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La historia de Renato: Lo dejó todo y se mudó a Italia para que sus hijos puedan cumplir sus sueños

La historia de Renato: Lo dejó todo y se mudó a Italia para que sus hijos puedan cumplir sus sueños

En esta sección te invitamos a conocer las historias de aquellos altagracienses viviendo en diferentes partes del mundo. Hoy dialogamos con Renato, un querido y recordado vecino de nuestra ciudad quien hace ya tres años está viviendo y trabajando en Italia. Con mucho esfuerzo, consiguió la ciudadanía italiana y tomó la valiente decisión de dejar atrás todo lo conocido para allanar el camino hacia un nuevo futuro para sus hijos en este país. Nos sumergimos en la extraordinaria travesía de un hombre que, motivado por el amor y la determinación, ha forjado un legado de oportunidades y posibilidades para sus seres queridos en la encantadora tierra italiana.

Renato nació en Alta Gracia y creció en Barrio Pellegrini. Sus padres eran comerciantes. Hizo el primario en el colgio Nacional y el secundario en El Obraje y jugó al fútbol en diversos barrios y clubes de nuestra ciudad. Formó su propia familia, tuvo tres hijos y no fue hasta los 53 años de edad que decidió dar un giro completo a su vida.

Lo que lo motivó la decisión de irse del país fueron varios factores. En primer lugar el deseo de obtener la ciudadanía italiana y poder conocer la tierra donde habían nacido sus padres. La segunda, la oportunidad de que su hijo Nicolás, quien había jugado al fútbol en Argentina desde pequeño, pudiera unirse a un equipo italiano.

«Su representante facilitó esta posibilidad, y cumplir este sueño era esencial para él dada su edad. También influyeron en mi decisión las dificultades económicas que enfrentaba después de trabajar durante 20 años en Arcor y cambiar a dos empleos adicionales. Trabajaba largas jornadas, entre 12 y 14 horas diarias, y mi situación no era óptima. En cuarto y último lugar fue la seguridad de mis hijos, quienes pasaron por varios robos«.

La historia de Renato: Lo dejó todo y se mudó a Italia para que sus hijos puedan cumplir sus sueños

El comienzo de la travesía

Todo comenzó a fines del 2019 principio de 2020. Al ser hijo de italianos, Renato trajo toda la documentación pertinente. «Hacer la ciudadanía en Argentina es muy difícil, tarde entre 4 a 5 años. Acá si sos hijo de italianos, nieto o bisnieto se hace mucho más fácil estando presencialmente, aunque a eso lo tenes que pagar. Los casos son totalmente distintos dependiendo de cada persona, esta es una experiencia personal mía».

El altagraciense vendió todas sus pertenencias para comprar su pasaje y, afortunadamente, el Club Italiano cubrió el costo del billete de Nicolás, aliviando su carga financiera. Sin embargo, no todo fue tan sencillo como ellos pensaban.

Enfrentaron diversos obstáculos como la necesidad de una invitación formal del club y permisos consulares, debido a la evolución diaria de la situación pandémica. Estas complicaciones los obligaron a permanecer en Buenos Aires por períodos prolongados, afectando el dinero con el que contaba Renato para viajar.

«A pesar de mis esfuerzos, regresé a Córdoba sin éxito. En agosto, finalmente recibimos el permiso, pero solo era uno para Nicolás, quien partió solo a sus 19 años. En diciembre, cuando se reabrió el turismo, pude reunirme con él y seguir sus pasos en los clubes en los que estuvo, aunque luego emprendí mi propio camino».

Experiencia laboral y el encanto de los paisajes italianos

Al arribar a Italia, el hombre señaló que gracias a Gustavo Ortiz y su familia de Alta Gracia, encontró empleo en su empresa de construcción ubicada en el norte de Milán, cerca del límite con Austria, donde trabajó durante cinco meses. «Le estoy muy agradecido por esta oportunidad. Posteriormente, me trasladé a Sicilia para estar cerca de Nicolás, estableciéndome en la provincia de Enna».

Asimismo residió en Cerami, una ciudad en la montaña con vistas al volcán Etna, mientras su hija mayor, Sofía, vive en el pueblo vecino de Troina. «Aunque el clima presenta ciertas dificultades, ya me he adaptado. Generar ingresos aquí facilita viajar por Italia y Europa; he visitado España, Turín, Nápoles, Roma, Milán y Pisa».

Respecto a su profesión, se graduó como Técnico Químico en el Instituto El Obraje y comenzó a trabajar en Arcor en el 1988. Aunque su título no se aplicaba directamente en esa empresa, le permitió trabajar y adquirir experiencia en ensayos más físicos que químicos. En esta grupo multinacional argentino, se especializó en logística, inventarios, transporte y programación empresarial.

