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Crónicas al Voleo

El romance entre el nitrato de plata y el punk

El romance entre el nitrato de plata y el punk
Por Germán Tinti (especial para Crónicas al Voleo)

«Fue el verano en que murió Coltrane. El verano del ‘Cristal Ship’. Los Hippies alzaros sus brazos vacíos y China hizo detonar la bomba de hidrógeno. Jimi Hendrix prendió fuego a su guitarra en Monterey… Fue el verano de la película ‘Elvira Madigan’, el verano del amor. Y en aquel clima cambiante e inhóspito, un encuentro casual cambió el curso de mi vida. Fue el verano en que conocí a Robert Mapplethorpe».

En su autobiografía «Just kids» («Éramos unos niños») Patti Smith, la madrina del punk, rememora la época en que conoció al gran amor de su vida: el fotógrafo neoyorquino Robert Mapplethorpe. Era 1967 y hacía dos años que Patti se había mudado a «La gran manzana». Además de trabajar en diversos comercios (una joyería de Brooklyn o en la librería Scribner en la Quinta Avenida), se ganaba unos mangos extra posando como modelo de los estudiantes del Pratt Institute of Art, donde se conocieron.

Ambos tenían 21 años e iniciarían una relación de más de dos décadas. Serían novios, amantes, amigos y confidentes hasta la muerte de Mapplethorpe. Luego de dos años de relación se mudaron al mítico Chelsea Hotel (https://www.altagracianoticias.com/memorias-del-chelsea-hotel/) en el West Side de Manhatan, residencia que también solían elegir figuras de la música y las artes como Leonard Cohen, Bob Dylan, Keith Richards, Janis Joplin, Jimi Hendrix, Dylan Thomas y Allen Ginsberg.

Fotografía perturbadora

Nacido en 1946 en el seno de una familia numerosa de fuertes principios cristianos, Robert Mapplethorpe se inclinó, desde niño, por las artes, en especial el dibujo y la pintura, para desazón de su padre que deseaba que fuera militar.

A principios de la década de 1960 inició estudios en el Pratt Institute de Brooklyn. Entonces no utilizaba aún sus propias fotografías, pero en sus obras incorporaba muchas imágenes fotográficas que conseguía de varias fuentes, incluyendo páginas arrancadas de libros y revistas. No se consideraba un fotógrafo como tal y alguna vez llegó a decir: «Nunca me gustó la fotografía…no la fotografía en sí, me gusta el objeto. Me gustan las fotos cuando las tienes en la mano».

Como bien lo describe la periodista de La Vanguardia de España, Teresa Sesé, «las fotografías de Mapplethorpe fueron extremadamente perturbadoras en su momento y aún hoy, convertido su autor en un querido artista moderno, una leyenda, continúan clavándose en nuestro cerebro, desafiándonos desde su belleza formal con temas controvertidos como las prácticas sexuales sadomasoquistas».

Un anillo de compromiso

Sin embargo, Mapplethorpe comenzó su recorrido en la fotografía con autorretratos y retratos de Patti, uno de los cuales se convirtió en la icónica portada del primer disco de quién se comenzaría a convertirla en una estrella de la música: «Horses», una obra que en la actualidad se la considera de culto.

El noviazgo, en apariencia, iba viento en popa. Robert le regaló un anillo de compromiso y presentó a Patti a sus padres. Sin embargo, la relación era más fraternal que romántica. Por ese motivo, cuando las carreras de ambos fueron tomando caminos distintos, ella comenzó una relación con el escritor Sam Shepard, en tanto que él hizo lo propio con el coleccionista de arte Sam Wagstaff.

«Retrató celebridades con la ropa puesta –comenta Sesé– y hombres negros desnudos y musculosos, cuyos cuerpos retrató en poses clásicas y puso en un pedestal como si fueran esculturas; mujeres blancas como la culturista californiana Lisa Lyon; series de flores y penes, que colocaba en igualdad de condiciones».

Flores y sado

«La belleza y el diablo son lo mismo –dijo alguna vez Mapplethorpe–. Mi interés es abrir los ojos de las personas, hacer que se den cuenta de que cualquier cosa puede ser aceptable. No es lo que es, es la forma en que se fotografía». Solía reiterar este argumento cuando se tildaba a parte de su obra de pornográfica, la que comenzó a adquirir gran relevancia en los ambientes artísticos de Nueva York a mediados de la década de 1970.

En 1978 editó «X Portfolio y Y Portfolio». El primero trataba de las fotografías del mundo sadomasoquista y en él se encuentran algunas de las fotografías más explícitas del artista. El segundo portfolio, en cambio, se ocupaba de naturalezas muertas florales. Más adelante, en 1981, publicó el “Z Portfolio” que trataba de hombres afroamericanos.

Una temporada de dolor

Durante la mayor parte de los años 80 Patti estuvo retirada de la escena musical, haciendo vida familiar con su esposo Frederick Dewey Smith, guitarrista de la banda MC5, con quien tuvo dos hijos, Jackson y Jesse. Vivían en St. Clair Shores, al noroeste de Detroit. En junio de 1988 editó el álbum Dream of Life, que incluye uno de sus más grandes éxitos: «People Have the Power». Por aquel entonces, Robert era víctima de la gran pandemia de la época y contraía SIDA, enfermedad que finalmente acabaría con el fotógrafo el 9 de marzo de 1989 luego de una dolorosa agonía.

Después de esa pérdida, Patti debió afrontar la muerte de su esposo en 1994. Poco después murió su hermano Todd y más tarde la del tecladista de su banda, Richard Sohl.

En el prólogo de  «Just kids», Patti recuerda cómo vivió las últimas horas de Robert: «Yo estaba durmiendo cuando él murió. Había llamado al hospital para desearle las buenas noches como siempre, pero la morfina lo había dejado inconsciente. Me quedé escuchando su respiración fatigosa, sabiendo que ya nunca volvería a oírlo.  Más tarde, me puse a ordenar mis cosas, mi cuaderno y pluma estilográfica. El tintero azul cobalto que había sido suyo. Mi taza de té, mi corazón morado, una bandeja con dientes de leche. Subí los peldaños despacio, contándolos, los catorce, uno a uno. Arropé a mi hija en su cuna, besé a mi hijo dormido. Luego me acosté junto a mi marido y recé mis oraciones. ‘Sigue vivo’, recuerdo que susurré. Luego, me dormí».

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