Por María Julia Masciotta (especial para La Vida Misma)
¿QUIENES SOMOS PARA JUZGAR?
Las raíces en un árbol son importantes, la base, el sostén, quien teje contactos internos en la tierra para continuar con su linaje. Algunas bifurcaciones navegan suelo adentro para conectarse y dar afuera lo que se siente adentro.
Existen derivaciones oscuras, cavernas, texturas rugosas, luminosos bulbos; origen y vértebras que se unen para ligar fuerzas y nacer al sol, al viento, la lluvia. Rasguñan, rastrean y los tallos erguidos miran hacia arriba.
Cada detalle se alza orgulloso y embiste el territorio para dar lugar a su presencia; observa a su alrededor e iza sus ramas con hojas radiantes, fuertes y sintiendo la energía propia que viene de sus pies.
Este ser sobrevive, se planta firme y provoca en su entorno manifestaciones de agradecimiento por su amplia copa, frondosa y protectora. Vive, avanza y sus descendientes tienen agallas para seguir.
Algunos de su especie, no sobreviven igual…
Batallas se presentan en la superficie, y en distintas oportunidades la savia mágica no circula por las arterias adecuadas. Entonces tiene que luchar ante la asfixia provocada por agentes externos. Avanza, se detiene, aguerrido escoge otros caminos, la pelea, sus brazos se caen, sus hojas se desvanecen, aún así, continúa.
Otros miran, opinan, echan culpas, se esconden, entorpecen el crecimiento y el desarrollo. Otros se detienen e inmóviles, dejan que las grietas lo consuman. Mueren.
AiramAiluj
Abril/2021
Muchas veces nos hallamos en encrucijadas similares, historias de vidas propias y ajenas.
¿De dónde venimos?
¿Cuáles son nuestras raíces?
¿Cómo crecimos?
¿Qué hicieron nuestros padres?
¿Cómo protagonizaron esos roles?
¿Somos capaces hoy de mirar las experiencias vividas?
¿Podemos fragmentar cada etapa y ver que hicimos, como llevamos adelante cada puerta que se abría y cada puerta que se cerraba?
¿Nos hacemos cargo como adultos de lo que HOY SOMOS?
Pude observar luego de trabajar con adultos mayores por muchos años, que algunos hijos juzgaban su crianza y culpaban a sus padres por sus hábitos y/o conductas presentes.
Padres olvidados, tristes, vulnerables contando historias de pobreza, maltrato, alcohol y abandonos. Educación cero en algunos casos y criados en las calles; otras albergados por familiares cercanos o en hogares de paso.
Hay un lado oscuro y punzante que nos hace reflexionar. Así como existen esas clases de raíces, también están las otras, aquellas que sí, estudiaron, que si fueron amorosos, que sí estuvieron presentes; que trabajaron para sostener un hogar, que si sostuvieron las ramas y apuntalaron los tallos, esto no quiere decir que no pasaran por situaciones problemáticas también.
Tanta vida transcurrida en ambas posturas, tanto combate, opresión, sufrimiento, señales diversas en el camino que dieron vigor para continuar a pesar de todo. Todos los seres humanos derivamos de otros humanos que tomaron decisiones acertadas y muchas veces no. Otras veces las tomaban por ellos, y los resultados se veían en corto o largo plazo. La Vida Misma.
Hoy PROPONGO MIRARNOS ¡dejar de JUZGAR! Los padres no tuvieron ni tienen un MANUAL QUE LOS GUÍE PARA ESTUDIAR CÓMO CRIAR!
Hicieron lo que pudieron, hoy hacen lo que pueden. La disparidad existió, y existe.
Fijarnos en las raíces es interesante, soltar lo que no nutre, absorber lo que si alimenta saludablemente y seguir aprendiendo.
Haber nacido ya es un privilegio, una bendición. Somos milagros, no malgastemos el tiempo viajando en el túnel del tiempo.
Toda sanación surge del perdón, de la compasión y de la entrega amorosa a los humanos que nos trajeron a este mundo físico.
Nos hagamos cargo, seamos sensatos y viajemos el resto del recorrido con el corazón limpio.
Cuanto queda por andar, depende de cada uno, disfrutemos el camino.
HONREMOS LA VIDA
(Escuchá el tema de Eladia Blázquez)
¡FELIZ FIN DE SEMANA PARA TODA LA GENTE!
María Julia Masciotta
10/4/2021
