Por Gustavo Gutiérrez
Que no se nos resfríe Messi, eh!. Yo por las dudas, me fijaría cada noche en la concentración argentina, que este muchacho tuviera una manta de resguardo para que no suframos ningún contratiempo. Es más, si tuviera un carpintero amigo haría revisar la ventanas de la concentración de Moscú, cosa que ni siquiera un mísero chiflete nos pudiera traicionar.
Esto, dicho irónicamente. Ni con Messi alcanza. Porque no hay quien pueda hacer de socio. Ni siquiera aquellos que llevan demasiado tiempo en la selección.
Sacamos conclusiones absolutas, somos así de extremistas; jugamos frente a una Italia que jugó al tranquito, creo yo que de obligación y ahí creímos que Bustos era Cafú, que Tagliafico era Marcelo; que en la mitad de la cancha teníamos a Paulinho y a Renato Augusto, y que podíamos prescindir de Neymar en ofensiva porque Lautaro Martínez es el crack de la nueva era. Ah… y que Caballero era una mezcla entre Amadeo Carrizo, Fillol, Antonio Roma… ni tanto ni tan poco.
Ni muy muy, ni tan tan. No somos los mejores del mundo. Bueno, el partido con España nos demostró exactamente eso: que aquel test que no tenía que arribar en conclusiones definitivas como fue Italia, y las arribó, fue el camino equivocado. Hoy uno de los mejores equipos del mundo nos demuestra que estamos demasiado lejos de ese lote que integran España, Brasil y Alemania.
La Argentina vieja de mitad de la cancha de Biglia y Mascherano sin velocidad, sin poder encontrar la pelota; la Argentina desubicada en el fondo, con Rojo que hace un montón de tiempo que no juega en el Manchester United, hoy puesto como central; ¿todo lo que pregonaban Bustos y Tagliafico habrá que borrarlo de un plumazo?
Ni tan tan, ni muy muy. Ni Caballero era un arquero extraordinario, ni hoy es el peor del grado. Pero habrá conclusiones que dejará este partido, y habrá decisiones que tomar. Aquella lista llena de certezas, hoy se llena de dudas. Hoy son más las intrigas que las conclusiones arrebatadas, desesperadas y absolutamente fuera de lugar.
Habrá que cuidarse en no adjetivar a jugadores que no tienen ni tendrán nivel de selección; y a otros, en el que el paso del tiempo ha hecho un efecto absolutamente previsible, y que ellos mismos claman a gritos por una decisión que los deje afuera del mundial. Digo, si queremos ser protagonistas en serio.
Mientras tanto, acerquémosle una mantita más a Messi, y revisemos la habitación que le van a dar en Moscú. No va a ser que por ese viejo chiflete nos quedemos a gamba.
