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¿Vos cómo lo ves?

¿Vos cómo lo ves?. Hoy: Bullying, un volcán en erupción

¿Vos cómo lo ves?. Hoy: Bullying, un volcán en erupción
Lic. Patricia Orofino (*) Psicopedagoda Psicoterapeuta Familiar Mat. 5108-76

Pareciera que el Bullying fuera un fenómeno de la sociedad actual, pero en realidad siempre ha existido.

Bullying. En una época lo llamábamos burla, cargada…te decían “cuatro ojos”, “gordo”, “tonto”, etc. Por supuesto que dolía y uno se sentía mal; pero generalmente no llegaba a una escalada tan violenta como actualmente.

Los niños y jóvenes reproducen dentro de las aulas los estigmas que circulan en la sociedad… claramente vemos en los medios televisivos que el ser por ejemplo “gordo” es algo mal visto, por lo que esa característica física ya está como condenada a la desvalorización… en el menor de los casos.

La gente lastima y se lastima como modo de comunicar sentimientos y lograr objetivos.

Se usa un lenguaje concreto y la acción, en lugar del pensamiento lógico y el razonamiento coherente. Por lo tanto, la agresión verbal pasa a ser algo que muchos hacen y otros soportan.

Es curioso observar que la violencia implícita en el bullying se ha naturalizado validando de hecho los vínculos donde prevalece la ley del más fuerte.

El psicoanalista F. Ulloa dice:

“La violencia es lo que aparece cuando algo que se necesita está ausente. La ternura primera implica dar alimento, abrigo y buen trato en donde prevalece la ley de lo justo sobre la ley del más fuerte. Cuando fracasa por parte de los padres éste sentimiento de ternura, la persona es un sobreviviente; alguien que vive de sobresalto. Su legalidad es la violencia”.

Ahora bien, ¿Todo maltrato es Bulllying?

Si el maltrato es sistemático y sostenido en el tiempo entonces, podemos hablar de bulllying.

Observando lo que sucede en las aulas, vemos que el acosador es un niño o joven que se muestra impulsivo, intolerante y autoritario. No sabe perder y necesita imponerse por la fuerza amenazando.

Su objetivo es un otro al que percibe indefenso, aprovechando así el desequilibrio de poder entre uno y otro.

Encuentra divertido sus ataques, en especial cuando cuenta con la complicidad de observadores indiferentes hacia los abusos sufridos por su víctima.

El acosado no puede defenderse, comienza a sentir un miedo constante, ansiedad, irritabilidad pudiendo suceder que tenga pesadillas, falta de apetito o apetito excesivo, disminución del rendimiento escolar y un detrimento de su propia valía.

Este hostigamiento puede ser físico, verbal, emocional pero también silencioso. En ese caso al acosado se lo excluye e ignora.

Este conjunto de síntomas es devastador, pero es más preocupante cuando se da por las redes sociales en donde un acto, un rumor difundido por internet, no solo socava la autoestima sino que hasta puede llegar a una depresión y en algunos casos al suicidio.

La memoria de lo vivido deja una huella significativa en la vida del niño o joven que luego se prolonga hasta la adultez.

Muchos son los casos  que se suceden en forma continua en todas partes del mundo.

En EEUU un joven de 14 años se suicidó tras ser hostigado en las redes por su homosexualidad; éste es uno de tantos ejemplos.

El Acosador. El infierno tan temido

Si se analiza el contexto familiar y social en el que se ha desarrollado ese niño, quizás se pueda observar que proviene de familias disfuncionales. En donde la palabra es sustituida por la violencia; donde ha faltado aquella ternura primera a la que se refiere Ulloa y en donde los padres han estado ausentes de alguna manera, sin transmitir valores apropiados y propiciando así un vacío de proyecto de vida.

Como vemos, tanto el acosador como el acosado son dos caras  de la misma moneda.

Ambos han padecido violencia y desvalorizaciones.

Ambos necesitan ayuda.

“No lastimes a los demás con lo que te causa dolor a tí mismo” (Buda)

Frente a esta realidad, la primera reacción es sentir que nos paraliza el carecer de respuestas.

Sugerencias para los padres

Es muy importante observar si hay cambios en la conducta de los hijos. Si han sido víctimas de bullying, por lo general mantienen el silencio sin contar lo sucedido a nadie, por vergüenza.

Como prevención es aconsejable aprovechar situaciones cotidianas para hablar del tema evitando preguntas directas.

Comentarios tales como ¿cómo te fue hoy en el cole?; ¿a qué jugaste?… son preguntas sutiles para averiguar qué está pasando.

Hay que escucharlos sin juzgar ni naturalizar la situación como por ejemplo “en mi época también se hacía burla”; “son cosas que pasan” o “¿no estarás exagerando?”

Si la situación los sobrepasa, consultar con un profesional.

La prevención tiene que hacerse para que a mi hijo no le hagan bullying pero también para que él no lo haga. Y si es testigo, no mostrarse cómplice.

Explicar las consecuencias que pueden tener las agresiones en redes y que todo lo que publique online, mañana puede ser usado para hostigarlo.

Escuela. El gran desafío

Es una tarea que requiere de un trabajo diario. No hay que esperar que la agresión suceda, sino tener planificada una estrategia preventiva ante posibles casos.

Trabajar con los valores del respeto, empatía, solidaridad, cooperación. Proponer Clases de Habilidades Emocionales con el fin de trabajar las distintas emociones y cómo aprender a manejarlas.

Ante un caso de bullying se hace necesario tener entrevistas conjuntas los padres, directivos y profesores, en un diálogo abierto para acordar en conjunto acuerdos para la mejor convivencia.

“Aquellos que educan bien a los niños deberían ser más honrados que los que los producen; los primeros les dan la vida; los segundos, el arte de vivir bien” (Aristóteles)

(*) Para comunicarse con la Lic. Patricia Orofino, pueden hacerlo llamando al 3547 508887 o bien enviando mail a [email protected]

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