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Luis Blanco: “Yo no sabía si había muerto”

Luis Blanco, ex técnico de Belgrano relata en primera persona cómo estuvo a punto de morir por coronavirus en España.

Luis Blanco, director técnico argentino que trabaja en el fútbol española contó toda la angustia que tuvo para superar el Covid-19. Tuvo que entrar solo a la ambulancia porque no lo querían tocar y las enfermaras se pusieron a bailar para que él supiera que se había salvado. Tremendo testimonio en una nota que concedió a Diario Olé.

Luis Blanco fue el entrenador argentino que peor la pasó con el Covid-19. Tanto que estuvo a punto de morir, pero su cuerpo le ganó la batalla al coronavirus. El 22 de abrir, al salir de terapia intensiva, envió un conmovedor mensaje a través del diario Olé. El DT del Mons Calpe, de Gibraltar, ya está en su departamento. Muy aliviado, también con mucha angustia, que le relató, ya con más posibilidades de expresarse.

«Han pasado tantas cosas por mi cabeza que ahora me tomo tiempo para todo. Si no tengo hambre, no como al mediodía, sino a las tres o a las cuatro… Pasó lo peor y ahora estoy en mi departamento, solo, porque mi familia está en Buenos Aires. Justo iba a venir mi señora con un nieto, y pasó lo de la cuarentena, que los aeropuertos se cerraron», cuenta.

Sus recuerdos transmiten mucho dolor, al límite del quiebre emocional, pero se mantuvo sereno en la descripción que hizo en la nota que concedió a Olé.

«Esto es día a día, aprendí eso. Ahora el cuerpo me pide comer más. Estoy haciendo gimnasia con el fisioterapeuta, que me pide moverme. A mí la doctora me había dicho: ‘Te vas el viernes’. Y llegó el viernes y tenía 37,4 de fiebre, no me dejó ir. Hasta que el cuerpo avisara que estaba listo para irme no me dejaban ir del hospital. No hay una vacuna que cure el coronavirus. Entré en coma y ellos me canalizaron, me pusieron cables, mangueras, me abrieron. Yo lo digo porque lo vi después de despertame. 

¿Cómo fue la evolución?

Ingresé con una infección muy complicada en los pulmones, tenía una neumonía bastante severa. Después dejaron que mi cuerpo peleara contra el virus. Ese es el tratamiento, a tal extremo que si vos tenés un problema cardiovascular, o fumaste mucho, con una vida desordenada, el virus te puede hacer daño. Yo llevé una vida ordenada y le gané al virus. Después de un mes y pico vi la primera cara, la sonrisa de la doctora, para decirme todo lo malo que habia pasado, que había tocado fondo, y que quedé inmune. De mil casos, uno queda inmune. Mi cuerpo generó un anticuerpo en el que ahora no contagio y menos me pueden contagiar», explica.

-¿Qué te dejó todo esto en lo personal?

-Aprendí a esperar que el cuerpo me pida lo que necesito. Ayer a las dos de la mañana tenía hambre, me levanté y comí. Cosa que nunca me pasó en el hospital. Es así, no hay que subestimarlo a este bicho. Se contagia uno y contagia a los amigos, los amigos se van a la casa y contagian a la hermana, y ésta a las amigas. Se hace una cadena imparable. Es lo que pasa en España, Italia, Estados Unidos… Acá ya hubo más de 27.000 muertos, y sabés que ataca fuertemente a los vulnerables, hubo 17.000 fallecidos de hogares de ancianos.

También están aquellos que lo tienen, que se les manifiesta como un resfrío, pero te contagia, y si se te contagia y te agarra mal es difícil. Yo no sabía si había muerto, soñaba cosas… Me acuerdo de muchas cosas y pensaba que podría haber muerto. Cuando desperté, lloré, me vi el cuádriceps y era un gorrión, una patita. Me veía el fémur… me hizo pomada.

-¿Qué se te generó en ese momento?

-Lloré porque vi cosas que nunca vi. Los médicos están acostumbrados porque se dedican esto. Yo estaba en módulos de casilleros de vidrio, con la camilla, y todos los aparatos. Había diez personas en terapia intensiva. En el medio, las enfermeras, que preparan todo para entrar a cada módulo. Veía a gente que entraba y al otro día la sacaban para cremarla. Yo quería salir de ahí, estaba desesperado, no me había comunicado con la familia, después los mismos enfermeros y doctores me trajeron una tablet para que viera a mi familia, pero no tenía fuerza para hablar, tenía todas las gomas en la garganta. Pasé momentos difíciles y experiencias difíciles, te aíslan totalmente. No podía… Parecía un bicho, te hacen sentir que es peligroso, hay muchos enfermeros y doctores que se contagiaron y murieron, por eso tanto cuidado.

