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¿Vos cómo lo ves?

¿Vos cómo lo ves?. Hoy: «Prejuicios… No todo es lo que parece»

¿Vos cómo lo ves?. Hoy: "Prejuicios… No todo es lo que parece"
Lic. Patricia Orofino (*) Psicopedagoga Psicoterapeuta Familiar
Mat. 5108-76

Cuando pensé en escribir acerca de este tema, enseguida me vino a la cabeza lo que mi papá decía: “No solo hay que serlo sino parecerlo”

Siendo adolescente no prestaba atención al significado de tal frase; lo único que me preocupaba y enojaba era que a consecuencia de eso no podía salir de casa en minifalda, ni volver muy tarde de una fiesta… por el qué dirán los vecinos.  

A la luz del tiempo que ha transcurrido, ahora le diría que no estaba tan errado porque el prejuicio actual es tan o más fuerte que en aquellos tiempos y en la antigüedad.

“El sentido común es el conjunto de prejuicios acumulado a través de los siglos”

                                                                                                                      Albert Einstein     

El hombre que dormía en la calle

Trabajando en una empresa en pleno centro de Buenos Aires, todos los días cuando llegaba a la mañana temprano, me encontraba con un hombre viejo al que uno podría llamar por su aspecto y condición, un “linyera». Estaba acostado cerca de la puerta de entrada durmiendo en su cama, bien armada con mantas y diarios.

Un día, salí más tarde de lo acostumbrado del trabajo y ahí lo veo llegar a su lugar de siempre con su manta, listo para enfrentar la noche.

Fui al bar de al lado, compré un sándwich y se lo alcancé; debo reconocer que me daba una cierta aprensión al ver su aspecto un tanto sucio y descuidado. Pero me llevé una gran sorpresa cuando me dio las gracias diciéndome que se llamaba Miguel.

Y más aún, cuando iniciando una conversación me dice que no siempre estuvo así. Contó que había estudiado diseño gráfico aunque  trabajó como mecánico muchos años hasta que, según dijo en lunfardo, “la suerte que es grela me llevó a mi esposa y a mi hijo en un accidente automovilístico”.

Entonces, ahí estaba… ¡dejando que le pase la vida!

Pero a mí no me pasó lo mismo; me quedé impactada al descubrir que yo también he tenido mis prejuicios; quizás enmascarados o heredados… pero lo que sí sé es que me hizo tomar conciencia de ello, lo cual fue el primer paso para desandar ese camino.

“Nada nos engaña tanto como nuestro propio prejuicio” 

Leonardo  da Vinci

¿Escuchaste alguna vez estas generalizaciones?

“Tenía que ser una mujer al volante”; “es un negrito, ¡qué  esperas!!» Y así tantas otras.

Según el psicólogo Stamateas, el prejuicio es la “sombra” de algo propio, algo que se considera malo y al no aceptarlo así, se proyecta en otros.

El que prejuzga lo hace desde una postura rígida, creyendo adivinar cómo son los demás basándose en pistas falsas y sin un argumento real. Damos por ciertas esas opiniones y en consecuencia actuamos.

Sin sacrificio no se logran las cosas

Este prejuicio nos viene como herencia de otra época en la cual el rol de una esposa era lavar, planchar, cocinar y sin animarse a pedirle al marido que la ayude por ejemplo, a poner la mesa.

Nunca se le ocurriría hacer algo placentero para ella misma. Pero resulta que luego de varios años en los cuales fue acumulando resentimientos, un día… explota repentinamente.

Desde una mirada actual, sabemos que podemos ser amados por lo que somos y lo que nos gusta hacer; y que también podemos mimarnos…disfrutar de un rico desayuno, de encuentros con amigas…

Ahora bien, en algún lugar de nuestro inconsciente tenemos guardado el estar más entrenados para el sacrificio que para el placer. Sería bueno que para derribar los cimientos de esa creencia podamos pensar en “esfuerzo” en lugar de “sacrificio”; es algo que seguro cuesta, pero a la vez gratifica. Puede valer hacer el esfuerzo por algo que se quiere, pero no por sacrificio.

Un invitado imprevisto

Una mujer entró en un restaurante y pidió un plato de sopa. Mientras le traen el pedido, se levanta y al volver a sentarse ve que un chico de color está sentado delante de su plato. Ella empieza a tirar del plato y el chico hace lo mismo. Asi que ella, al ver que no puede ganar comienza a  tomarse la sopa, y el chico también. Los dos ponen sus cucharas en el mismo plato. Cuando termina de comer, el chico se va.

La mujer enojada se levanta y vio que no estaba su bolso colgado de su silla, entonces pensó que el chico además de robar su sopa, también robó su bolso. Y se dijo “¿Qué se puede pensar de un chico de color?”. Va  hacia la puerta pero se da cuenta que justo en la mesa de atrás, está su bolso y su sopa!!

Se había confundido y sentado en otra mesa por equivocación.

“Los que jamás cambian de opinión deben asegurarse de juzgar bien al principio.”

                                                                           Jane Austen – Orgullo y Prejuicio

Y sí… el prejuzgar me hace quedar donde estoy y ni siquiera hacer el esfuerzo de entender lo que no es como yo.

Cornelia en el espejo

Les comparto un sutil e irónico relato de la escritora Silvina Ocampo, de quien es válido aclarar que pertenecía a una familia aristocrática de nuestro país, aunque ella siempre fue irreverente, transgresora y despiadada crítica de los prejuicios de su familia.

Siempre fue considerada una rebelde y excéntrica por no seguir el modelo familiar.

…”¡Cornelia! Mi nombre me hace reír. Que quieres, en los momentos más trágicos me río o enciendo un cigarrillo y me echo al suelo y te miro como si nada malo tuviera que suceder.”

…”Soy espejo, soy tuyo. Desde que cumpliste seis años, quisiste ser actriz; tu padre, con su cara de prócer, tu madre, con su cara de república, se opusieron.

Qué absurdas son las personas respetables. Cuando guardas las pieles y los fieltros en alcanfor renace tu desconsuelo; en realidad la gente se opone a nuestra vocación; es como la polilla, hay que combatirla día tras día, año tras año.

-Es cierto! Pero no me menciones  las polillas ni el alcanfor ni las pieles ni a mi familia, ni siquiera mi nombre. ¡Qué ridículo me parece! Podría llamarme Cornisa, sería lo mismo…”

…”Vivo en un mundo opaco, material, sin aire… comprende que en lugar de sueños tengo a veces pesadillas”…

¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”

                                                                                                                 Albert Einstein

¡¡Que tengan un lindo fin de semana!!

nakasone