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Altagracienses por el Mundo

La historia de Cecilia: Trabajo, esfuerzo y amor de Alta Gracia a México junto a su hijo de dos años

La historia de Cecilia: Trabajo, esfuerzo y amor de Alta Gracia a México junto a su hijo de dos años

En esta sección te invitamos a conocer las historias de aquellos altagracienses viviendo en diferentes partes del mundo. Hoy dialogamos con Cecilia quien encontró un equilibrio único entre dos mundos, alternando entre su hogar en Argentina y su vida en México. Con un hijo de dos años nacido en tierras mexicanas, la joven desafía las fronteras geográficas y laborales, trabajando a distancia en la industria de ventas y alquileres de viviendas. Un ejemplo de como su fácilidad para adaptarse le permitió construir un estilo de vida único combinando lo mejor de dos países.

Cecilia nació en Alta Gracia y parte de su infancia y adolescencia las vivió en nuestra ciudad. Toda su vida le gustó viajar y de hecho estudió turismo y tripulante de aviación, mejor conocido como azafata, dos carreras que impulsaron más sus deseos de conocer el mundo.

«Siempre viajé mucho siguiéndolo a Axel, el artista y es algo que me encanta. Entonces dije por qué no hacerlo afuera. Eso de conectarme con la gente, conocer y vivir experiencias me gusta mucho».

Su travesía comenzó en el 2019 cuando viajó a Inglaterra a intentar trabajar de niñera aunque le terminaron negando la entrada, por lo que debió regresar a nuestro país. Sin embargo no se dio por vencida y al año siguiente lo intentó nuevamente pero en México, país que le abrió las puertas y le permitió conocer varios estados.

Pandemia del Covid-19

Al llegar a la ciudad de México, rápidamente se mudó a Cuernavaca que está a una hora de allí y vivió durante cinco meses con la familia que la alojaba. Parte de la pandemia la pasó en otro pueblito llamado Tequesquitengo donde ellos tenían un hotel.

«Terminé después renunciando porque me saturó. Era mucha gente viviendo toda junta sumándole a el lio de la pandemia, el estrés. No había vuelos hacia Argentina o si a Chile, pero después tenías que ver como cruzabas a Argentina».

Fue así como luego una amiga que trabajaba con ella en el mismo rubro, le ofreció vivir en su casa en un pueblito chiquito al lado de un volcán cerca de Puebla. Pasó alrededor de tres meses viviendo con ella y sus padres quienes le prestaron una habitación.

«Estaba sin trabajar esperando que lo peor de la pandemia pasara pero aprendí muchas cosas valiosas en ese tiempo. Fue difícil estar sola pero hice un montón de cosas que pensé que nunca iba a hacer como tener que calentar el agua en ollas grandes para poder bañarme o comer comidas de campo mexicanas».

Todos sus empleos y la realidad de conseguir trabajo en el extrajero

Tiempo después del Covid-19, se trasladó a la ciudad de Puebla donde empezó a trabajar en atención al público. En este sitio alquiló un cuarto con otros chicos y estos se convirtieron en algunos de sus mejores amigos. «Ahí conocí al papá de mi hijo que es mexicano. Estuvimos un tiempo, yo volví a Argentina a tener a mi hijo y regresé de nuevo a México».

La joven realizó varios cursos más aparte de lo que estudió tales como primeros auxilios y auxiliar de enfermería que le sirvieron un montón a la hora de buscar trabajo. Actualmente trabaja en bienes raíces y de manera remota, lo que le permite viajar de México a Alta Gracia y viceversa por un período de seis meses.

«Me vine en octubre del año pasado y ya estoy volviendo porque tengo que terminar unos papeles de mi naturalización. Al ser tripulante de cabina, tengo mi residencia, pero tengo que sacar mi pasaporte mexicano para poder volver allá. Quiero terminar de estudiar igualmente para poder dedicarme a lo que de verdad quiero hacer que es estar arriba de un avión, conocer gente y seguir recolectando experiencias hermosas«.

A continuación sostuvo que en México, la disponibilidad de trabajo varía según el sitio donde uno se encuentre. Por ejemplo, en lugares como Playa del Carmen en Quintana Roo, hay una alta demanda laboral durante todo el año, aunque fluctúa según la temporada.

