Por Germán Tinti (especial para Crónicas al Voleo)
Lynchburg es una pequeña población del Estado de Tenesse, ubicada a unos 120 kilómetros de Nashville, la capital. Se sabe que Jack Daniel nació allí. Lo que no se sabe es exactamente cuándo nació, ya que un incendio que destruyó los registros. Esto, y la prematura muerte de su madre impidieron que la fecha de nacimiento trascendiera en el tiempo. ¿Y el padre? Ya se sabe que los padres jamás recuerdan los cumpleaños. Puede haber sido 1846, 1849 o 1850, vaya a saber.
Jack se llamaba Jasper Newton y era el menor de 10 hermanos de un matrimonio de ascendencia escocesa, irlandesa y galesa. La historia oficial, hasta hace pocos años, afirmaba que Jack, siendo casi un niño, comenzó a trabajar para un predicador, tendero y destilador llamado Dan Call quien le habría enseñado a destilar el whisky que conocemos como bourbon.
Pero en la historia de Jack Daniel y el producto que lo hizo ganarse un lugar en la posteridad hay muchas inexactitudes. Por una parte, la etiqueta de la particular botella indica que la empresa se estableció en 1866, pero Peter Krass, autor de «Blood & Whiskey: The Life and Times de Jack Daniel» (Sangre y whiskey: la vida y la época de Jack Daniel», afirma que los registros de tierras y escrituras muestran que la destilería realmente se fundó recién en 1875.
El esclavo destilador
Otra inexactitud en la historia que se le contaba a los más de 250 mil visitantes anuales de las instalaciones de la destilería en Lynchburg es la del predicador. Para la celebración del 150º aniversario de Jack Daniel’s, en 2016, la empresa oficializó la historia que ya era conocida y difundida por biógrafos e historiadores. Pero que nunca había sido blanqueada por la empresa: quien le enseñó a Jack Daniel aprendió a destilar whiskey fue Nathan «Nearest» Green.
Nearest era un afrodescendiente nacido en la esclavitud y emancipado después de la Guerra Civil (durante la cual Lincoln abolió la esclavitud solamente para los estados de la Confederación). Fue él quien inició al joven Jack en los secretos del alambique y no el tal predicador Dan Call.
Y lo cierto es que esta situación no era para nada extraño en aquella época. Que fueran los esclavos los maestros destiladores que fueron enseñando el arte de convertir los granos de maíz y otros cereales en ese elixir («Coco» Basile dixit). Aun cuando los libros de historia –escritos por blancos– no pusieran el énfasis necesario en este aspecto. Algo similar ocurría con los cocineros negros, de cuyas recetas se apropiaban los blancos para quedarse con todo el crédito por sus manjares.
Éxito global
Según The New York Times, la empresa decidió contar la verdadera historia para su centésimo quincuagésimo aniversario. Según dijo, porque tenía «la intención de salir adelante en la colisión entre la creciente popularidad del whisky americano entre los más jóvenes. Y una mayor conciencia de la mezcla racial oculta en la herencia culinaria de América».
La creación de Nearest Green impulsada por Jack Daniel fue creciendo sostenidamente y en la actualidad realiza ventas en todo el mundo por casi cuatro mil millones de dólares anuales. Este éxito, que se incrementó luego de la pandemia porque la bebida tuvo desde entonces una gran aceptación en el público joven, se debe en buena parte a la calidad del producto. Según la cátedra presenta aromas de azúcar negra, pasas y cera; que al paladar resulta dulce, con cuerpo ligero y sabores a hebras de chocolate, toques de naranja, madera y canela, en tanto que el retrogusto nos acerca al chocolate con naranja, roble y un toque de carbón.
Estrellas del cine
Pero otro motivo de su amplia difusión global está relacionado con la pantalla grande y lo que se conoce como «publicidad por emplazamiento». Una técnica publicitaria que consiste en la inserción de un producto, marca o mensaje dentro de la narrativa de un medio, ya sea una película o una serie televisiva. Se utiliza por lo general en medios de comunicación audiovisuales como programas y series de televisión, telenovelas, videos musicales, cine y videojuegos, entre otros.
En 1980, Stanley Kubrick hace que el personaje principal, Jack Torance (interpretado por Jack Nicholson), le entre al bourbon en el bar del hotel construido sobre un cementerio indio cómo si no hubiera un mañana. Kubrick es un fan del Jack Daniel’s y dejó plasmado en no pocos fotogramas su pasión por el Old No. 7.
En Río Místico, John Markum (o sea, Sean Penn) le da del pico en medio de la calle en una de las escenas más dramáticas del filme de Clint Eastwood. Por su parte, en Scarface, Tony Montana condimentaba sus negociaciones con merca y Jack Daniel’s.
Al Pacino también disfruta del legendario bourbon cuando interpreta al Coronel Slade en Perfume de mujer. El personaje, en distintos pasajes del filme, deja muy claro que Jack Daniel’s ha sido parte de sus momentos más memorables.
La música también
Pero no solamente en el cine el Jack Daniel’s ha ganado protagonismo. Frank Sinatra amaba esta bebida y la llamaba «néctar de los dioses». En su camarín no podía faltar una botella y hasta en su ataúd lo acompañó una botella del producto más famoso de Tennessee. En su homenaje se lanzó una línea de whiskeys que lleva su nombre.
Jim Morrison también era fan de esta bebida y sus seguidores, que masivamente visitan su tumba en el parisino cementerio de Père-Lachaise, lo saben. Por eso en su sepulcro siempre hay alguna botella vacía de Jack, y el lugar huele a whiskey y porro. Por su parte, Iggy Pop dijo alguna vez: «Cómo voy a poder escuchar ese horrible ruido que hago sin un gramo de coca y un par de Jack Daniel’s dobles?»
Probablemente sea la bebida alcohólica más fotografiada del mundo. Algo que Jasper Newton jamás hubiera imaginado. Mucho menos aquella mañana que, en un ataque de bronca por no recordar la combinación, le pegó un fuerte puntapié a su caja fuerte. Ello le provocó una lesión y una severa infección en uno de sus dedos gordos y que pocos días después, el 10 de octubre de 1911, lo llevó a la tumba.
