Por María Julia Masciotta (especial para La Vida Misma)
EL PUEBLO
Llegué ese día nublado y gris, las calles iluminadas y solitarias me invitaban a ingresar sin miedo. Este pueblo tranquilo era ese lugar elegido para reestablecer mi vida y comenzar de nuevo.
Sus habitantes solidarios y tradicionales afrontaban el día a día con gestos humildes y de gran corazón, trabajo, familia y vistas maravillosas desde las colinas que lo circundaban.
Una mañana ya instalada y con deseos de conocer, recorrí algunas sierras vecinas que de una u otra manera protegían al pueblo de vientos y tormentas fuertes, eran como gigantes robustas y valientes, serenas y verdes que ofrecían una paz indescriptible al observarlas y caminarlas.
El silencio invadió mi ser, los senderos me guiaban a lo alto de una colina, continué, y mis ojos impactaron con la mirada de un hombre que leía bajo un árbol. Asombrado por mi presencia simplemente dijo -hola- y mi cuerpo se estremeció, fue fuerte la percepción desde el escuchar su voz y no sentirme sola en ese espacio maravilloso, fue un instante emocional, en el cual sentí fuertes latidos y manos húmedas. Murmuré un hola también que no sé si lo escuchó, simplemente enmudecí.
Mi imaginación voló y sus ojos profundos se introdujeron en mi interior, el asombro conmovió mi cuerpo y ese corazón tan quieto y tan falto de ternura y afecto recuperó sus latidos instantáneamente.
La atracción fue mutua, sencillamente se levantó y se acercó a mí; tomó mis manos y expresó un -Bienvenida al pueblo-, dije -gracias- y me invitó a compartir la sombra de aquel solitario roble que nos acurrucaba entre sus raíces.
Desde ese día nuestros encuentros fueron conmovedores, charlas fluidas e interminables, muchas sonrisas, optimismo y energía la cual día a día nos unía más y más.
Pasaron días, meses y… nos enamoramos.
Sensaciones diversas, instintos receptados y emociones que se acoplaron en nuestro ser. Tan devaluado está el amor que no captamos lo simple que puede ser cambiar nuestras miradas y creencias acerca de temas tan trillados.
Aprendí a valorar la tierra, los detalles, la gente auténtica; y especialmente ese pueblo que me adoptó y me hizo sentir parte, me dio una nueva identidad.
Rebosantes de alegría caminamos juntos, el espacio y tiempo compartido provocó convivir, permanecer y elegirnos a diario.
Formamos una familia con dos hijos tiernos, gestados desde el puro amor y la decisión de vivir amaneceres y atardeceres unidos siempre.
El frio, el calor, la solidez en la comunicación, la algarabía, el respeto; la escucha y el compromiso asumidos, desataron una hermosa tormenta de –¡VAMOS POR MÁS!-, y aún estamos aquí, valorando cada detalle.
La sinceridad y las miradas cómplices me invitaron a SER, ese hombre solitario en la colina me invitó conscientemente a darme cuenta del merecimiento, de lo real que puede ser AMAR Y SER AMADA.
Aprender y ser mejor y diferente cada día, es una ACTITUD de VALIENTES.
¡¡CADA DIA SE CORREN RIESGOS!!
AiramAiluj 2021
¿Estamos preparados para soltar el EGO y desafiar al MIEDO?
¿Cuánto cuesta hoy ELEGIR a una persona y JUGARSE en los sentimientos?
¿Cuándo fue que los humanos soltaron al AMOR SINCERO Y LEAL?
¿Hasta cuándo se pondrán excusas acerca del COMPROMISO?
¡¡AUN CREO EN EL AMOR DESDE LA DIVERSIDAD!!
¡¡SIMPLEMENTE NO ES COMPLICADO!!
“EXCELENTE FIN DE SEMANA PARA CADA UNO DE USTEDES”
¡¡Gracias, Gracias, Gracias!!!