«Sin embargo, la falta de documentos puede complicar la búsqueda de empleo. Personalmente, siendo residente permanente, aún tengo ciertas dificultades, pero existen trabajos que se pueden realizar sin requerir documentos específicos, o explorar oportunidades en estados menos conocidos».

Aunque lo ideal, afirma Cecilia, es siempre estar en legalmente en México. «Particularmente en México, podes crecer muchísimo económicamente si te pones a laburar firmemente y si tenes las ideas claras».

Entre dos mundos: su experiencia como altagraciense en México

Para la altagraciense, México es como su segundo hogar y le ayudo mucho a abrir su cabeza a una nueva cultura. «Miro ahora hacia atrás y veo cómo evolucioné muchísimo viajando. Que te pasen cosas feas o cosas buenas, todo se toma para mejorar».

«México es un país que me ha dado todo, conocí muchísimas cosas. Mi hijo es mitad mexicano y mitad argentina como le digo. Tengo un segundo hogar en cualquier parte de México donde vaya. Es un país súper acogedor, aunque también hay gente mala como en todos lados».

Siguiendo con lo dicho anteriormente, señaló que los mexicanos son muy buena onda y que su gastronomía es muy amplia, pero que pudo adaptarse fácilmente. «Me gusta mucho. Si es cierto que es picante al igual que los dulces».

En cuanto al clima y el idioma, confirmó que han sido las dos cosas más complicadas de vivir allí. «Pasé por un montón de climas dependiendo el estado de México en el que estuve. Ahora viviendo en Playa del Carmen, que no es lo mismo que en Argentina, hay una humedad asquerosa que era insoportable. Aunque después destapamos la cerveza al lado de la playa y te olvidas de todo».

«Volviendo al tema del idioma, hay varias palabras que, a pesar de hablar español, se confunden. Me ha pasado de escuchar cuando dicen dulce de ‘cajeta’ que el sabor es más o menos parecido al dulce de leche, pero se dicen completamente diferente».

Por último, Cecilia recomendó algunos lugares para irse a vivir a México y volvió a reiterar la importancia de tener los papeles en regla: «Puede ser Quintana Roo ya que hay muchos argentinos o Ciudad de México por el norte. En ciertos estados piden algunas cosas más en lo que respecta a los papeles pero lo mejor es intentar tenerlos todos al día para que cuenten ya sea con prestaciones o demás que les pueda garantizar un futuro».

Lecciones aprendidas: «No soy la misma chica que antes allá por el 2019, he crecido mucho viviendo afuera»

Además, la joven relató que no es la misma persona que se subió al primer avión allá por el año 2019. Aunque inicialmente enfrentó obstáculos, como ser rechazada en un país que deseaba visitar, decidó seguir adelante.

«Aprendí a valerme por mí misma en un entorno desconocido, enfrentando la incertidumbre de la pandemia y los desafíos de la vida cotidiana sin apoyo cercano. A menudo, los estereotipos sobre los argentinos me afectaron, pero eso me impulsó a aprender a administrarme y a explorar nuevas opciones de alojamiento y amistades».

Otra experiencia que le dejó un gran aprendizaje es aquella donde confió en ciertas personas que al final la terminaron decepcionando. Y agregó:

«Cuando volví a Argentina me topé con que la gente sigue igual, con las mismas rutinas y mentalidades. Me hace pensar acerca de cuánto he cambiado. Ahora soy una persona diferente, y al escuchar ciertas conversaciones y comentarios, me sorprende darme cuenta de que ya no comparto las mismas ideas. Pese a que no coincido con algunos de ellos, entiendo que esto puede deberse en parte a diferencias culturales».

«Lo mejor es que se animen con o sin miedo porque te cambia completamente de la vida»

Por otro lado, Cecilia aconsejó que lo mejor para los que se quieran animar a viajar por el mundo es salir de la zona de confort  por al menos dos, tres o cuatro meses. Destacando cómo esta experiencia promueve el crecimiento personal al enfrentarse a situaciones nuevas y desafiantes.

«Por ahí pensás que en ciertas situaciones vas a actuar de una manera y terminas actuando completamente diferente. Recomiendo a todo el mundo y apoyo a toda la gente que se quiera ir, aunque sea para probar y después volverse«.

