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¿Cuál es el estado actual de la Hornilla Jesuítica?

¿Cuál es el estado actual de la Hornilla Jesuítica?

La Hornilla forma parte del conjunto jesuítico de Alta Gracia y fue declarado Monumento Histórico Nacional en el año 1941. Actualmente es un sitio histórico olvidado. Para conocer los detalles históricos y la importancia de la misma, diálogamos con los arquitectos Antonio Sabatté y Julio Infante.

La Hornilla Jesuítica forma parte de una de las edificaciones y huellas del pasado jesuítico, entre ellas: Iglesia, Residencia, Obraje, Tajamar y Molino. Es un sitio de una gran importancia histórica y patriomonial para nuestra ciudad.

Así, se encuentra a unos cuatro kilómetros de el centro de Alta Gracia y a escasos metros del Primer Paredón. Sin embargo, actualmente es un lugar que ha quedado olvidado en el tiempo. El predio está alambrado y sin señalización para vecinos y/o turistas.

Por ello, AG Noticias dialogó con Antonio Sabatté. Arquitectónico, quien tiene a cargo el Área de Conservación Arquitectónica del Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers.

La palabra del Arquitecto Mgter Antonio Sabatté: Datos históricos

En relación al contexto histórico de la misma, Antonio especificó que forma parte de la infraestructura productiva de la Estancia. En este sentido, el asentamiento de la Orden, al igual que en las demás estancias, tenía principalmente dos etapas. La primera consistía en la configuración de los recintos básicos iniciales con los recursos disponibles en el lugar.

«Generalmente se ocuparon las construcciones ya existentes, en nuestro caso lo levantado hasta la donación que hace Alonso Nieto de Herrera, y/o se edificaba con piedra, tapial, adobe, barro, cañizos, paja. Es decir, con materiales que simplemente se podía recoger o de elaboración sencilla sin cocción».

¿Cuál es el estado actual de la Hornilla Jesuítica?

A continuación Sabatté señaló que una vez resuelta esta primer necesidad, el entorno explorado y con la actividad productiva rural activada, se comenzaba la segunda etapa. «Consistía en reemplazar gradualmente las primeras construcciones por edificios más resistentes. Adecuados a funciones complejas, dignos y jerarquizados de acuerdo al valor simbólico que quería transmitir la Orden dentro de los rituales cristianos de la época».

Antonio detalló que para lograr esto, se atendían a diseños modernos, racionales pero también sensuales. Donde se conjugaban rasgos manieristas, barrocos con aportes de la imaginería local y afro. «Mientras que la Orden contaba con mano de obra esclavizada afro altamente capacitada y técnicos que tenían el conocimiento, eran necesarios materiales cocidos cerámicos, como los ladrillos y tejas. Pero también morteros que cohesionaran bien estos mampuestos y que pudieran revestirlos».

Asimismo, en este punto, dice Antonio, es donde esta estancia cobra particular interés: en sus sierras estaba la materia prima fundamental. La piedra caliza, y los técnicos tenían el conocimiento para transformarla en cal al someterla a altas temperaturas y triturarla.

«Con este material fue posible concebir los grandes edificios jesuíticos de Córdoba, como también otros importantes del período colonial, y más tarde motorizar el desarrollo de la región hasta nuestros días. Por esto la Hornilla Jesuítica de Alta Gracia es la memoria construida de este proceso iniciado allá por el siglo XVIII, documento que todavía tiene mucho para contarnos«.

La Hornilla Jesuítica es parte del conjunto jesuítico declarado Monumento Histórico Nacional en el año 1941 Decreto Nº 90.732/41 – modificado por Decreto Nº 4724/54, Bienes Culturales Jesuíticos Municipales Ordenanza N4368 de 1999, Patrimonio Cultural del Mundo por la UNESCO en el año 2000 y Sitio de la Memoria asociado al Proyecto La Ruta del Esclavo: resistencia, libertad, patrimonio por la UNESCO en 2014. «Sin embargo en ninguna de estas declaratorias es mencionada explícita y particularmente», afirmó.

El estado actual de la estructura y la posibilidad de su revalorización

Sabatté explicó que como bien histórico arqueológico que es, se encuentra hoy por hoy en un mal estado de conservación. Poniéndose en riesgo su estructura de conformación. Debido a los factores naturales ambientales que actúan invadiendo y degradando su materialidad «sin que haya gestión ni medidas de preservación en la actualidad».

«Su conservación y puesta en valor son responsabilidad del Gobierno Municipal en primer grado, quien debe cumplir y hacer cumplir la reglamentación que se estableció al respecto de nuestro patrimonio material. La complejidad de esto radica en la multiplicidad de actores que conforman el conjunto jesuítico en la ciudad, es decir los estamentos públicos y privados propietarios de cada componente».

¿Cuál es el estado actual de la Hornilla Jesuítica?

Es por este motivo, dice el arquitectónico, que se creó el Nodo de Gestión del Patrimonio Cultural de Alta Gracia. No tuvo actuación desde el año 2008 hasta que se propuso su reformulación en el año 2019. Planteándose los temas pendientes sobre los que es necesario trabajar colaborativamente. «Los años de pandemia interrumpieron esta iniciativa, aunque se lograron algunos avances que serían necesario retomar y continuar».