-¿Te transmitieron tranquilidad los médicos?

-Ellos sabían que me podía agarrar un virus intrahospitalario, pero me lo localizaron rápido, en los intestinos. Me dieron antibióticos y pude zafar rápido de eso. Ahora estoy en casa… Tomás un té en un hospital y tenías que esperar cuatro horas. Ahora camino, me da vitalidad y puedo agrandar el pulmón. No puedo creer que estoy hablando sin toser, sin ahogarme. La semana pasada no lo podía hacer.

Luis Blanco al dejar el hospital.
-¿Tenés algún mensaje para la gente de Argentina que está en cuarentena?

-Que sepan que el Covid-19 se propaga rápidamente. Lo bueno es que en Argentina se cerró rápido la frontera, porque el virus viaja mucho en avión. Por eso atacó fuerte a Madrid y Roma. En España, como era la primera vez de algo desconocido, tardaron y se propagó muchísimo.

-¿Te quedó miedo?

-Todavía no quiero utilizar la palabra miedo, pero estoy con respeto, y si voy a salir para unas compras, que lo voy a acompañar al secretario deportivo del club (Vela), me voy a poner barbijo, por más que la doctora me dijo que soy inmune y se sentó conmigo en la cama. Por respeto a la gente, porque no quiero subestimar nada, por lo menos hasta agarrar un poco de confianza.

-¿Hay un plan para tu evolución?

-No tengo que tomar medicamentos. Tenía 37 y medio de fiebre. Pero le dicen fibrilla, porque es una pequeña infección. Desde que llegué al departamento estoy con 35 grados, me dan paracetamol, y un jarabe para la tos. El cuerpo tiene antibióticos. Me habían dicho que tenía que hacer una cuarentena, pero cuando me dijeron que soy inmune me explicaron que es innecesario.

Me llaman día por medio del hospital para saber si estoy bien, si estoy con fiebre, si tengo gusto, porque este bicho te hace perder el gusto, si me duelen los pulmones. En las charlas me tienen 15 minutos, quieren saber si tengo algunos síntomas. Hay un control bueno de ellos para mí, los fisioterapeutas me indican trabajos de cuádriceps y bíceps para recuperar la articulación. Dentro de tres semanas tengo que ir a sacarme una placa de tórax para ver cómo están los pulmones y hablar con la doctora. Aunque tengo buena respuesta muscular.

-¿Tenés algún cuestionamiento al sistema sanitario por lo que ocurrió previamente a tu internación? Sabemos que fuiste a hacerte chequeos antes de internarte y te dijeron que tomaras paracetamol.

-Pero eso no fue en el hospital, fue en centros de salud de los puertos. Acá vivo a diez minutos de Marbella, en Casares. Me atendían a diez metros, ni siquiera a dos metros. Yo les decía ‘no me siento bien, tengo fiebre’ y no me quisieron atender porque no tenían para hacerme pruebas. Me decían que me tome paracetamol. Pasé una noche horrible, cuando me quise levantar me tomé la fiebre y me ahogaba, tenía 39,5. Me puse de pie y no podía dar dos pasos, no podía respirar. Enseguida Vela llamó al hospital Costa del Sol, de Marbella. Empezaron a preguntar: ‘¿Cómo sé que tiene coronavirus?’. Lo que pasa es que yo tres días antes había hecho el test en Gibraltar, pero tardó 72 horas. La noche anterior me llaman del hospital de Gibraltar y me dicen que me dio positivo, pero  no había ningún justificativo.

Tal vez el peor momento…

Pero el hospital vio mis síntomas, vino la ambulancia y tardé mucho en llegar, era dar dos pasos y parar, solo. Los choferes y el acompañante, no me querían ayudar a entrar por miedo al contagio. Llegué al hospital, me pusieron en una silla de ruedas, me hicieron la prueba, me dicen que dio positivo. Ahí, como tenía tan comprometido los pulmones con la neumonía, me asistieron con oxígeno y me llevaron a terapia intensiva.

Habré estado consciente 20 minutos y entré en coma. Me desperté a los seis días y me encontré atado de tobillo y muñecas porque dicen que lo primero que hacés cuando te despertás es intentar sacarte todo. Me había despertado y veía que nadie me miraba. Ellos igual tienen en el medio de esa sala tienen todos los controles. Al ratito vivieron rápido, yo no me podía comunicar. Las enfermeras estaban  todas tapadas, los médicos también. Seis enfermeras se pusieron frente al vidrio y empezaron a bailar porque no me podían mostrar la sonrisa (estaban con barbijo). Bailaban para festejar que me había despertado.

FUENTE: NOTA PUBLICADA EN DIARIO OLE EL 14 DE MAYO

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