«A lo largo de mi carrera, cambié de trabajo tres veces pero siempre manteniéndome en el campo de la logística empresarial. Al mudarme a Italia, decidí no seguir trabajando como empleado y en cambio quise enfocarme en disfrutar de la tranquilidad, del crecimiento de mis hijos y el estar cerca de ellos. La combinación de mi formación y experiencia laboral de 30 años respalda positivamente mi currículum».

¿Cómo es la realidad de conseguir trabajo, vivienda y ciudadanía en el extranjero?

Conseguir trabajo y vivienda en el extranjero puede ser un desafío emocionante y gratificante. Pero también puede ser un proceso complicado que requiere planificación, paciencia y perseverancia.

Renato contó que ser profesional puede ser difícil debido a la validación de títulos, tal y como experimentó su hija, quien es fonoaudióloga pero que no puede ejercer por impedimentos como el idioma o las materias. «Aunque inicialmente puede haber desafíos, una vez establecidos, muchos jóvenes obtienen la ciudadanía y emigran para trabajar en diferentes partes del mundo».

«Una vez que generas tu economía en Europa la verdad que no te haces millonario pero estas tranquilo. El argentino es muy valioso acá. Ganar lo que se gana acá para un argentino es mucha plata. Te alcanza para llegar tranquilo a fin de mes, para salir a comer y viajar. Si venís con la plata justa hasta que encuentres un trabajo y donde vivir, se pasan momentos complicados, pero en eso está la fortaleza de cada uno».

El altagraciense sostuvo que dependiendo la zona en la que uno se encuentre de Italia, será más o menos difícil conseguir oportunidades laborales. Por ejemplo, en el norte de Italia, la actitud es percibida como más antipática, por ende la búsqueda de empleo es más difícil y la vida es costosa. «Los alquileres comienzan en 500 euros y los salarios mínimos alrededor de 2.000 euros«.

En cambio, hacia el sur, especialmente en Calabria, los precios bajan, la calidad de vida disminuye y los alquileres son más accesibles. «En Sicilia, la búsqueda de empleo es fácil para los argentinos, especialmente en bares, donde se pueden ganar alrededor de 40/45 euros por día trabajando de 8 a 10 horas. Parece muchísimo pero no es tan así como uno cree».

Doumentos necesarios o «Permesso di Soggiorno»

En Italia, la jornada laboral es de seis días con un día libre y para trabajar en este país, es necesario ser italiano o presentar los documentos adecuados, como el Permesso di Soggiorno. Así lo expresaba Renato:

«Algunos argentinos tienen doble nacionalidad, otros han obtenido el permiso, mientras que algunos aún están ilegales. En Sicilia, muchos argentinos trabajan durante las temporadas, beneficiándose de la estabilidad económica y una vida similar a la de Argentina«.

De hecho mencionó que existe todo un negocio de personas que se dedican a hacer la ciudadanía con un seguimiento el cual uno debe pagar y que ronda entre los 1.500/2.000 euros. «Esas personas te consiguen un departamento, que también se paga. Cuando venís a hacer la ciudadanía ya tenes garantizado un lugar donde vivir».

Entre Montañas y Mar: Una mirada profunda a la vida diaria en Italia

Por otra parte, explicó que este país europeo es bellísimo por toda la historia que la rodea y sus construcciones. Al igual que sus paisajes y sobre todo el Mar Tirreno y el Mar Jónico los cuales tienen las aguas mas turquesas de todas.

«Lo que más me atrapó de Italia y me sigue sorprendiendo son las construcciones de las viviendas. Acá en Italia no son viviendas nuevas y es muy raro ver una. Uno observa las fachadas por fuera y todavía mantienen un 50% la construcción original, aunque, obviamente por dentro tienen todas las comodidades y están bien».

Clima

Luego del clima comentó que hacia el norte, en Milán, el clima es extremadamente frío debido a la proximidad de Austria y los Alpes. Incluso, experimentó temperaturas de hasta menos catorce grados, lo que le impidió ir al trabajo debido a que las carreteras estaban congeladas. Para prevenir eso, por la noche los camiones de la municipalidad esparcen sal gruesa para prevenir la formación de hielo.

«En Sicilia, donde estoy, el clima es muy diferente, especialmente en la zona montañosa. La altitud hace que el sea muy variable, con cambios bruscos entre sol, nieve y lluvia en períodos cortos. En invierno, la oscuridad llega temprano, alrededor de las cuatro y media de la tarde, pero amanece nuevamente a las cinco y media o seis de la mañana. La adaptación es esencial, y algunos jóvenes encuentran difícil ajustarse a estas condiciones».

Gastronomía

A continuación manifestó que en Italia, cada región tiene sus propias tradiciones gastronómicas, destacándose aquella que respeta rigurosamente los horarios de comida.

