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La Educación sobre la Mesa

La Educación sobre la Mesa. Hoy: «Pensamiento crítico, acciones consecuentes»

La Educación sobre la Mesa. Hoy: "Pensamiento crítico, acciones consecuentes"
Por Laura Iglesias (Especial para «La Educación sobre la Mesa»)

Hoy las nuevas tecnologías y las redes sociales son fuente generadora de información inmediata con múltiples finalidades. Discriminar entre veraz, certera o dudosa, es la cuestión. La mejor manera de hacer frente a los argumentos falaces es desarrollar el pensamiento crítico para analizar lo que leemos, escuchamos o vemos antes de darlo como verdadero.

Hoy ser niño o adolescente, es habitar un mundo con sobrecarga de información. Es morar en una sociedad que hibrida entre lo real y lo virtual, donde conviven las relaciones personales con las conexiones digitales; donde la identidad distribuye su tiempo y atención entre el yo real y el avatar, donde los llamamientos a las emociones y a las creencias pugnan por ganarle la batalla a los hechos. Un navegar sin fin en redes sociales, plataformas de videojuegos y reproducciones de videos virales.

Seguramente impacta leerlo así, pero es la realidad que nos circunda, y se convierte en parte de la huella biográfica de los niños y adolescentes, el contexto y las circunstancias en que hoy se desenvuelven. Circulan en los pasillos de adultos afirmaciones como “hoy los niños no son tan críticos como en generaciones anteriores”. Y cómo medirlo, cuantificarlo, en escenarios tan disimiles a los vividos en nuestras propias infancias.

La misma inmediatez, que es un sello de las nuevas generaciones, es tal vez el factor que influye y propicie una menor predisposición para que puedan tomar un tiempo y poder reflexionar sobre los sucesos que acontecen a su alrededor. La familia, como entorno cercano, se convierte así en un ente primordial para promover momentos que estimulen la observación de los hechos que suceden en el cotidiano de los niños.

Pensamiento crítico, significado

El pensamiento crítico es una capacidad que permite a las personas formar ideas, representaciones de la realidad en su mente, relacionarlas a su vez entre sí, para otorgarles una valoración, y sobre éstas elaborar conclusiones, tomar decisiones, resolver situaciones que se presentan cotidianamente en la convivencia. El sentido crítico nos ayuda a discernir entre argumentos mediocres y veraces, a distinguir la información de valor de la prescindible, a deshacer prejuicios, a inferir conclusiones bien fundamentadas, a generar alternativas, a mejorar la comunicación y, en definitiva, a ser dueños de nuestro pensamiento y actuar en consecuencia.

La escuela, un espacio de construcción

La capacidad de ejercer el pensamiento crítico implica la posibilidad de elaborar juicios autónomos referidos a aspectos de la realidad, opiniones de otros y acciones propias o ajenas

(Argentina, Ministerio de Educación, 2010, p. 32)

Para el desarrollo de esta capacidad fundamental fuertemente relacionada con todas las demás…

La escuela ha de comprometerse a ofrecer a los estudiantes situaciones de aprendizaje que los desafíen a profundizar en diferentes problemáticas, analizar y confrontar posturas diversas sobre una misma cuestión, evaluar los argumentos en los cuales se sostienen, asumir y fundamentar posicionamientos personales. Se trata de formar sujetos críticos y creativos, capaces de dirigir su visión, de observar, de situarse en el mundo, de desnaturalizarlo, de interpretarlo y comprenderlo y, así, poner en práctica ideas originales e innovadoras que contribuyan a crear un orden social más justo.

(Calidad e Igualdad Educativa/Ministerio de Educación de Córdoba)

Las técnicas

Entre algunas técnicas para abordarlo en el aula podemos citar como ejemplo, los debates sobre cuestiones controvertidas o el Aprendizaje Basado en Problemas, entre otros. En opinión de los psicopedagogos se debería: “por una parte, pasar de darle una importancia teórica a una relevancia práctica, que muestre lo que supone desarrollar ese pensamiento crítico en uno mismo y en los demás. Y, por otra, implementar estrategias que se han demostrado válidas para su desarrollo, como favorecer las habilidades argumentativas, reflexivas, la empatía, la capacidad de relativizar las cosas, la capacidad de comunicar, la importancia de diferenciar lo importante de lo accesorio, la necesidad de aprender a vivir en y desde la diversidad o el trabajo en equipo de una forma activa e interactiva”.   

“Es importante rescatar el protopensamiento, compuesto por el asombro, la curiosidad y cuestionamiento. En una sociedad que tiende a sobre estimularlos, hay que alentar el asombro de lo cotidiano, de aquello que nos rodea, con la necesidad de querer saber más sobre aquello que nos sorprende, y desemboque en un cuestionamiento, y para ello aparece como  necesario que aprendan a realizar buenas preguntas.” “Teniendo en cuenta que el pensador crítico no es una persona a contracorriente, sino, sobre todo, una persona que tiene en cuenta que las ideas están al servicio de las personas”. “José Carlos Ruiz – Filósofo Español.

De origen antiguo

El pensamiento crítico no es un concepto nuevo ni mucho menos, de hecho, su origen se remonta a la antigua Grecia: Sócrates y su mayéutica, Platón y su dialéctica, Aristóteles y su retórica. Para cerrar nuestro encuentro de hoy citamos la definición para este concepto de Francis Bacon, que data de 1605:

«El pensamiento crítico es tener el deseo de buscar, la paciencia para dudar, la afición de meditar, la lentitud para afirmar, la disposición para considerar, el cuidado para poner en orden y el odio por todo tipo de impostura».

¡Qué disfruten de un hermoso domingo!

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