Mat. 5108-76
La obsesión por la eterna juventud es milenaria… la relatan las leyendas de mágicas pociones y elixires que la prometían. Según la Biblia, Matusalén vivió 969 años.
¿Te lo imaginás? ¿Cómo llenaríamos los millones de horas de esos años?
En aquellos tiempos se trataba del deseo de soñar con el rejuvenecimiento del cuerpo y la mente para así burlar la cercanía de la muerte.
Pero tal goce por ese logro tiene un lado oscuro que es la obsesión y la dependencia.
Actualmente estamos obsesionados con parecer siempre jóvenes, dado que la esperanza de vida se ha prolongado y que existe el concepto de madurez, el cual invita a reivindicar el derecho a seguir disfrutando.
Si observamos fotos de las abuelas de antes, vemos una sustancial diferencia con las actuales, siendo ambas de las mismas edades. Las abuelas actuales se animan a estudiar una carrera; a viajar con o sin compañía; a participar de las redes sociales, a tener proyectos…
Claramente estamos transitando una época bisagra, tal como lo muestra el paso de un patriarcado de siglos, a un paulatino reconocimiento del rol y de los derechos igualitarios entre mujeres y hombres.
De la misma manera, poco a poco, hay mujeres que sin estar obsesionadas con verse cada día más jóvenes, comienzan a darse cuenta que la valía de cada una, no pasa exactamente por la edad.
Así, mujeres de mediana edad se dejan el pelo natural, valorando sus canas y mostrando las arrugas lógicas que devienen con el paso de la vida.
Y esto no está reñido en lo absoluto con el cuidado de la salud de la piel, del cabello y del cuerpo en general.
¿Todos envejecemos igual?
Sucede que de pronto te encontrás con dos amigas de la misma edad y que no viste en 10 años, y te das cuenta que una de ellas ha envejecido apenas y la otra sí. “¿qué les pasó?», te preguntás.
Los científicos aseguran que tiene que ver con la genética que trae cada persona en su ADN.
Estas investigaciones que aún continúan, abren la puerta a extender la salud en etapas tardías de la vida humana, siendo el objetivo mejorar la calidad de vida.
Incluyo aquí un dato muy interesante, que es una de las investigaciones genéticas realizadas por el científico Dan Rokhsar de la Universidad de California, en la que se investiga un animal inmortal que pareciera que no tiene vejez y que se proliferan.
Se trata de las anémonas de mar que viven en los océanos. Y esta investigación se está realizando, debido al hecho de que anémonas y humanos tienen mucho en común.
Las anémonas de mar son los animales más simples pero que a su vez tienen un sistema nervioso.
Y aunque éste no esté organizado de igual manera que el nuestro, les permite responder a los estímulos y ser depredadores activos.
“Todo esto apunta a un ancestro en común con los seres humanos” dice el científico Dan Rokhsar
¿Sería comparable la inmortalidad de una anémona a la de un ser humano?
Una posible respuesta a esa diferencia estaría dada porque la anémona, vive el momento. Los humanos tenemos pensamiento, conciencia y recuerdos que queremos retener.
De todas formas, el objetivo de todas las investigaciones que hay en torno al rejuvenecimiento, están más orientadas al envejecer con mejor salud, siendo esto más aceptable por lo menos hasta ahora, que conseguir la inmortalidad.
Se puede envejecer más o menos rápido lo cual tendría que ver con los genes; pero es incuestionable que… va a pasar.
Pero… ¿Qué hacemos con el constante bombardeo publicitario de tener que ser jóvenes?
Es cierto que es muy difícil sustraernos a las promesas de ser bellas y con apariencia joven, aun siendo ya maduras; mensaje que constantemente nos envía la publicidad. Para tal fin, hay que someterse a una serie de tratamientos costosos y de larga duración.
Si no se acepta el paso del tiempo lo que se logra es una gran frustración, disminución de la autoestima, angustia… ¡gastos económicos y de energía!
Tal vez sea hora de reflexionar que aquello que se invierte en esa quimera, nos está quitando vivencias gratificantes e inolvidables, de compartir momentos con familia, hijos, amigos. Esos momentos auténticos, que nos producen alegría y risas son los que nos aferran más a la juventud que cualquier cirugía estética.
¡Quizás todavía no estemos tan preparados para darnos cuenta de ello! Habrá que experimentarlo.
Hace poco apareció un reel de la ex modelo Silvina Luna quien siendo ya muy joven se realizó distintos tratamientos y cirugías estéticas, los cuales le produjeron graves problemas de salud.
En ese reel, Silvina que actualmente tiene 42 años, se muestra sin botox, sin rellenos, sin filtros, tal cual está ahora al natural. A causa de ello, recibió “crueles críticas” de sus seguidores preguntándole qué le había pasado. Y su respuesta muy oportuna fue:
” Me pasó la vida”… y así es ¿no?
Tal vez esas personas que la criticaron y cuestionaron, podrían preguntarse si no están proyectando algo de sí mismas en la persona de Silvina. Si ella quizás mediante terapia no hubiera entendido que la valía de una persona no está en el exterior, se hubiera quedado encadenada a la opinión de los demás teniendo que justificar su rostro actual.
Aun hoy nos cuesta acostumbrarnos a ver a aquellas mujeres decididas a mostrarse con sus arrugas, flojedad de la piel, celulitis, como nos han mostrado personajes como Moria Casán; Mónica Mihanovich… Tal vez, como nos sorprenden, las criticamos sin pensar que a todas, llegadas a esas edades nos pasará lo mismo. ¿Qué actitud tomaremos entonces?
Me pregunto: Si quisiéramos estar jóvenes por siempre mediante cirugías estéticas, ¿podríamos correr el riesgo de ser como una máscara de lo que alguna vez fuimos?
Si las cirugías y tratamientos nos dejan sin arrugas, ¿existirá también cirugía para las arrugas del alma? No lo creo posible, pues quien no tiene ninguna arruga en el alma… ¡es que no ha vivido!! Y cada arruga de nuestro rostro y cicatrices en el cuerpo, nos hablan de cada experiencia de lo vivido.
La vida desde niños nos va dejando huellas por el solo hecho de transitarla. Si no fuera así, seríamos como las muñecas de porcelana, sin vivencias buenas ni traumáticas; solo eso…¡muñecos!
Hay personas que sienten que la imagen que les devuelve el espejo no corresponde con la juventud interna que sienten. En ese caso, es importante continuar con las actividades y proyectos que las hacen vibrar como en la juventud…
El truco quizás esté en no priorizar el reflejo en el espejo ¡y seguir adelante viviendo!!
Todo en la vida llevado a un extremo es un problema. La edad no es una barrera para el disfrute.
“Somos más que unas arrugas, que un peinado y más que unos achaques. ¡¡Me parece tan superficial!. Tenemos la sabiduría de lo vivido, y eso nadie puede quitárnoslo.”
Sophia Loren. 88años
¡Lo importante es tener vida, no edad! ¡Tener más proyectos que recuerdos!
¡Que pasen un buen fin de semana!
¡Disfruten cada momento!
Si hay algún tema en especial que les interese, no duden en comunicarse.
