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¿Vos cómo lo ves?

¿Vos cómo lo ves? Hoy: Emociones a flor de piel

Lic. Patricia Orofino (*) Psicopedagoda Psicoterapeuta Familiar Mat. 5108-76

Estamos exultantes de alegría por haber vivido la experiencia inolvidable de ser Campeones del Mundo en este tan increíble partido final… ¡Que algunos dirían para el infarto!

Pareciera que así como en la vida… cuando creemos que ya estábamos alcanzando el éxito… pasa algo y se trunca. Pero, al igual que en el fútbol, nos rearmamos y con voluntad y empuje demostramos que cuando el objetivo es importante , seguro hacemos un gol! No es magia.

Y aquí estamos, seguimos festejando todos unidos, sin grietas…hermanados.

De pronto, ya estamos en Navidad. Empezamos a tejer la trama tradicional de miles de instantes repetidos año tras año, en los que se mezclan y conviven deseos de felicidad…la compra de regalos…los adornos para el arbolito. Y surgen las preguntas consabidas de siempre… ¿dónde la vamos a pasar?; con tu familia o con  la mía? desatando así ,eternas discusiones por si hago o no el Vitel toné…turrones o garrapiñadas, pan dulce …los regalos… Momentos!!

Entonces, en medio de todo eso inevitablemente  recordamos que un día, tuvimos que parar todo más allá de nuestra voluntad. Esa pandemia nos mantuvo lejos y separados de todo aquello que constituía nuestro marco de seguridad. Y estuvimos a solas, con nosotros mismos…sin abrazos, sin regalos, sin despedirnos de quienes fueron partiendo en triste soledad.

A la distancia, vemos que  fue un antes y un después en nuestra vida.

 Y más allá del terrible saldo  que nos dejó… ahora en libertad, podemos empezar a valorar lo mucho o poco que tenemos, lo tanto que nos necesitamos  unos a otros; darnos la oportunidad de renacer a la vida de forma diferente porque algo de nosotros cambió.

Sentir el verdadero espíritu de la Navidad es celebrar el Nacimiento de Jesús, aquel que cambió el rumbo de la humanidad más allá de cualquier credo.

  Y con éste mismo espíritu abracemos a los que amamos…alejemos los rencores y permitámonos expresar nuestros sentimientos; y agradezcamos la vida,  que tan cerca estuvimos de perderla.

Un cuento de Navidad

En una casa más o menos humilde vivía una familia compuesta por el matrimonio y sus dos hijos…Juan de 24 años y Lucía de 4 añitos.

Al acercarse la Navidad, el padre había comprado un rollo de papel metalizado para envolver los regalos que iba a poner en el arbolito. El 23 a la noche, el padre decidió envolver los regalos, más simbólicos que valiosos.

Pero tuvo una desagradable sorpresa al ver que el tubo de cartón donde venía enrollado el papel, estaba sin él. El padre explotó de furia y llamó a la familia para ver quién había usado ese papel.

La pequeña Lucía apareció con la cabeza gacha y le dijo a su padre que ella la había usado.

“¿Podrías decirme para qué tontería usaste ese papel?”  La niña volvió corriendo y trajo un paquete del tamaño de una caja de zapatos, envuelto con varias capas de ese papel metalizado.

“¿No te dijo tu madre que no debes tocar las cosas de los mayores para tus juegos?”

-“Es un regalo de Navidad- dijo la niña- para el arbolito”

“Y se puede saber para quien es este regalo  tan valioso para usar todo el rollo del papel?”

“Y para quién va a ser? Para vos papá”

El hombre se enterneció y abrazándola le pidió disculpas por los gritos. Abrió el paquete y el hombre volvió a explotar…”Usaste ese papel para envolver una caja vacía?”

“Es que la caja no está vacía, papá, yo soplé adentro cincuenta y ocho besos para vos”

El padre la abrazó otra vez y le suplicó que perdonara su ignorancia.

Dicen que el hombre guardó para siempre la caja debajo de su cama y que siempre que se veía derrumbado, abría la caja y tomaba de ella un beso de su hija.

Esto le ayudaba a recuperar la conciencia de lo que era importante, de aquello que eran solo tonterías.

Y así, el Fin de Año nos encuentra haciendo un racconto de pérdidas y ganancias y al empezar el Año Nuevo nos prometemos hacer cambios en las cuestiones de nuestra vida que podríamos mejorar.

Y si ésta vez hacemos algo distinto? Podríamos hacer un nuevo pacto con la vida, con el Universo…cosas nuevas.

¿Qué pensás que  podés ofrecer? Y ¿qué podríamos recibir?

¿Podremos comprometernos a dar para que otro disfrute de aquello que necesita?

Puede suceder entonces un milagro de Navidad y aquello que demos, nos vuelva como boomerang en la forma de otras bendiciones. Sería maravilloso no?

¡Que tengan una bendecida Navidad y un excelente Año Nuevo!

nakasone