AG Noticias le da la bienvenida a una nueva sección que buscará contar las historias de aquellos altagracienses viviendo en diferentes partes del mundo. En esta ocasión, dialogamos con Úrsula quien fue becada por el Rotary Club de Alta Gracia y nos cuenta de primera mano cómo es realizar un intercambio cultural.
AG Noticias le abre sus puertas a una nueva sección en nuestro portal informativo bajo el nombre «Altagracienses por el Mundo». Un espacio dónde buscamos acercarles a los lectores historias de vecinos, amigos o familiares que dejaron su ciudad natal y ahora están viviendo diferentes experiencias alrededor del mundo. En esta oportunidad, conocemos más a la altagraciense Úrsula Hebenstreit.
Úrsula vivó gran parte de su niñez y adolescencia en nuestra ciudad. Actualmente estudia la carrera Comunicación Social en la Universidad Nacional de Córdoba y el año pasado finalizó el primer año. El segundo año de cursada lo aplazó debido a que consiguió quedar seleccionada para vivir esta experiencia de intercambio en Alemania.
En el mes de enero viajó a este país, más precisamente a una región al Sur llamada Baden-Wurtemberg. Allí vive con una familia anfitriona, los cuales tienen en este momento a su hija en México. Básicamente, por esta razón es que se habla de un intercambio cultural. La fecha de regreso de Úrsula esta pactada para el 16 de agosto.
Quienes verdaderamente la motivaron a dar este paso fueron sus padres cuando estaba en el colegio secundario. A pesar de ello, la joven expresó que aún no se sentía lista y con la madurez suficiente para animarse a viajar.
«El irse a vivir afuera, sea para toda la vida o sea una experiencia momentánea, se necesita una preparación psicológica de una confianza y autoconfianza muy grande. Creo que uno tiene que estar muy seguro de lo que va a hacer. Estando acá después de casi dos meses puedo decir que no no es algo fácil. Uno necesita de cierta madurez mental».
¿Cómo es la experiencia de realizar un intercambio en otro país?
Generalmente, este intercambio de Rotary tiene una duración de 10 a 12 meses y está destinado a adolescentes de 14 a 18 años. En su caso, solo tiene una duración de 8 ya que con ella realizaron una excepción. «Al aplicar al programa el año pasado en septiembre, me dijeron que no iba a ser posible realizar un intercambio largo porque yo ya iba a tener 19 . Y el programa ya no trabaja con esa edad».
A pesar de ello, Úrsula no dudo y lo mismo se arriesgo a participar porque su idea en era «realizar un intercambio que me sacara de mi zona de confort en un país en el extranjero en un continente diferente».
Este programa se basa en una organización social de conexión intercultural entre países y personas. La beca otorga la oportunidad a jóvenes y adolescentes de viajar y estar por un período de tiempo determinado en un lugar e introducirse lo mayor posible dentro de una sociedad como la familia o la escuela. Todos los programas de intercambio se realizan en escuelas secundarias o bachilleratos.
Para quedar en la beca, y puntualmente en Argentina, se tiene que hacer un examen múltiplopción, uno psicológico y luego una entrevista. También, antes de viajar, los jóvenes reciben una preparación de al menos año. «Mi preparación duró dos meses y teniendo en cuenta que había terminado el primer año de la universidad, fueron meses de muchísimo estrés«.
A su vez, Rotary plantea diferentes actividades: viajes, campamentos y reuniones para que los intercambistas tengan la oportunidad de interactuar entre ellos. A la hora de aprender, no es solamente aprender de la cultura o del idioma del país en el que uno está. Sino también la cultura, el idioma, las costumbres que tienen el resto.
La altagraciense rescató la importancia que tiene este grupo para ella. Sobre todo al momento en que uno recién comienza y se siente solo y perdido. «El apoyo por parte de los intercambistas es increíble. Se forman vínculos, amistades y relaciones hermosas y que creo que a la larga pueden llegar a perdurar en el tiempo. Uno acá, por esto de necesitar integrarse, logra formar relaciones de por vida».
La vida en Alemania
Esta es la primera vez que pisó un país en Europa, la primera vez viajando sola y la primera vez comunicándose en un idioma que no es el suyo. La primera vez de muchas experiencias.
En primer lugar, la joven aseguró que Alemania es un país sumamente diferente a lo que estamos acostumbrados en Argentina. En muchos sentidos anto positivos como negativos.
«Desde que llegué lo que intento hacer es observar, aprender, escuchar, preguntar y hacer un contraste entre lo que nosotros estamos acostumbrados. Ya sea lo que es nuestra cultura, sociedad, sistema político y económico. Aquí es posible ver las diferencias en todo: desde la calidad de la comida, desde el sistema económico y desde el sistema político».
