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Crónicas al Voleo

La epopeya del Klaksvíkar

La epopeya del Klaksvíkar.
Por Germán Tinti (especial para Crónicas al Voleo)

La semana pasada se sortearon los grupos de las competencias europeas para la temporada 2023/24. Tanto la Champions League, la Europa League y el más reciente de los certámenes continentales, la Conference League. En esta temporada la Conference contará con la participación de un equipo de las Islas Feroe, país que, de esta manera, estará representado por primera vez en la fase de grupos de una competencia de Europa.

El Klaksvíkar Ítróttarfelag (su apodo es KÍ y por razones obvias lo utilizaré bastante a lo largo de este artículo) fue fundado el 24 de agosto de 1904 y es el segundo máximo ganador de la liga local, con 20 vueltas olímpicas (el que más veces salió campeón es el HB Tórshavn, con 24 estrellas.

Sin embargo hay algo que la hinchada del Klaksvíkar le enrostrará a la del HB por el resto de los tiempos: será el primer club feroés en jugar en Europa. Ok, es la tercera división del continente, pero allí están el Lille francés, club al que llegó recientemente el juvenil de Gimnasia y Esgrima Ignacio Miramón, el Aston Villa del «Dibu» Martínez y del rosarino Emiliano Buendía, y el Fenerbahce turco donde jugara brevemente el «Burrito» Ariel Ortega.

Corderos, arenques y fútbol

Las Islas Feroe son un país insular perteneciente al reino de Dinamarca y está conformado por un pequeño archipiélago ubicado en el Atlántico Norte, entre el Reino Unido, Noruega e Islandia. Tiene una superficie de 1393 km² y poco menos de 50 000 habitantes, de los cuales cerca de 20 000 viven en la capital, Tórshavn. No forman parte de la Unión Europea. Sus actividades productivas son la pesca del bacalao y el arenque y la cría de corderos (hay más ovejas que humanos). Los paisajes son, realmente, de ensueño.

El fútbol tiene una larga tradición en las Islas Feroe. El primer club, el Tvoroyrar Boltfelag TB, se fundó en 1892 y a principios del siglo XX ya se disputaba un campeonato no oficial. El primer organismo regulador fue la Federación de Deportes de Islas Feroe (ÍSF), creada en 1939, que tres años después impulsó la primera liga nacional. El torneo de Copa se creó en 1955.

Miembro de FIFA y de UEFA

En 1966 la ÍSF creó la Fótbóltsdeildin para organizar el fútbol en las islas y que fue predecesora de la Federación de Fútbol de las Islas Feroe, fundada en 1979. Asimismo, en 1985 creó la primera liga de fútbol femenino. Desde 1988 es miembro de la FIFA y desde 1990 forma parte de la UEFA.

En su primer partido oficial, correspondiente a la fase clasificatoria de la Eurocopa de 1990, el seleccionado isleño superó a Austria por uno a cero. Actualmente está jugando la serie clasificatoria para la Eurocopa 2024 que se jugará en Alemania, pero como es habitual, sus chances de obtener el ticket a la ronda final son por demás escasas. En la Liga de las Naciones de Europa Islas Feroe participa en la Liga B.

El argentino que esperaba calor y playas

Victoriano Frágola tiene 24 años y nació en Campana, provincia de Buenos Aires. Juega de marcador central y es un trotamundos. Jugó en el ascenso argentino, pero también en el de Bolivia, Uruguay, República Dominicana y Estados Unidos. Luego del parate obligado por la pandemia le ofrecieron continuar su carrera en ascenso feroés.

«Cuando me dijeron Islas Feroe dije, ‘Ojalá que sea del Caribe y tenga playa’, pero no» recuerda Victoriano divertido, y remarca el drástico cambio que fue mudarse a las vecindades del círculo polar ártico. «Como llegué en enero, a las 10:30 amanecía y para las tres de la tarde ya era de noche. Encima con un clima muy frío, y estando aislado, fue bastante duro. Incluso cuando terminó mi cuarentena, la primera semana de entrenamiento fue muy complicada ya que no estaba acostumbrado».

Es que la temperatura máxima rara vez supera los 22 grados, en tanto que en invierno la columna mercurial suele bajar a más de -10º. Además, las precipitaciones (pluviales o níveas) se extienden durante más de 250 días al año.

Europa, here we go

Volviendo al Klaksvíkar Ítróttarfelag, hay que consignar que estuvo a 180 minutos de clasificar a la Europa League. En el último cruce perdió con el Molde Fotballklubb de Suecia, por lo que debió conformarse con jugar la Conferencie League. Aunque para los dirigentes, jugadores e hinchas la conquista no es menor. «Lágrimas. Lágrimas de alegría. ¡Qué equipo! ¡Qué club! ¡Qué pueblo! ¡Qué historia! Increíble apoyo. Esto es irreal» escribió el club en su cuenta de twitter al lograr la hazaña. «El país se ha sumido en una celebración colectiva. Incluso el resto de equipos ha dedicado en redes sociales espacio para felicitar al KÍ por su hazaña. El apoyo a los jugadores se siente en todo el país», cuenta Pedro Tarancón, el primer español en debutar en Islas Feroe, donde actualmente juega para el B68 Toftir II.

En su cancha, con su gente

El KÍ jugará los encuentros internacionales en su estadio, el Við Djúpumýrar. Un escenario pequeño, con césped artificial y capacidad para 2.500 espectadores. El plantel es dueño de una épica especial, porque la mayoría tiene, además del fútbol, otra actividad laboral, por lo que se puede considerar que es un equipo semi profesional.

Por caso, su goleador, Árni Frederiksberg, es director ejecutivo de Kjolbro Heilsola, una empresa importadora de productos alimenticios. Si bien la plantilla está conformada por una gran mayoría de futbolistas feroeses, hay cuatro extranjeros en el plantel, tres daneses (el arquero Mathias Rosenørn, y los defensores Patrick da Silva y Jesper Brinck) y el defensor ruso Deni Pavlović.

Este equipo de heladas tierras y de nombre casi impronunciable llega a la tercera competencia europea para reconciliarnos con el espíritu amateur del fútbol. Probablemente sea el más débil de la competencia y por ello cada gol que consiga se festejará doble. Y más de uno por aquí se hará, circunstancialmente, hincha del KÍ.

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