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¿Vos cómo lo ves?

¿Vos como lo ves?. Hoy: «La mirada del otro, ¿qué ves cuando me ves?»

¿Vos como lo ves?. Hoy: "La mirada del otro, ¿qué ves cuando me ves?"
Lic. Patricia Orofino (*) Psicopedagoda Psicoterapeuta Familiar
Mat. 5108-76

Jean Paul Sartre escribía: “El Infierno son los otros. La mirada del otro es un juez omnipresente que nos transforma en sujetos que pueden ser juzgados en cualquier lugar, aquí y ahora”

Y el sociólogo Ewing Goffman afirma que “sin la experiencia de un prójimo, la existencia pierde su sabor”.

¿Cuánto nos transforma esa mirada?

Una foto publicada en un noticiero muestra a Moria Casán en bikini, al natural, con el cuerpo de una persona acorde a su edad. Esta foto dio pie a iniciar una encuesta, tanto a mujeres como a varones en la playa  Bristol de Mar del Plata. Las opiniones de ambos coincidieron en que ella podría mostrarse como quisiera y que eso estaba bien.

Pero, hubo una mujer que se expresó de esta manera: “Señora… no sea ridícula, no tiene edad ya para eso”. Otra dijo acerca de ella misma: “Yo uso bikini pero en mi ciudad no, allí  todos me conocen».

¿Prejuicios? ¿Baja autoestima? ¿Envidia?

Es interesante  la respuesta que dio Moria a ese comentario. En él hizo alusión a aquello que nos preocupa a las mujeres en general: Celulitis + Arrugas =  Libertad. Además agregó algo que tiene que ver con su alta autoestima: “Yo me amo…Tapate vos”.

¿Qué opinan? Creo que hay que animarse y no estar pendientes de lo que otros nos digan. No es fácil, porque venimos de generaciones en las que el prejuicio ha estado a la orden del día.

En una entrevista al actor Alfredo Alcón le preguntaron:¿Le importa la mirada del otro? ¿Y la crítica?

 “Sí, me importa… yo puedo poner el alma en hacer una obra y vos me decís: ´No me llegó´…es tremendo!»

Es entonces que la mirada y la opinión de otro confirman a la persona, su propia existencia y es en donde encuentra los límites a sus posibilidades.

En la obra escrita por Jean Paul Sartre: “A  puerta cerrada” trata de la influencia de las miradas ajenas en la psiquis personal. Allí se muestra que cuando no hay posibilidad de amor, empatía, solidaridad… «el infierno son los otros” y es un infierno en el que no hay fuego ni tridentes.

Y no hay salida, si las relaciones entre los seres humanos están viciadas de egoísmo y de falta de respeto.

En el mundo en que habitamos, salir del infierno que plantea Sartre, es darnos cuenta de cómo podemos afectar a los otros y cómo los otros nos afectan.

Somos un vínculo, estamos ligados.

¿Quién soy?… ¿Cómo soy?

La identidad se va construyendo desde el nacimiento mediante las figuras parentales; éstas van transmitiendo al niño aquellas sensaciones agradables, desagradables y emociones que van apareciendo a medida que crecen ayudándoles así, a mentalizarlas.

Desde el psicoanálisis, “la mirada” se encuentra relacionada con la mirada materna. Ambos se encuentran cohesionados. Dependiendo de esta mirada, la persona puede llegar a ser independiente o dependiente; ser más o menos vulnerable. Afecta de alguna manera a la autoestima en general.

En estudios realizados con niños adoptados, que no han tenido las figuras parentales, se ha observado que esto tiene una influencia negativa en la construcción de su identidad.

A menudo son niños que no han sido “mirados” o que solo lo han sido de forma intermitente. No han permanecido suficientemente en la mente del niño, como para que después puedan entender qué les pasa, qué les gusta, qué les molesta…

El mensaje que se transmite es “no existes para mí, no te tengo en  cuenta”. Este mensaje es más devastador que un rechazo.

¿Qué pasaría si nadie nos mirara?

La indiferencia es dolorosa. Si, por ejemplo, le estás contando a un amigo una experiencia que tuviste, y sucede que él no te mira y sin que hayas terminado de contar lo tuyo, hace lo propio con lo de él… es evidente que no escuchó ni le interesó. Esa indiferencia lastima.

Cuando las miradas de dos personas se intercambian, ahí existe la comunicación no verbal que crea una conexión entre ambos.

Nos importa la mirada, la opinión de los otros, pero resulta que la mirada más importante tiene que ser la de uno mismo.

Si bien la búsqueda de la aprobación de otros es inevitable, puede llegar a interferir con nuestra intuición, que es lo más valioso. Si buscamos la opinión de los demás, nos daremos cuenta que cada uno dará una respuesta según su experiencia… que no es la tuya.

Muchos comportamientos y decisiones están determinados por lo que dirán los otros. Es como estar prisioneros sin permitirnos mostrar quién verdaderamente somos y así nos quitan la libertad de acción.

Las relaciones con los demás están bajo la evaluación de sus miradas, siendo el objetivo final la búsqueda de la aprobación.

Algunas veces hacemos cosas aunque nos sintamos molestos o incómodos, sin responder a nuestras propias necesidades. Y esas acciones realizadas a disgusto para conformar a otros, nos produce enojo, rabia, porque no es lo que hubiéramos deseado hacer.

Lo cierto es que es verdad… los otros nos miran… nosotros miramos y ¡todos nos miramos!

Lo importante es que así sos vos… tal cual… y tenés que aceptarte sin depender de cómo te miran.

No es una tarea fácil, pero hay que darse cuenta para sentirse más libres.

Te propongo un ejercicio.

 Si tuvieras que hacer una presentación de vos mismo… ¿qué dirías?

                                                                    ¡Hasta la próxima!

¡¡Que tengan muy buen fin de semana!!

nakasone