Sistema educativo
En este aspecto, precisó que se trata de un sistema muy exigente y esto hace que los jóvenes no tengan tiempo para lo que es el disfrute del tiempo libre porque la exigencia es permanente.
«Viviendo lo que es ir a la escuela acá y teniendo la madurez de alguien que ya ha terminado hace dos años el secundario, puedo decir que los tópicos que enseñan son mucho más avanzados«.
Sociedad alemana
A continuación sostuvo que la gente en Alemania es muy educada, organizada y limpia. También se preocupan mucho por el ambiente. «Por ejemplo el sistema de reciclaje es increíble al igual que lo que es las condiciones de trabajo. Lo tienen muy en cuenta».
Luego, Úrsula manifestó que la conciencia social que tiene Alemania estando dentro de lo que es la Unión Europea es excelente. «Sobre todo la ayuda a los países que sufren crisis o guerras. Tuve la oportunidad de participar en en reuniones o charlas donde se habló sobre el tópico. Creo que muchas veces en Argentina no hay información con respecto a lo que sucede en otros países que nosotros no nos enteramos«.
En relación al trato recibido como extranjera, prefirió manetenerse con la mente abierta y no juzgar a nadie, solo observar. «No quiero generalizar, pero por mi experiencia aquí, los extranjeros no son aceptados con la naturalidad con la que los aceptamos nosotros en Argentina».
Idioma
Con respecto al idioma, la altagraciense estudió durante 8 años inglés en un instituto privado además de ir a un colegio bilingüe. Sin embargo, su conocimiento en alemán es nulo. Pero eso, dice, ha sido lo más enriquecedor debido a que: «Fue para mí muy importante venir acá y poder probar tanto estudio y otro idioma. Ahora después de dos meses puedo decir que ese conocimiento ha crecido un montón».
Al mismo tiempo, el inglés sigue siendo otro idioma complicado porque el nivel que tienen en ese país es muy bueno. «La gente que realmente tiene la voluntad de comunicarse es un poco contada con los dedos de las manos. Hay adultos muy piolas y otros que les cuesta un poco más. Son muy exigentes con el inglés«.
Comida
Por otro lado la comida es algo que, como acá, depende mucho de la región donde nos encontremos. Úrsula contó que los alimentos básicos de este lugar son la papa, el pan, los fideos y la cerveza. «Ha sido diferente adaptarme a la comida. Estoy muy acostumbrada a comer mucha proteína, carne, huevo, lácteo, verdura y fruta».
Asimismo, algo a rescatar y que llama la atención, es que la carne de allí, en palabras de la joven, es muy buena. «La carne es muy buena. Yo como argentina, país de gran productor y con las mejores carnes del mundo, puedo decir que la carne es de muy buena calidad. Tienen muy presente cómo se produce y qué estilo de vida tienen los animales».
Clima
Por último, el clima del lugar por ahora sigue siendo muy frío dado que aún están en invierno. La diferencia en la temperatura fue algo que la golpeó dado que el cambio fue grande.
«Me costó acostumbrarme al hecho de utilizar calzas, medias y remeras térmicas. Nuestro invierno es bastante diferente y por lo que sé acá las temperaturas en primavera o verano no pasan los 25 grados. Para ellos que llegue a los 30 es un calor infernal».
«Esto es más una experiencia para poder ver lo que hay afuera»
Finalmente, Úrsula declaró que el intercambio le está siendo útil para poder observar cuáles son las oportunidades y el estilo de vida que hay afuera. «Lo mismo uno tiene que regresar a su zona de confort. En mi caso es Córdoba Argentina, mi universidad, mi grupo de amigas y mi familia«.
Esto es algo que ella extraña de nuestro país: la calidez, la amabilidad y la empatía de la gente. «De Argentina es la gente, la espontaneidad, la calidez de que todos todos somos conocidos y al que es diferente y viene afuera lo integramos. Nos emociona lo diferente. Eso es algo que acá no se da de esa manera«.
La altagraciense tiene pensado, después de haber terminado su carrera universitaria, quizás irse a vivir a otro país de Europa. «Ya con una madurez, con un título universitario y con herramientas que a la hora de abrirme puertas me sean útiles. Por supuesto es una expectativa, una meta. No es algo seguro pero por lo pronto voy a volver a Argentina y continuar con mi responsabilidad de estudiante«.
Hasta el momento, las lecciones que le va dejando este intercambio es a ser muy paciente, a manejar la frustración y no tener expectativas tan altas porque eso genera decepciones. «Ahora que estoy más acostumbrada e integrada tanto a la familia como a la escuela, puedo decir que estoy muy contenta. Tuve la suerte de que me tocó una familia anfitriona muy buena», concluyó.
