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Diez notas sobre el Diez

Diez notas sobre el Diez: «Capitán»

Diez notas sobre el Diez: "Capitán"
Por Yessica Rojo (*)

¿Sabés Diego? Yo no sé si está bien lo que hicimos… de verdad… No sé si la pasión por el fútbol justifica la atribución de derechos ajenos. Me confundo al pensar si la tribuna nos hace jueces o nos hace dueños. Nos regalaste la genialidad de tu juego y creímos por eso que ya eras “nuestro”. Maradona Patrimonio Nacional, ¿era cierto?

Te metimos dentro de un mundo mágico que inventamos, quizás, para excluirte de este esquema racional en el que estamos. Y te coronamos Rey de ese Reino. Y te conferimos poder por ser tus creyentes.

Yo no sé si está bien lo que hicimos… de verdad…

Darte cielo sin darte alas… decirte que volaras, que no pasaba nada… Incautamos tu vida y fue arcilla en nuestras manos. Te dimos forma del mejor y luego del peor. Te convertimos en indispensable y luego en prescindible. Te llevamos desde el ex habilidoso hasta el genio eterno. Te erigimos como ejemplo y te descartamos por imperfecto…

Deidad o demonio según quién te mire, desde dónde lo haga y para qué. Algunos te buscarán en el cielo y otros hace mucho que te dieron un sitio en el infierno (Omnipotencia ficticia de aquellos incapaces de discernir tu fútbol de tu vida).

Edificaste una existencia con ladrillos de verdad, tus cimientos estaban hechos con mezcla de la buena. Sin embargo, cualquier castillo sucumbe a un terremoto, al saqueo continuo por parte de malandras, a decisiones nefastas que exponen tu fortaleza y la dejan diezmada

¿Sabés Diego? Realmente creo que eras un buen tipo. Lo fuiste durante bastante tiempo. Cuando los excesos anulaban tu lucidez, era fácil condenarte. Carne de cañón para tanta soberbia de algunos “carenciados”. Pero cuando la lucidez le ganaba por unos minutos a los excesos, volvías a ser El Pibe y tus palabras calaban hondo. Diego y sus contrastes.

Tras una inútil y devastadora guerra perdida, cuatro años después mandamos a nuestro mejor soldado y ganamos. Ganamos con las armas más sofisticadas que teníamos los argentinos: Vos, fútbol y orgullo.

Por mí, Gracias. Gracias. Gracias. El amor por una camiseta es un sentimiento que inventaste vos: Amaradoniano.

A partir del día en que naciste, todo fue distinto.

A partir de este instante, nada será lo mismo.

Ahora que digan que el fútbol es de idiotas…

(*) Yessica Rojo. Periodista y escritora argentina, residente en España.

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