Por Germán Tinti (especial para Crónicas al Voleo)
El partido había tenido un primer tiempo intenso, con cuatro goles, dos por bando, y toda la carga emocional y un poco morbosa que trae aparejado –para los aficionados de todo el mundo– un Argentina vs. Inglaterra.
El entrenador inglés, Glenn Hoddle, integró, doce años antes, el seleccionado de su país y fue uno de los gambeteados por Maradona en el mejor gol de la historia de los mundiales. Estaba en la historia del fútbol pero por los peores motivos. En la previa a duelo en Saint-Etienne, seguía obsesionado por ese inolvidable enfrentamiento. «Por culpa de ese gol de Maradona con la mano estuve tres noches sin dormir. Pero no puedo vivir del pasado y por tal motivo no les voy a exigir a mis jugadores que ganen por mí y por mis compañeros de 1986. Ellos tienen que triunfar por ellos mismos y no por la historia», expresó en una conferencia de prensa.
Dos penales y una jugada de pizarrón
Había abierto el marcador el equipo sudamericano a través de un penal ejecutado por Gabriel Omar Batistuta cuando apenas iban 8 minutos. Pero tan solo dos minutos después, Alan Shearer había logrado el empate para los británicos, también desde los 12 pasos. En apenas 120 segundos el mediocre árbitro danés Kim Milton Nielsen compró una simulación del «Cholo» Simeone y un piletazo de Michael Owens.
El primer tiempo continuó siendo intenso. El propio Owens puso en ventaja a los ingleses y sobre el final, Javier Zanetti empató para los albicelestes con un recordado gol que fue producto de una jugada preparada. Más allá de lo bien jugado aquel tiro libre y la tan brillante como sorpresiva definición del «Pupi» con pierna izquierda, y por aquello del «efecto mariposa», aquel gol repercutiría en la otra punta de Europa.
El polaco fan
A casi dos mil kilómetros de Saint-Etienne (donde se jugaba el partido) Marek Kopacz, fiscal en lo penal de la pequeña ciudad polaca de Szdlowiec y fanático del fútbol, decidió demorar un rato el habitual paseo de su perro y guardar su auto en una cochera. Una rutina que repetía cada noche a las 10 en punto y que había adquirido desde que una banda de extorsionadores a los que le pisaba los talones decidiera hacerle ver su disconformidad con la persecución destruyendo a hachazos su anterior vehículo.
El momento más caliente del segundo tiempo se produjo en los primeros instantes del complemento. Fue cuando Diego Simeone empujó a Beckham en la mitad de la cancha y el inglés, ya en el piso, levantó su pierna intentando que el argentino se caiga. Nielsen amonestó al Cholo y le mostró la roja a David. La acción persiguió al delantero inglés durante muchos años, a punto tal que en un documental estrenado este año, el ex delantero del Manchester City y del Real Madrid confesó: «nunca hablé de eso, no puedo hacerlo. No comía ni dormía, hizo mella en mí, no me conocía a mí mismo».
Una definición explosiva
El segundo tiempo continuó entretenido. Ambos equipos buscaron la victoria pero no fueron eficientes a la hora de definir y debió jugarse tiempo suplementario. En Szdlowiec, Kopacz miró con entusiasmo el alargue y se ilusionó con la emoción de la definición por penales. Algo que se anticipaba como un buen epílogo para un parido que se mantuvo intenso hasta que el árbitro danés marcó el final del partido.
La resolución del partido fue tan emocionante como los 120 minutos de juego. Pero Marek Kopacz no alcanzó a ver cómo el arquero argentino, Carlos Roa, detenía el disparo de David Batty y lograba que Argentina pasara a Cuartos de Final. Una fuerte explosión en la calle despertó lo sacó del partido y –con un mal pálpito– salió a ver que sucedía.
En la vereda comprobó dos cosas: que no debería llevar el auto al estacionamiento y que ya no tenía auto. Su Toyota Corolla estaba completamente destruido y en llamas. Los extorsionadores continuaban enfadados con él y habían puesto una bomba en su coche programada para que estalle pocos minutos después de las diez de la noche.
Ewa Kopacz, esposa de Marek, dijo a la prensa que «cuando terminó el partido oímos un tremendo estruendo, nos asomamos a la ventana y vimos que ardía nuestro auto. Todos los días solía bajar con el perro a las 22hs. y después solía llevar el auto al estacionamiento de la policía».
Carta al salvador
Cómo no podía ser de otra manera, el hecho conmocionó profundamente al fiscal que no tuvo dudas que el gol de Javier Zanetti le había terminado salvando la vida. Tiempo después decidió escribirle una carta al futbolista argentino relatándole el suceso y agradeciéndole por haber evitado que muriera en el atentado. Para hacérsela llegar al defensor del Inter de Milán se puso en contacto con la leyenda del fútbol polaco, Zbigniew Boniek, quien le refirió la historia al «Pupi».
«El gol a Inglaterra nos permitió ir a los penales y clasificar. Él (por Marek) salía todos los días a la misma hora, pero ese día se quedó para ver el final. Le conocían los movimientos y le habían puesto una bomba. Pero el auto explotó mientras él veía el alargue. Una cosa increíble» contó Zanetti en una entrevista con ESPN, agregando que «me escribió una carta diciéndome que le salvamos la vida y me agradeció. Es increíble que mi gol salvase la vida de una persona. Pero la verdad es que yo siempre juego para ganar y eso fue lo que hice en aquel partido contra Inglaterra. Confieso que me gustaría mucho conocer personalmente a la persona que cree que vive gracias a mí».
Finalmente el encuentro no se produjo. Marek Kopacz murió por causas naturales en su casa de Szydłowiec en 2013, sin poder agradecerle a Zanetti en persona por haberle prolongado la vida.