue transitar la pandemia?
Como es bien sabido, la pandemia del Covid19, conocido comúnmente como Coronavirus, se expandió a varias regiones alrededor del mundo. En su momento, España llegó a ser uno de los países más afectados.
En este contexto, la mujer expresó que la pandemia la vivió dentro de todo tranquilamente en una finca que es donde vive actualmente en el campo y que comparte con un amigo. «Fue una época de descanso en el campo con los animales y la verdad que no sufrí el encierro que sufrieron la mayoría de los españoles. Tuve la fortuna de estar en un campo donde podíamos tirar al arco, jugar y de alguna manera nos divertíamos».
No obstante, si fue un momento duro en el ámbito laboral dado que trabajaba en tres hoteles en el área de mantenimiento. Todos ellos cerraron y Florencia estuvo parada durante casi los dos años de pandemia. «Lo bueno es que tenía unos ahorros, pero me lo tomé con calma y las cosas vinieron como vinieron. Lo mismo fue una situación terrible para muchísima gente».
Luego comentó que cuenta con todas las dosis y dentro de poco se colocará la cuarta porque sus padres son personas mayores. Además, detalló con respecto a los protocolos lo siguiente:
«La mascarilla ya se esta empezando a dejar de utilizar en los colectivos y demás. Sin embargo, en farmacias, en hospitales y demás tenemos que seguir usándolos. Si para salir del país o para entrar según qué sitio es depende de lo que cada país te pide. Hay que ser responsable, yo lo he sido».
La vida en «La Isla Bonita»
La altagraciense pasó la mitad de su vida en Palma de Mallorca y ya va a cumplir 48 años de edad. Cuenta que al llegar se enamoró completamente del lugar. «Mi hermana ya había estado el año anterior y éramos las únicas conocidas en Puerto de Alcudia. Éramos tres chicas, en esa época no había nadie y se hablaba de nosotras como Las argentinas. Pasaron los años y me quedé y no pienso volver».
La isla donde se encuentra hoy en día es conocida como «La Isla Bonita». Después de venirse ella con su hermana, de a poco toda su familia también emigró allí. «Luego vinieron acá mis padres y tengo a toda mi familia acá. Tengo una hermana gemela que vive en Australia y dos hermanos, uno de ellos tiene un grupo de música y el otro que vino con 16 años y le fue muy bien con su propia empresa de sonido».
En cuanto al trabajo, Florencia explicó que en Mar del Plata se desempeñó sobre todo en el área de la telefonía y fue cambiando de rubros. Ahora trabaja en un par de supermercados donde hace mantención de los parkings y el control de los sanitarios.
«Para llegar allá hago varios kilómetros al día. Pero estoy bien y muy conforme. He ejercido y he estudiado. Ahora estoy estudiando Formación Profesional para recibirme dentro de un año en electricista, también se de fontanería, mantenimiento y medio ambiente».
A continuación, la mujer manifestó que la comida mediterránea es muy buena y se come muy sano. A excepción de ciertos lugares de España donde si son de comer mucho. «El aceite de oliva es una cosa impresionante, el jamón y se come tranquilo. Comen mucho en algunas partes, pero acá en Palma no».
Por otra parte, remarcó que con el idioma no se lleva tan bien pero tampoco fue algo que la condicionó al vivir en este país. «Con el idioma no me llevo tan bien, se muy poco del mallorquí y he sido una negada, pero eso tampoco me ha condicionado. No te condiciona nadie en un país extranjero, te condiciones vos mismo».
Finalmente reveló que en Plama se trabaja seis meses y que antes de que la pandemia llegara, se trabajaba mucho más. «Después de la pandemia estuvo todo parado, pero mal. Nunca había visto las playas tan vacías como lo estuvieron. Este año parecen cucarachas de nuevo todos juntos y amontonados«.
Reflexión y lecciones: «Uno tiene que hacer lo que sienta»
Florencia reflexionó que cada uno tiene que hacer lo que de verdad sienta y no dejar que nada ni nadie lo condicione para cumplir su sueños.
«Si uno lucha bien y se comporta bien en otro país extranjero, te va a ir bien. Es lo que hay que hacer, ser educado. Ese es uno de los valores más importantes que me ha dado mi familia y lo valoro mucho. Tenes que seguir unas reglas. No es lo mismo Argentina donde a veces parece todo como así nomás y no se entiende cómo podemos vivir así«.
Asimismo, aseguró que ella tuvo mucha valentía a la hora de tomar la decisión de emigrar cuando todo aún era muy complicado. Pero su familia no le permitió bajar los brazos y la apoyaron incondicionalmente en todas sus decisiones. «Como contaba, ellos se vinieron después conmigo junto a mis hermanos. Tengo ya una estructura bien armada que son ellos y son mi pilar. Un consejo a todos es que amen a su familia, cuídenlos porque la vida pasa muy rápido. Hoy estamos acá y mañana no sabemos«.
Otra cosa que declaró es que la gente piensa que venir a España es venir y triunfar y no es así porque cuesta y mucho. «Yo conseguí tramitar la ciudadanía italiana y no tuve realmente ese problema. Pero no es solo soplar y hacer botella».
En relación a los argentinos que emigran en grandes cantidades, a la mujer le tocó observar cómo esas mismas personas terminaron por hacerlos quedar mal a ojos de la gente de ese lugar.
«Alquilabas un apartamento lleno de electrodomésticos a un argentino este antes de irse y volverse a su país, te vendía el microondas, la heladera y todo. Dejaban la casa así. A raíz de ello dejaron de darle alquiler a nosotros los argentinos a excepción de que fueras conocido o que tuvieras algún contacto. Sino te pedían de todo. Eso fue un error que han cometido muchos y por eso nos miran mucho y no tan de buena forma».
Por otro lado, comentó que España transita por una época complicada hoy por hoy. La guerra entre Rusia y Ucrania está afectando la vida en este país.
«Los precios se han ido por las nubes, los alquileres, la comida, han subido el IVA a un 21% según ciertos elementos, la luz y el gas. Sumado a que buscar trabajo en estos momentos es muy difícil, por lo menos acá en Mallorca o por como esta España. Sé que hay mucha gente que sigue con el sueño de querer venir para acá y eso no se lo quita nadie. Sin embargo, está muy complicada la situación, ya no es lo que era hace 20 años atrás«.
Un lugar en el mundo: Alta Gracia
Finalmente, Florencia dejó en claro que no regresaría a vivir a Argentina ya que solamente pensar en la inseguridad de nuestro país le produce muchísimo miedo. Sin embargo, un lugar en el mundo en el que le gustaría estar sin duda alguna sería su querida Alta Gracia.
«Me dolió irme de Argentina y claro, como no me va a doler si es mi tierra. Si yo tuviera que decir un lugar en el mundo en el que me gustaría estar es Alta Gracia. Casi siempre cuando sueño en algo es ahí. Lo que pasa es que las vueltas de la vida y el país en el que vivimos hicieron que me tuviera que ir».
Y concluyó: «Yo no volvería. Volvería si a ver a mi Alta Gracia todos los años de mi vida. Hace ya 8 años que no voy. Tengo a mi prima que es directora de dos colegios, mi tío vivió en Alta Gracia y falleció hace poco. Tengo familia, tengo primos y tengo amigos. Así que todo eso me mueve e iré cuando pueda«.
