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¿Vos cómo lo ves?

El crimen de Fernando Báez Sosa, la cacería humana 

Lic. Patricia Orofino (*) Psicopedagoga Psicoterapeuta Familiar
Mat. 5108-76

Estamos en época de vacaciones. Playa… sierra…aventuras… relax. La idea es  distendernos, olvidarnos de la rutina, como solemos decir…desconectarnos. Sin embargo, hay noticias que nos atraviesan en cualquier lugar donde estemos. No podemos dejar de hablar y conjeturar acerca del cómo y el porqué de este crimen tan absurdo, tan salvaje. Estamos a la espera de cómo se resolverá el juicio de aquellos, que sin escrúpulos terminaron con la vida de Fernando.

Si bien no es una noticia inédita porque la violencia grupal está lamentablemente generalizada, la  saña y el encarnizamiento de los rugbiers  hacia Fernando, es inédita en sí misma.  No tuvo ni la más mínima oportunidad de defenderse.  El jefe de seguridad del boliche acota que en veinte años no se ha visto un caso de violencia de  tal magnitud.

 Ahora bien, podríamos preguntarnos ¿Por qué esta violencia tan inhumana?

¿Cuál es la motivación para que un grupo de jóvenes ataque  a otro hasta llevarlo a la muerte?

Este tipo de violencia tan desproporcionada y cobarde, no es propia del ser humano. Es tal vez comparable con la violación en “manada” que tiene  el mismo  principio irracional: Cero empatía, cero culpas.

Los animales  son violentos  por instinto, pueden ser agresivos o matar por defender su territorio  o por motivos de supervivencia… pero siempre por un motivo.

En este crimen no hubo un motivo.  Actuaron por impulso, exacerbados y excitados por el cabecilla, el líder y  por la fuerza que imprime  el grupo.

¿Cómo llegaron a esa carencia de escrúpulos, qué clase de padres, de familias tienen…qué tipo de moral rigen sus vidas?

Tratando de encontrar una de las posibles respuestas a esta pregunta, es que pongo por ejemplo lo observado en los talleres que  realizo, con el fin de prevenir y tratar la violencia en niños y adolescentes. Con frecuencia, esos niños conviven  entre las peleas y agresiones verbales o físicas en el seno familiar; la falta de diálogo entre padres e hijos; el que  no hayan tenido la presencia o el afecto o la supervisión estrecha y necesaria de sus padres, han fomentado en los niños, actitudes de violencia, las que más adelante se van perpetuado no solo en la familia sino también en la escuela y en cualquier ámbito de reunión.

Realizando luego el seguimiento de estas conductas agresivas en la escuela, he observado que las mismas son un claro vaticinio de delincuencia y violencia en la adolescencia.

Por ello es tan importante el compromiso y presencia  de los padres en esas instancias, para que los hechos no se salgan de su cauce, conjuntamente con un trabajo terapéutico para el manejo de la ira y los enojos.

A menudo en la adolescencia se desvinculan de la escuela, pero no por fracaso escolar. Buscan el reconocimiento, el respeto, a través de la fuerza física.  Y esto es algo muy poderoso porque se crea una situación donde se sienten invencibles e impunes. Salen a la calle o a una fiesta en grupo formando una “tribu” junto a sus amigos. Un gesto, una mirada de alguien fuera de su grupo puede desencadenar una situación violenta. 

En  este  caso, el decir uno de los rugbiers a Fernando “Negro de M…” “A este negro me lo llevo de trofeo”  está hablando de un odio racial hacia la persona  a la que es necesario… matar.

En muchos casos, estos chicos no serían capaces de actuar en solitario; agreden junto a otros por la fuerza y la presión que los otros ejercen sobre ellos y que a su vez los lleva a demostrar que ellos son los poderosos.

Actitudes de los familiares

En la familia de Fernando todo es  angustia y dolor. Durante el juicio la mamá de Fernando comentó: “Me  incomodó cuando me miraron y no bajaron la mirada. Sentí como madre que no estaban  arrepentidos.” No tuvieron piedad “Con qué derecho le arrebataron la vida?”

Solo dolor, lágrimas, ausencia. Esta actitud desafiante también de los imputados hacia los testigos, claramente nos muestra la soberbia y la falta de empatía, indiferencia y desprecio por la vida. 

En la familia de los imputados, se observa la impasividad de los gestos. El padre de uno de ellos niega la participación del mismo en la golpiza y dice no entender por qué está preso.

El padre del joven que filma el asesinato declara: “Lucas está preso por algo injusto, siendo que él solo estaba filmando” “No es asesino, no es malo, no tiene malas intenciones” “Es un chico feliz con las cosas que hace”

Estos comentarios dan cuenta de la irresponsabilidad, la ausencia y el poco sostén que les han brindado a sus hijos.

 Ellos son el fruto de esa crianza en la que seguramente, se discrimina al diferente y en la  que se banaliza lo que significa una vida. Lamentablemente con padres así… no se puede esperar otra cosa.

Qué grado de desconexión habrá en esa familia? No conocen a sus hijos…no les transmitieron valores honestos y de responsabilidad.

¿Será que todo esto sea el emergente de una sociedad que no se respeta, no dialoga, que  carece de límites y con rasgos cada vez más preocupantes de alienación?

No se puede crear una sociedad sin reglas. La libertad tiene reglas de juego.  La autoridad y no el autoritarismo, limita y protege!

Es innegable que hay una crisis de valores y de referentes, por eso los jóvenes  buscan otras fuentes de identidad que no siempre son las mejores.  Es prioritario y urgente la participación de los padres y educadores como sostén y referentes confiables. 

Muchas veces, por temor a ser demasiado estrictos, se deja desierta la función de autoridad y entonces cuando hay ausencia de reglas… los jóvenes trazan sus propios rituales rebeldes. 

La viralización de las acciones violentas y su difusión en las redes sociales, supone un peligro latente, porque cuanta más violencia se consume,  es más probable  terminar adoptando conductas agresivas.

 ¿Qué deberíamos esperar del juicio hacia los imputados por el asesinato de Fernando?

 Desde el punto de vista legal,  que tengan una justa condena según el grado de  participación de cada uno de ellos, aunque se enfrentan a ser condenados a prisión perpetua. Que sea un castigo ejemplificador para la sociedad y la justicia toda. Que se  desarme  la extendida idea de  que hay impunidad para los actos criminales. Mostrarles a los agresores  lo que pasa después de aquel acto salvaje, por lo menos, para que sean conscientes de que todo no acaba después del crimen. Tienen  que saber que hay consecuencias para ellos y  su futuro… porque a partir de ese momento su propia vida habrá cambiado…

La madre de Fernando decía…”Quiero justicia para mi hijo. Fernando está encerrado en un ataúd y no lo voy a recuperar nunca “

Que disfruten el fin de semana

¡¡Hasta la próxima!!

nakasone