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Recordando al Dr. Luis Abreu, el ser humano que superó al médico

Recordando al Dr. Luis Abreu, el ser humano que superó al médico

Hace unos pocos días, y luego de luchar contra una larga enfermedad, falleció en nuestra ciudad el Dr. Luis Angel Abreu.

Su nombre, corto, se dice rápido. Pero su trayectoria como médico y sus virtudes como ser humano dan mucho para hablar, para contar… Luis nació un 15 de junio de 1949. Estaba cerca de cumplir sus 72 años y de ellos, 46 dedicados a su profesión.

En realidad, cuando hablamos del Dr. Abreu, más que profesión hacemos referencia a un verdadera vocación. Se recibió de médico el 28 de mayo de 1975 y desde ese mismo día entregó todo por cada uno de los pacientes que transitaron por sus consultorios.

Porque lo suyo no fue «trabajar» de médico. Lo suyo fue vocación pura. Le dedicó su vida a quienes requerían de sus servicios profesionales y nunca le esquivó a dar una mano en las causas nobles y justas. Las que casualmente casi nunca determinan un rédito económico, pero que hacen grande a una persona.

Luego de muchos años atendiendo en dispensarios de la ciudad y en el Hospital Regional, el Dr. Luis Abreu decidió independizarse en su práctica. Puede decirse que a lo largo de casi cinco décadas de médico, más de una generación de altagracienses llegó al mundo de sus manos.

Nunca hizo diferencias ni preguntó quién era el paciente. El siempre estuvo dispuesto a ayudar, a atender. La responsabilidad lo llevaba a no dejar a nadie irse de su consultorio sin ser revisado. Fue un hombre orgulloso de su profesión, que nunca hizo distinciones a la hora de sanar y de ayudar a los demás.

Son muchos quienes lo recuerdan buscando por todos los rincones los medicamentos que algunos de sus pacientes no estaban en condiciones de comprar. Porque el ser humano estuvo siempre por sobre el médico en cada una de sus acciones de vida.

Para algunos, con quienes terminaba teniendo una relación más de amigo que de médico, era «el médico brujo». Es que Abreu siempre tenía a mano una de esas curas «milagrosas» que enseñaban las abuelas. El sabía muy bien que la medicina ayuda, pero que la verdadera curación estaba en la fe de quien la recibe.

Su vocación por la medicina no le impidió tener lazos familiares muy fuertes; tuvo un amor incondicional por su familia y adoración por sus nietos.

El «Pito» Abreu, en los 50 años del Club Anglo Viejo. El fútbol, otra de sus pasiones.

Ahhh… este intento de retrato escrito del Dr. Luis Abreu no sería completo si no habláramos de su pasión por el fútbol. De su amado Racing Club. No se perdía un partido de su querida «Academia». Una pasión que incluso hizo que le dedicara un tiempo a la vida social a través del Club Anglo Viejo. Allí, fue jugador, socio y presidente.

Se nos fue el «Pito» Abreu, como lo conocieron muchos de sus amigos. El Dr. Luis Abreu, como lo supo conocer la ciudad. Que en paz descanse, y gracias. Muchas gracias por haber sido parte fundamental de la vida de esta ciudad durante tantos años. Algún día, algún Dispensario debiera llevar orgullosa y merecidamente su nombre.

nakasone