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Tango y Opinión. Hoy: «Quejas de bandoneón»

Tango y Opinión. Hoy: "Quejas de bandoneón"

Por Raúl Pourtau, exclusivo para AGNoticias

En la nota anterior, hemos recorrido los primeros años de nuestro tango. El siglo 19 llegaba a su fin. La base -aunque modesta- no dejó de aportar un cimiento sobre el que se apoyarían los logros fundamentales del período siguiente.

Pero hubo un «invitado» si se quiere inesperado para muchos. El bandoneón ingresó al mundo tanguero con una vitalidad que muy pronto lo convertiría en el instrumento identificador de nuestra música. Además, el reemplazo de la flauta por el «fuelle» en los conjuntos de la época produciría un cambio rotundo en la fisonomía musical del tango.

El sonido dicharachero y alegre de la flauta se convirtió en un estilo serio, quejumbroso, sentimental, serio… que no abandonaría jamás. El bandoneón le daría al tango el sello identificatorio. Este concepto no pretende, ni mucho menos, quitarle méritos a los demás instrumentos como el piano o el violín que aportaron lo suyo en el proceso de evolución del 2 x 4. Pero le dio una impronta que determinó su huella dactilar única.

La aparición de los bandoneonistas no se hizo esperar. A finales del siglo 19 surgirían músicos como José Santa Cruz, o Tomás Moor. Pero sería un cochero de tranvías, el moreno Sebastián Ramos Mejía quien sería considerado el primer maestro del fuelle, aún recurriendo a sus escasos conocimientos musicales.

Estos precursores en el manejo del germánico instrumento dieron paso a los músicos del siglo entrante que dejaron su impronta en la ejecución del fuelle. Tales los casos de Eduardo Arolas, Juan Maglio «Pacho», Vicente Greco, Genaro Espósito, y unos cuantos más.

Párrafo aparte

No podemos dejar de mencionar a ejecutantes de otros instrumentos como el piano. Rosendo Mendizábal a finales del siglo anterior y comienzos del siguiente, con varias obras. Entre ellas El entrerriano (estrenado en 1897). O Roberto Firpo, una de las importantes figuras que surgirían en esa época tanto como músico como compositor.

Otros intérpretes del piano de entonces: Manuel Campoamor, Samuel Castriota, Alfredo Bevilacqua... A Ángel Villoldo se lo conoce más como el autor del famoso tango «El choclo», que sido una de sus creaciones que más difusión ha tenido en el mundo. Sin embargo fue también guitarrista, cantor, actor y compositor. Tanto que según el prestigioso historiador Horacio Ferrer dice en su obra «El libro del tango» que Villoldo «fue el más completo, fecundo, interesante y representativo de los artistas de tango de la generación de 1895».

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