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La Educación sobre la Mesa

La Educación sobre la mesa. Hoy: «Docente: profesión vocación y corazón»

La Educación sobre la mesa. Hoy: "Docente: profesión vocación y corazón"

Por Laura Iglesias (Especial para «La Educación sobre la Mesa»)

Se dice hoy: “los docentes deben actuar como educadores y no sólo como enseñantes”, lo cual significa entender su identidad profesional con funciones educativas, sociales y políticas. Esto quiere decir que trascienden los conocimientos disciplinares; y se convierten en eco de situaciones reales que afectan la vida de los individuos en la sociedad.

Día de emoción, de reconocimiento, de reflexión, de empatía. Pero, para un docente, en cualquier parte del mundo, no hay mejor homenaje que el sentido “FELIZ DÍA PROFE, SEÑO!!! Te quiero mucho, gracias por enseñarme “; entrañable frase que celosamente guardan en el corazón los estudiantes a la espera de este día, el DÍA DEL MAESTRO.

Recordar a un maestro siempre nos remite a un instante que por algún motivo nos cambió en algo nuestro interior como personas. Como dijéramos en una charla informal, que nos marcó. Y no solamente una situación de aprendizaje institucionalizado; esa figura de maestro se recrea en toda aquella persona que nos enseñó algo en la vida, por elección o sin quererlo. Pero que estaba ahí, justo en ese instante en el que aprendimos algo.

Maestro, aquel que con un virtuosismo particular logra de una manera innata generar un espacio de construcción y transmisión del conocimiento, de algo que sabe. Para que ese saber en otras manos se trasforme, se haga propio, se mejore. Nos brinda la posibilidad como sociedad de continuar trascendiendo, mutando en el tiempo, adaptarnos frente a los cambios, evolucionar. Pregunto, acaso, ¿habría una manera más perfecta, que fuera tan eficaz en este mundo, para garantizar la supervivencia de la humanidad, que el de un maestro enseñando, transmitiendo, posibilitando la construcción de saberes para y con otros?

Vocación y una historia que invita a reflexionar

En sus inicios la labor de enseñar se resumía en la tarea de alfabetizar para difundir las bases del catolicismo en la población. Así fue que el Clero, a través de los sacerdotes, fue dando lugar a la configuración de este modelo basado en la vocación y el voluntariado, para quienes realizaban esta labor tan singular.

Con las conquistas de nuevas tierras por parte de los Imperios dominantes, llegarían también las revoluciones sociales. Animadas en la necesidad del hombre de ser reconocido como sujeto de derecho que aspira tener libertad para su realización personal. Es así que la Educación comienza a ampliar sus horizontes, y con ello su funcionalidad como institución que posibilita la organización social. Desde la escolaridad en la primera infancia hasta los oficios que acompañan el crecimiento industrial.

En medio de todos estos cambios culturales se afianzaba la idea de que el género femenino se presentaba como el más idóneo para esta tarea; apoyándose en el modelo sacerdotal, la vocación de enseñar, sin un reconocimiento monetario como retribución. A su vez la mujer, por ese entonces, carecía del reconocimiento de sus derechos, y eso la posicionada como ideal para tal fin.

Hagamos historia

Nuestra historia lo confirma, “Ya en 1870 Nicolás Avellaneda decía: «La experiencia ha demostrado efectivamente que la mujer es el mejor de los maestros; porque es más perseverante en la dedicación a la enseñanza, desde que no se le presentan como al hombre otras carreras para tentar su actividad o ambición. Y porque se halla, en fin, dotada de todas esas cualidades delicadas y comunicativas que la hacen apoderarse fácilmente de la inteligencia y de la atención de los niños».

Por otro lado no podemos dejar de evocar la resolución que resolvió homenajear a los maestros el 11 de septiembre. La misma data del año 1943 y dice: «Considerando: que es actividad fundamental de la escuela la educación de los sentimientos, por cuyo motivo no debe olvidarse que entre ellos figura en primer plano la gratitud y devoción debidas al maestro de la escuela primaria; que su abnegación y sacrificio guían los primeros pasos de nuestras generaciones y orientan el porvenir espiritual y cultural de nuestros pueblos; que ninguna fecha ha de ser más oportuna para celebrar el día del maestro que el 11 de septiembre, día que pasó a la inmortalidad, el año 1888, el glorioso argentino Domingo Faustino Sarmiento».

Repensar y revalorizar el quehacer docente, una tarea colectiva

Una alternativa superadora sobre esta mirada esquematizada y simplista de los educadores, podría ser repensar el quehacer docente ‘desde’ y ‘en’ su dimensión colectiva. Para ello habría que crear condiciones organizacionales que posibiliten plantear y asumir los problemas que surgen en la cotidianeidad escolar; no como asuntos individuales o privados, sino como cuestiones públicas, que nos involucran a todos. Es la dimensión colectiva del oficio lo que otorgaría mayor fortaleza a los docentes y a su tarea. Apoyarnos en valores y principios compartidos, que nos definen como sociedad, para posicionar a LA EDUCACIÓN, y consigo a los DOCENTES, como uno de los pilares fundamentales en la concreción de un futuro mejor para todos.

¡Hermoso domingo!!!Y MUY FELIZ DÍA DEL MAESTRO!!!

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