AG Noticias
¿Vos cómo lo ves?

¿Vos cómo lo ves?. Hoy: «Enamorarse del más difícil. Un cóctel embriagador»

¿Vos cómo lo ves?. Hoy: "Enamorarse del más difícil. Un cóctel embriagador"
Lic. Patricia Orofino (*) Psicopedagoga Psicoterapeuta Familiar Mat. 5108-76

Enamorarse. Sentir esa atracción es como subirse a una montaña rusa; se puede estar en la cima de la relación y al momento siguiente, se está en caída rasante.

Es un constante ir y venir de sentimientos, lo cual paradójicamente te hace inolvidables los pocos buenos momentos compartidos.

Este tipo de relaciones es más común de lo que se supone, por lo tanto se hace muy interesante observar aquellas conductas que tanto atrapan.

¿Cuál es ese encanto?

Quizás reconozcas alguna de estas actitudes:

Estás en un bar y de repente te sentís observada por esa persona que te gustó, pero que a la vez cuando correspondes a su mirada, él está entretenido con su celular; es el juego del te miro, pero… no.

 Ó cuando te dice: “espérame que ya vuelvo”; pero… no

Me gustas mucho, me encantó conocerte… mañana te llamo y nos vemos; pero…no. Pasan dos semanas y recibís su llamada y te sentís como en las nubes.

Llegados a éste punto empiezan a surgir tus inquietudes; me  quiere… no me quiere… tal como si deshojaras una margarita. Y resulta que esta incertidumbre aumenta tu deseo de conquistarlo, en especial si no estás segura de lo que él siente.

Pareciera que este halo intrigante que lo envuelve va generando un deseo en descubrir qué hay detrás de todo eso.

Resulta que desde que somos pequeños sentimos el impulso de explorar lo que está oculto; investigar aquello que nos parece misterioso.

Es posible que ese impulso tan normal y esperable en la etapa evolutiva de la niñez, se siga repitiendo cuando somos adultos, aunque de manera diferente y con otro objeto de deseo.

Incluso intuimos que un hombre de esas características no nos brindará casi nada positivo, nos lastimará, sufriremos… Pero continuamos porque tiene ese toque peligroso, arriesgado… distinto.

La historia es siempre la misma…

Una muchacha buena, dulce, sumisa conoce al muchacho difícil y se enamora de su rebeldía y osadía. Él no la trata como ella merece y entonces le rompe el corazón… pero ella sigue enamorada, aun sabiendo que no puede tener una relación sana.

¿Será que en el fondo un instinto masoquista nos guía a seguirlos?

¿Pensaremos que con nosotros va a cambiar?

¿Queremos  salvarlos? ¿Queremos ser” la elegida”?

Éstas podrían ser algunas de la ideas preponderantes acerca del porqué a algunas mujeres les interesa ese tipo de hombres.

Y, ¿Cómo son los hombres difíciles?

En primer lugar cuentan con un alto grado de confianza en sí mismos; dicen y actúan como les parece en cada momento sin tener en cuenta lo que los demás piensen de ellos.

Poseen una gran cuota de narcisismo y poca empatía; son bastante manipuladores y no le temen al riesgo y el peligro. También a alguno de ellos le atrae que la mujer se “haga la difícil” pues les agrega un mayor estímulo para lograr su conquista. Más que enamorarse, ellos se encaprichan.

Al final hace que los buenos momentos sean muy buenos e inolvidables y un pequeño gesto de cariño, la mujer se lo valúa multiplicado por diez.

La escritora Angela Mastreta relata:

“Y entonces se enamoró, de la única forma en que las mujeres inteligentes pueden enamorarse… sí, así como una “idiota”, aunque él nunca fue capaz de entender todos los poemas que le leía para explicar mi amor”

Cuando por el contrario se conoce a un hombre serio, amable, que te promete que nunca te dejará y que te dará siempre seguridad y tranquilidad… llega un momento que, al faltar una cierta emoción en la rutina diaria, la relación se va opacando. Quizás con este tipo de hombre se vive reprimiendo el propio lado rebelde.

“En los amores imposibles, la esperanza es lo primero que hay que perder”. (Psicólogo Walter Riso)

nakasone