Además, Anotnio remarcó que no solo es posible poner en valor a la Hornilla, sino que «es necesario integrarla en una lectura clara de todo lo que fuera el sistema productivo que nos caracteriza y lograr una armonía sinérgica con el ambiente natural que también es de importante valor para nuestras comunidades y visitantes».

«Los proyectos de intervención sobre este bien solo han sido concepciones en el campo académico que no pasaron a instancias de gestión concreta, ensayos que sería bueno considerar para delinear medidas posibles».

La promoción y divulgación del sitio como factor fundamental para la conservación

La señalización de la Hornilla es otro elemento central que serviría a que tanto turistas como vecinos se lleguen a conocerla. Con respecto a esto, el arquitecto aseguró que: «La comunicación es un factor fundamental para la conservación del patrimonio. No solo basta con preservar su materialidad sino que deben divulgarse sus atributos, historia, valores, etc. como dimensiones necesarias del fenómeno«.

«Incorporarla en los circuitos culturales y recreativos de recorridos, señalizarla en forma conjunta con los otros componentes, habilitar instancias y espacios de profundización e intercambios de miradas es contribuir a su puesta en valor tanto como su salvaguarda. Siempre cuidando que las intervenciones no opaquen a lo que se esté señalando».

La palabra de Julio Infante: Director del Instituto de Patrimonio Cultural del Colegio de Arquitectos de la Provincia

Con el objetivo de ampliar la mirada respecto a esta situación, nuestro medio conversó con Julio Infante, Director del Instituto de Patrimonio Cultural del Colegio de Arquitectos de la Provincia.

Antes que nada, Julio aclaró que la Hornilla dentro de la Municipalidad está catalogado como un barrio. Al ser tierras privadas y que se han comercializado, lo único que queda es el nombre. No hay ningún tipo de declaratoria ni intento de revalorización.

«Lamentablemente esta gestión no está hecha y para conseguir un amparo o una revalorización de esto, desde la Oficina de Patrimonio de la Municipalidad tendría que salir alguna resolución u ordenanza de protección en base a determinados valores que tenga el lugar».

Seguido de esto, agregó que de por sí el sitio ya tiene un valor histórico ligado a las construcciones de la época de la Estancia Jesuítica que fue declarada Patrimonio de la Humanidad. Lo mismo que las Paredes del Arco del Primer Paredón.

Incluso, Infante expresó el hecho de que sí se había planteado hace un tiempo un proyecto para trasladar un Museo de Arqueología al Primer Paredón. «Yo Alcancé a hablar con uno de los principales que era Atilio Testa y en ese momento también estaba Torres con ese proyecto, aduciendo de que por más que sea un terreno privado no puede competir ni tampoco se puede interrumpir todo lo que tiene el Primer Paredón y toda su historia que debería asesorarse«.

Los pasos para declararlo un patrimonio valorado

Por otro lado, el profesional manifestó que el primer paso para declararlo como un patrimonio valorado, es primero hacer una encuesta a los vecinos, a la gente que lo usa, que lo ve, que lo transita. Incluso a la misma Municipalidad. A fin de observar si las personas lo valoran, lo tienen en cuenta y lo identifican.

«Los patrimonios son de la gente que los usa. Más allá que intelectualmente uno vea que tiene un potencial bárbaro, no se puede olvidar en la ecuación de la consulta social. A veces la misma sociedad lo ignora o no lo quiere ver, por ejemplo, como puede pasar con algunas cárceles o lugares que traen viejos o malos recuerdos entonces la gente no quiera que se proteja ni mucho menos».

Luego de esa instancia ya sea que tenga o no respuesta, comenta Infante, se debería llevar a cabo un un pequeño estudio para ver que otros valores identitarios tiene. Unido al turismo, Julio señala que sería óptimo también crear un Centro de Interpretación para concientizar a la gente y explicarles su función.

«Si estos no conocen algo no lo valoran y sino lo valoran no lo protegen. Ese sería el primer camino y el legalmente más correcto es a través de una resolución municipal que por lo menos se haga un amparo o un resguardo hasta tomar ninguna decisión para que no se demuela o se haga un área de protección hasta que se decida que se va a hacer con eso. Se le puede dar un uso alternativo y cultural que tenga algo que ver con esa historia que guarda. Ese sería el camino correcto para continuar con una declaración patrimonial».

El Director de Patrimonio Cultural lamentó el hecho de que estos temas al no ser políticos y al no poseer bandera política porque no aportan demasiado, no se los tiene en cuenta. «Lo que más cuesta es poner en un buen lugar algo que nunca dejo de estarlo pero que tiene que estar en la mirada y en la boca de las decisiones de los cabecillas, de las políticas y de las grandes decisiones».

Finalmente, concluyó: «Que este sitio se perpetúen en el tiempo y sea algo realmente valioso que aporte desde lo sustentable y lo auto sustentable. Que logre mantenerse con las entradas del turista, con el aporte y el aprecio de la gente«.

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