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Crónicas al Voleo

La apache que rechazó el premio de Marlon Brando

La apache que rechazó el premio de Marlon Brando.
Por Germán Tinti (especial para Crónicas al Voleo)

El martes 27 de marzo de 1973 se realizó, en el Dorothy Chandler Pavilion de Los Ángeles, la 45ª edición de los Premios Oscar que organiza la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de los Estados Unidos. Las candidaturas no podían ser más rutilantes. Bob Fosse y Francis Ford Coppola competían por ser elegidos como mejor director por Cabaret y El Padrino respectivamente (que pugnaban para consagrarse como mejor película); Liza Minelli, Peter O’Toole, Diana Ross, Al Pacino, Laurence Olivier, Liv Ullmann y James Caan, entre otros, se ilusionaban con la dorada estatuilla en los rubros actorales.

La ceremonia era conducida por Carol Burnett, Michael Caine, Charlton Heston y Rock Hudson, y transcurría con el glamour, el brillo, el lujo; la impostada euforia de los ganadores y las falsas sonrisas de los perdedores, habituales en estos tradicionales eventos. Hasta que llegó uno de los momentos estelares de la noche: la entrega del premio al mejor actor.

Brandon no vino

Las personalidades designadas para entregar el premio fueron Roger Moore (out of context: el mejor James Bond ever) y Liv Ullmann. En el sobre que la actriz tenía en sus manos figuraba el ganador del premio que se disputaban Michael Cane y Laurence Olivier (La huella), Peter O’Toole (La clase dirigente), Paul Winfield (Sounder) y Marlon Brando (El Padrino).

Pero cuando anunciaron el nombre del ganador no subió al escenario el actor que brillantemente había interpretado a Vito Corleone, sino una joven apache vestida con ropas tradicionales de su pueblo; nada más alejado de los carísimos vestidos de diseñador que lucían las mujeres que poblaban la sala.

Misiles en territorio indio

Sacheen Littlefeather era una joven actriz de origen apache y estaba allí por pedido de Marlon Brando, que desde hacía algunos años apoyaba al Movimiento Amerindio y pretendía boicotear la fastuosa ceremonia por el intento de instalar en territorio apache una base de misiles, como así también por la forma que tenía Hollywood para representar a los aborígenes norteamericanos en sus películas.

Para poner un poco de contexto en esta historia, es necesario decir que en aquel momento, la comunidad apache Wounded Knee, en Dakota del Sur, era escenario de un enfrentamiento que duró un mes entre los activistas nativos americanos y las autoridades estadounidenses provocado por el asesinato de un hombre de la tribu lakota.

Un minuto de historia

Sacheen tenía preparadas unas quince carillas con un discurso que había escrito Brando, pero la producción amenazó con hacerla detener si su alocución excedía los 60 segundos, por lo que, luego de rechazar amable y firmemente la estatuilla que le pretendían entregar Moore y Ullmann, debió improvisar. Su breve discurso dividió a la concurrencia: la mitad la abucheó ruidosamente, el resto estalló en un cerrado aplauso. Littlefeather terminó su discurso pidiendo que «en el futuro, nuestros corazones y nuestro entendimiento se encuentren con amor y generosidad».

La leyenda cuenta que a John Wayne, que estaba entre bambalinas, tuvieron que agarrarlo entre seis custodios para evitar que saltara al escenario para «reconvenir» a la joven actriz. Posteriormente se insistió que eso nunca había ocurrido. Lo que realmente sucedió fue la ironía que expresó Clint Eastwood antes de abrir el sobre para anunciar el premio a la mejor película: «No sé si debería presentar este premio en nombre de todos los vaqueros de todas las películas rodadas por John Ford a lo largo de los años».

El final de una carrera

Aquel acto significó prácticamente el final de la carrera de Sacheen en la pantalla de plata. «El Gobierno se molestó muchísimo. Le pidieron a los grandes estudios que no me contrataran o habría represalias. Fue el precio que tuve que pagar. Y está bien», explicó en 2016 a Los Angeles Times.

Luego de la ceremonia, los medios de prensa, en general, se dedicaron a atacarla por todos los flancos. Se dijo que no era realmente de origen apache y que aceptó el encargo de Marlon Brando para publicitarse y apoyar a su carrera actoral.

Casi medio siglo después, la Academia y, en general, el establishment cinematográfico, arrasado desde hace años por un verdadero tsunami de culpa de clase y corrección política, decidió arreglar las cosas con Sacheen; reivindicando su gesto y poniendo de relieve su valentía y su compromiso con su pueblo.

La paciencia del nativo

David Rubin, presidente de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, en una carta que envió a Littlefeather anunciándole el acto de desagravio público, le dijo que «el abuso que soportaste fue innecesario e injustificado. La carga emocional que has vivido y el daño de tu propia carrera en nuestra industria son irreparables», agregando que su discurso en la ceremonia del año 1973 fue «una declaración poderosa que sigue recordándonos la necesidad del respeto y la importancia de la dignidad humana».

«Nosotros, los nativos somos personas muy pacientes–respondió Sacheen en un comunicado– ¡solo han pasado 50 años! Tenemos que mantener nuestro sentido del humor en todo momento, es nuestro método de supervivencia».

Reivindicación, apenas a tiempo

Finalmente la ceremonia se llevó a cabo el 17 de septiembre pasado en la ciudad de Los Ángeles. Durante la misma, la Academia emitió una disculpa pública a Littlefeather, quien en su momento fue celebrada por los activistas pero condenada al ostracismo por los profesionales del cine.

En este contexto, la actriz –convaleciente de un cáncer de mama que la mantuvo recluida los últimos años–expresó que en aquella ocasión subió al escenario «como una orgullosa mujer indígena, con dignidad, con coraje, con gracia y con humildad. Sabía que tenía que decir la verdad. Algunas personas podían aceptarlo. Y otras no».

La reivindicación apenas llegó a tiempo. Sacheen Littlefeather falleció el 2 de octubre. Extrañamente no es posible encontrar fotografías de Sacheen con Marlon Brando.

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