AG Noticias
Locales

Terminal de Ómnibus: Puerta de ingreso a la ciudad, pero… ¿Cómo nos ven desde afuera?

Terminal de Ómnibus: Puerta de ingreso a la ciudad, pero... ¿Cómo nos ven desde afuera?

En esta breve crónica, nos proponemos a pararnos desde el punto de vista de dos turistas que recién llegan a la ciudad. Su primer vista de la ciudad es la Terminal de Ómnibus. Ubicados en ese punto, narramos la situación actual del edificio que deja mucho que desear y que devuelve una imagen particular a las personas.

Acabábamos de llegar a la ciudad de Alta Gracia. No conocíamos este lugar, pero teníamos muchas ganas de hacerlo ya que varias personas nos han recomendado visitar toda su cultura y sus museos. Es, sin duda alguna, una ciudad turística que destaca por ello.  La puerta de ingreso a la localidad es su Terminal de Ómnibus, edificio donde bajamos. De hecho, bien sabemos que las terminales funcionan como el nodo logístico para el transporte de pasajeros y puntos neurálgicos de la región para que turistas de diversos lugares de la provincia se acerquen a conocer la ciudad.

Lo primero que vimos metros antes de llegar, es que está enmarcada por los alrededores que la caracteriza y distingue de las demás. Nos referimos a su ubicación entre las cercanías de los principales atractivos turísticos de la ciudad, como el Santuario de la Virgen de Lourdes, La Gruta y al frente de la misma, el verde único que rodea al arroyo. Sin embargo, por dentro de este edificio, lo que pudimos observar es un retrato completamente distinto.

El día que llegamos, afuera llovía a cantaros. Adentro el panorama no era mucho más alentador. Había goteras por todos lados, baldes y palanganas puestos en el piso para recoger el agua que caía incesantemente de los techos del lugar. Tachos de pintura disfrazados de contenedores para juntar el agua que ingresa por el techo y dibujan un laberinto en el suelo.

Terminal de Ómnibus: Puerta de ingreso a la ciudad, pero... ¿Cómo nos ven desde afuera?

Apenas arribamos, quisimos también comprar productos regionales de la ciudad para regalarles a nuestros seres queridos, pero el único bar que se encontraba abierto en el sitio no poseía lo que buscábamos. Creímos que en los alrededores habría más locales comerciales, pero no, este era el único… Lo que nos dejó con ganas de poder comprar y también nos hizo pensar el porqué de la falta de negocios así.

Espacios vacíos, amplios y muy grises. Era como si el lugar estuviera sumergido en el abandono total, con filtraciones, acumulación de residuos y la humedad que se apoderaba de los muros de este espacio que congrega no sólo a visitantes, sino también a vecinos que se acercan aquí a realizar diversos trámites administrativos, dando como resultado paredes totalmente descascaradas.

También intentamos conectarnos a la red Wi-Fi del edificio para poder comunicarnos con nuestros familiares e informales que habíamos llegado bien. Además, por supuesto de enviarles las primeras fotografías de la llegada a destino. Sin embargo, esto no fue así porque ni bien tratar de hacer esto, nos percatamos de que la terminal no contaba con esta conexión inalámbrica entonces nos tuvimos que conformar con esperar hasta salir de aquí y trasladarnos más tarde a una zona céntrica de la ciudad. Tampoco logramos ver algún enchufe donde cargar nuestros celulares, algo que siempre procuramos hacer después de un largo viaje.

Terminal de Ómnibus: Puerta de ingreso a la ciudad, pero... ¿Cómo nos ven desde afuera?

Otra cosa que nos llamó la atención fueron los baños públicos, los cuales dan de que hablar. Si bien ese día estaban limpios, no tenían papel higiénico, jabón y uno de ellos hasta estaba clausurado. De nuevo un aspecto sombrío y apagado rodeaba la atmosfera de esta área. Daba la impresión a quien entrase para asearse, de un aspecto desmejorado y lúgubre.

Sin nada más que hacer que esperar nuestro taxi para irnos, con la mirada empezamos a buscar donde sentarnos para esperar cómodos y tranquilos. No obstante, nuevamente, para nuestra sorpresa, no había muchos asientos en el interior donde poder descansar o esperar por unos momentos. Esto, sumándole al hecho de que llovía y la mayoría de agua que goteaba del techo caía sobre las pocas butacas. Como resultado de toda esta travesía, esperamos unos momentos de pie afuera bajo el techo del edificio aguardando a la llegada del automóvil. Este llegó pasados varios minutos y gracias al empleado del bar que nos brindó un número de este servicio al cual llamar debido a que la terminal, por lo que observamos ese día, tampoco tiene un flujo constante de taxis que esté entrando y saliendo del sitio, transportando tanto a vecinos como a turistas que así lo requieran.

Cómo reflexión final, cabría preguntarnos si es así cómo queremos que nos vean desde afuera los turistas que arriban a la ciudad. Alta Gracia se exhibe como turística, por ende quienes llegan deberían ser cautivados desde el primer momento. Esto es difícil de imaginar dado que la realidad de las condiciones edilicias dentro del recinto tiene mucho que corregir. Pensemos en aquellos fines de semanas largos, como este de Semana Santa, los siguientes feriados que vendrán y próximamente las vacaciones de invierno. Fechas en las que es usual que una gran cantidad de vecinos y, sobre todo viajeros, visiten la ciudad.

*Parte del relato está basado en las opiniones de turistas y usurarios en Google Maps*

nakasone