Javier Villarreal, ex jugador de fútbol, diálogo en exclusiva con AG Noticias. Contó sobre su carrera en el fútbol de primera división y su maravilloso camino hacia Jesús.
Un poco de historia
Javier inició su carrera profesional en 1996 en el club Talleres de la Primera «B» Nacional. En 1999 se fue al club rival local Club Atlético Belgrano. Al siguiente año fue a España a jugar por el Córdoba CF. Sin embargo, no jugó mucho en España, por lo que retornó a Argentina a jugar en Boca Juniors de Buenos Aires. Ganó varios títulos allí, incluyendo dos Copa Libertadores y una Copa Intercontinental.
En el 2004 se unió al club suizo Grasshoppers. Pero nuevamente le fue mal en el fútbol de Europa y regresó a Argentina en el 2005 para jugar por Colón y luego en Racing Club: «Estar en suiza era demasiada monotonía para mi, era un choque muy grande con mis costumbres argentinas»
En 2006 se incorporó al Libertad de Paraguay donde fue parte del equipo que ganó el Campeonato paraguayo de primera división. En el año 2012 es contratado por el Nacional de Paraguay. Hasta fines de junio, donde es contratado nuevamente por Talleres, siendo uno de los jugadores con mejor despliegue de fútbol. En ese año anuncia su retiro del fútbol profesional debido a problemas en una de sus rodillas.
El camino de la fe hacia una vida mejor
El ex jugador divide los momentos vividos en dos etapas. La primera. la describe como un Javier perdido y desesperanzado:
Estaba en el lugar donde siempre soñé estar pero sentía un vacío dentro de mi, estaba triste, insatisfecho. Mucha gente se acerca a vos cuando estás en ese lugar y te das cuenta del verdadero interés de la gente.
En la 2da etapa fue diferente porque hubo un cambio en mi, en mi corazón y pude empezar a disfrutar todo lo que estaba viviendo, a ser agradecido. Pude ver lo que no veía y vivir realmente lo que me estaba pasando.
El jugador describe su ultima mitad en Córdoba como maravillosa gracias a personas que le dieron la mano en su peor momento y le mostraron el camino hacia Dios:
En 2003 todo se lo agradezco a Dios, fue un clic, había experimentado todo, la fama, el dinero, puertas que se abrían constantemente pero era momentáneo y al otro día me sentía vacío e insatisfecho de nuevo.
De repente alguien me dijo que podía ayudarme, me hizo ver qué mi vida era un desastre. Me llevo con alguien que se llama Fernando López, el me habló de Jesús, y fue una conexión instantánea. Jesús entro en mi corazón apenas pise el lugar y supe que no iba a moverme más de allí.
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