«La comida es una parte fundamental para ellos, con pausas para el almuerzo al mediodía y cenas a las siete u ocho de la tarde. Esta cultura alimentaria, arraigada en la historia y marcada por las dificultades durante la guerra, ha llevado a un profundo aprecio por la comida«.

En relación a esto, Renato reflexionó sobre cómo su madre, influenciada por las experiencias de escasez en la guerra, solía servir rápidamente el segundo plato mientras aún este comía el primero. «Es casi como una obligación. Al haber pasado tanta hambre durante la guerra, ahora que la situación es diferente, los hace valorar tanto la comida».

¿Cómo se lo ve al argentino en Italia?

El altagraciense expuso que en Sicilia y el Sur de Italia, los argentinos son tratados con amabilidad, a diferencia del Norte, donde la actitud es más distante y antipática. Tanto los napolitanos como los calabreses aprecian a los argentinos por su dedicación al trabajo y su interés en la cultura.

Finalmente agregó que la presencia numerosa de argentinos contribuye tanto a esto último como a la comprensión mutua en lo que a idioma se refiere. «Aunque se pueden presentar desafíos, como por ejemplo los dialectos de cada región, aquellos con una base previa encuentran similitudes que facilitan la comunicación».

«En ciudades como Roma, Milán y Turín, entender el italiano básico resulta más accesible, especialmente para los niños. A nivel personal, la conjugación de verbos representa un desafío, lo cual es motivo de risas cuando lo comparto con mis hijos«.

Lecciones y consejos para aquellos que tengan en mente vivir en otro país

En cuanto a las experiencias y lecciones que le ha dejado el emigrar, Renato mencionó que lo fundamental para él ha sido proponerse un cambio para estar mejor, pero sin perder sus raíces.

«Si bien yo soy hijo directo de italianos, siempre está presente Argentina en mí corazón cuando veo una bandera, un documental o al entro al teléfono y veo las noticias de Córdoba y de Alta Gracia. Esas cosas te hacen recapacitar y valorar todo el esfuerzo que hiciste, pero sin perder las ganas de volver al país donde uno nació».

A su vez, el altagraciense animó a aquellos que cuentan con recursos económicos a considerar la posibilidad de mudarse a otro país. Además destacó la importancia de perseguir objetivos y sueños personales. «Todo depende de las ganas de cada uno y seguramente vas a extrañar pero es hermoso estar en un lugar que no conocés y aprender sus costumbres. Hay que atreverse a dar ese salto de una vida diferente en el extranjero».

Y añadió: «Luego de conseguir la ciudadanía, mis hijos Nicolás, Serena y Sofía también se unieron a esta aventura. Todos, incluído yo, nos la jugamos para buscar nuevos horizontes. Entonces, el miedo a no saber cómo hacerlo no existe. Lo viví con mi hijo de 19 años que con poca plata y todo se fue solo. Creo que el no animarse a hacerlo no tiene que estar en la cabeza de los chicos o de las personas que se quieran venir«.

La historia de Renato: Lo dejó todo y se mudó a Italia para que sus hijos puedan cumplir sus sueños

¿Volver a Argentina?

Toda persona que emprende un viaje para irse a vivir a otro país lejano y ajeno, lleva consigo en su memoria los recuerdos de los seres queridos que dejó atrás. El hombre declaró que extraña mucho Argentina y se emociona al acordarse de las cosas cotidianas de la vida en Alta Gracia.

«Echo de menos los amigos, la familia, el asado, las comidas, risas, charlas, el ver jugar a chicos al futbol en un terreno baldío en una canchita en el barrio. Es todo muy distinto. Acá no existe el ver a chicos jugando en las calles. No hay perros callejeros tampoco. Los tratan como bebés y en los shoppings de Milán o Torino, la gente lleva a los perritos en cochecitos».

Ante la pregunta si planea regresar en algún momento, Renato aseguró que volverá a Argentina porque consiguió cumplir todos los objetivos que se había propuesto antes de viajar a Italia. Incluyendo obtener la ciudadanía y documentos italianos, así como apoyar los sueños de sus seres queridos. «En toda esta locura está la mamá de mis hijos que apoyó la decisión de que sus tres hijos estén acá en Italia haciendo su camino».

«Aunque voy a seguir trabajando en Italia durante seis o siete meses al año, mi proridad es disfrutar de mi familia en Argentina durante el tiempo restante. El tipo de trabajo que tengo me lo permite hacer. Mientras el cuerpo y la mente me de para ir y volver, lo voy a seguir haciendo. Con 56 años, busco paz mental y la compañía de mis seres queridos en mi país. Mis hijos ya son independientes y han logrado sus metas allí».

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