Al mismo tiempo, reconoció que no todos están preparados para emigrar, ya que requiere un fuerte poder mental para sobrellevar la distancia de la familia, las raíces y las comodidades habituales. No obstante, animó a aquellos que estén interesados a probarlo, aunque advirtió que no es para todos y que muchos se desaniman rápidamente.

«Al principio te va a dar miedo, vas a dudar o vas a ser como yo que sin problema puso dos cosas en una valija y salió sin pensarla mucho. El que la piensa mucho es porque no está convencido o siempre le va a encontrar algo negativo a la situación, entonces no lo va a hacer».

Posteriormente, la altagraciense expresó que lo mejor es poder experimentar nuevas cosas en la vida que permitan superar el miedo y la incertidumbre.

«Me pasó que cuando me mudé a Playa del Carmen estuve un día con cuatro o cinco de mis valijas en la playa porque no encontraba una casa que se amoldara lo que estábamos buscando. Pero después de un tiempo lo logré. Hay que dejar que todo fluya, sin ser locos y mandarse a situaciones peligrosas. Siempre con mucha precaución y con la mente positiva. Tratando de rodearse de gente que te ayude, sabiendo devolver también eso que nos dieron».

Asimismo, Cecilia remarcó la idea de que el miedo puede ser un indicador de lo que realmente deberíamos hacer, debido a que, a menudo, el miedo nos impide hacer cosas que realmente nos gustan.

«Por ejemplo, en mi caso con mi hijo de dos años que mucha gente me dice que él debería estar en uno de los dos países. A esto yo digo que no. No nos tiene que importar lo que dice la gente. Andá, viajá, conocé y date la cabeza contra la pared que es lo mejor que podés hacer porque así se aprende».

En definitiva, lo mejor que podemos hacer es enfrentar nuestros temores, viajar, experimentar y aprender de los errores que podemos llegar a cometer en el camino. Así lo explicó ella: «Aunque algunas experiencias pueden resultar en lecciones dolorosas, al final, nos ayudan a crecer».

Raíces que llaman: el ida y vuelta de México a Argentina

Toda persona que emprende un viaje para irse a vivir a otro país lejano y ajeno, lleva consigo en su memoria los recuerdos de los seres queridos que dejó atrás. En el caso de Cecilia, gracias a su trabajo, tiene la posibilidad de regresar a Argentina, y particularmente a Alta Gracia, cada seis meses o un año.

«Gracias a Dios tengo la posibilidad de venir relativamente seguido. El estar con la familia realmente te potencia y te da mucha energía. Después de tener a mi hijo, trato de venir seguido acá a Argentina para que pueda disfrutar de sus primas y de su familia de acá, como así también de sus parientes de allá ya que su papá es mexicano«.

A pesar de contar con esta ventaja, la joven cuando se va extraña mucho la comida y la cultura de nuestro país. «El comer un asado con mis papás, los mates de mi mamá y la calidez de las personas. Sin dudas no hay cultura como la nuestra y no hay gente que te abrace todo el tiempo. O esto de juntarte de la nada a tomar unos mates, ser tan familiero y con tanta pasión hacer las cosas. Nuestro país en único en ser así como somos».

«La familia se extraña mucho en momentos en los que te replanteas un montón de cosas que pensas todo el tiempo. Igualmente, el estar viviendo en otro país no tiene que significar un dolor emocional constante porque sino no lo estás haciendo bien. Y si ves que evidentemente no va, siempre vas a poder volver. Ningún familiar te va a rechazar por ello».

Finalmente, concluyó: «Estoy sumamente contenta y agradecida conmigo misma por no haber bajado a los brazos nunca de todas las veces que dije que extrañaba mi casa y que quería volver. Realmente hay que animarse porque se puede llegar a vivir una experiencia maravillosa y por ahí hasta llegás a formar una familia como yo que estoy más que contenta del lugar y del padre que elegí para mi hijo«.

Cecilia invita a que todos aquellos que estén pensando en emigrar hacia México y tengan dudas, se pueden contactar con ella a través de su Instagram: @cecii_virgini. «Todo el tiempo estoy respondiendo mensajes de la gente que me está consultando. Para mí es un placer porque veo como esto ayuda a las personas».

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