Si pensamos LA ESCUELA como un lugar, un espacio, un ambiente, sería ¿el único lugar ó UN LUGAR ÚNICO?
Llamamos escuela, en términos muy amplios, a cualquier establecimiento o institución de enseñanza. Es decir, en la que se imparte cierto tipo de instrucción, ya sea a niños, jóvenes o adultos. Sin embargo, al mismo tiempo, podemos referirnos a otra multiplicidad de sentidos, como referirse a las doctrinas o valores de un autor específico, al conjunto de sus seguidores que los adhieren (la escuela aristotélica de pensamiento, por ejemplo), o incluso a los rasgos comunes de un compendio de obras artísticas que comparten momento histórico, tradición cultural o región geográfica (la escuela flamenca en pintura, por ejemplo).
La palabra escuela proviene del latín schola y éste del griego scholé, que podría traducirse como “ocio” o “tiempo libre”. Para entender este sentido debemos remontarnos a la organización de la sociedad griega según Aristóteles (384-322 a. C.), que diferenciaba el tiempo de descanso (anapausis), tiempo de trabajo (ascholía) y tiempo de ocio (scholé), este último dedicado al engrandecimiento del espíritu. Esto cambió con el tiempo; y en las primeras escuelas filosóficas en la antigüedad griega, la palabra escuela pasó a ser sinónimo de “centro de estudio” o “centro de saberes”.
A lo largo del tiempo
No dejamos de lado que estas prácticas, en los inicios de la historia, eran un privilegio para los integrantes de una religión, sacerdotes, o las clases sociales que ostentaban poder, como así también incluían sólo a los hombres, quedando excluidos de esta oportunidad las mujeres, esclavos, campesinos, etc. También evocamos la escuela como tradición familiar; cuando antiguamente, se reconocía esta función a través de la transmisión de conocimientos y oficios de padres a hijos, para su continuidad a lo largo de la vida. Algo observado en diferentes civilizaciones de los distintos continentes.
Su evolución, conforme el desarrollo de la humanidad, nos ha llevado a la Escuela como institución. Que contribuye a la organización social, como ya hemos comentado en los artículos anteriores.
Y hoy…en nuestra actualidad… ¿Cuántos significados atribuidos, cuántos sentimientos y emociones encontradas socialmente, cuántos interrogantes, cuántas expectativas rodean a LA ESCUELA? Y también habrá espacios para CERTEZAS, LOGROS Y SATISFACCIONES?
La escuela; ese lugar que guarda celosamente los deseos, la ilusión, la esperanza, la necesidad de mejorar la sociedad a través de la formación que nos inicia como ciudadanos
Pero los actores, los hacedores de LA ESCUELA, somos nosotros mismos, incluyéndonos a todos quienes conformamos la comunidad educativa, esto quiere decir que aquí se encuentran estudiantes, más allá de la edad, docentes, sin distinción de roles, y familias.
El camino a seguir
Y visto así el camino para QUE TODOS LOGREMOS SATISFACER NUESTRAS EXPECTATIVAS, estaría en la comunicación, el diálogo; que nos abren un espacio para conocer, escuchar, aceptar y aprender del otro y entre otros; el camino estaría en respetar tiempos y acuerdos, en la auto-mirada, como adultos (familias y docentes) de nuestras formas y maneras de proceder o resolver diferentes situaciones que representan un desafío en el acompañar a los más pequeños en su formación.
Si todos logramos transitar el camino de ese modo, seguramente no será difícil, si nos requerirá constancia, perseverancia y compromiso, pero será un recorrido que nos llevará a encontrar satisfacciones y logros compartidos.
En muchas ocasiones CONOCEMOS A NUESTROS HIJOS A TRAVÉS DE LA ESCUELA, y seguramente que las experiencias vividas por muchos de nosotros, y me incluyo, darán cuanta de que así es.
Un domingo más compartido, y una propuesta nueva que nos espera para el próximo encuentro.
Por Laura Iglesias (Especial para «La Educación sobre la Mesa»)
