En esta oportunidad, contamos la historia de Gabriela Rubio, dueña del local Pizzería Popular quien el día jueves vivió una experiencia negativa a raíz de que robaron un celular de trabajo del restaurante. Sin embargo, todo terminó postivamente en la devolución del objeto.
De una experiencia negativa, surge un mensaje positivo. Durante la noche del jueves ocurrió que en la sucursal del restaurante Pizzería Popular de Alta Gracia, un hombre se acercó a pagar la factura y se llevó el celular que estaba en el mostrador del local.
La dueña de la sucursal, Gabriela Rubio manifestó que se sintieron muy indignados ante lo sucedido. Dado que se trata de una herramienta fundamental de trabajo para el lugar.
Lo que sucedió fue que el sujeto se acercó a la caja y colocó su billetera sobre el celular. Luego levantó esa billetera y antes de retirarse, tomó el teléfono y se lo guardó en el bolsillo. En la otra mano tenía su propio celular. Momentos después en la mesa saca el calular robado, lo muestra y se va junto con otras tres personas más.
En el día de ayer, Gabriela difundió el video captado por las cámaras de seguridad del lugar. Debido a las repercusiones que causó, el hombre que había hurtado el objeto se presentó al local de Pizzería Popular y lo devolvió a la encargada. Además, la propietaria de la sucursal alude que lo que dijo el sujeto fue que no se había dado cuenta.
Frente al mal momento causado y la vulnerabilidad que trajo consigo la situación, tanto en la dueña como en los encargados, sacamos de esto una enseñanza postiva y útil para la concientización.
Un poco es cierto que hay que empezar a tener empatía con el resto. Por ello, lo que sucedió a Gabriela debe servir para reflejar el respeto hacia el otro y sus objetos personales. Lo anterior, que parece una obviedad, debe abrirnos los ojos por el daño que podemos hacer cuando tomamos lo ajeno. El esfuerzo que hay detrás de lo que uno posee.
En este sentido, la mujer en diálogo con AG Noticias sostuvo: «El teléfono representaba mucho esfuerzo, trabajo y dedicación. A veces los robos se dan por diversión o por comodidad de decir que vien me vendría. Uno no mide el daño y lo que significa para el otro. A veces no es por el valor económico. Muchas veces la razón de un hurto se da por ser facilitadora de alguna otra comodidad que no tiene«.
Por último, Gabriela agregó que le gustaría que las personas antes de tomar lo que no es de uno, piensen en lo que se le está quitando al otro.
«Llega a ser tan fundamental ese objeto que le puede arruinar su trabajo y generarle una inestabilidad importante. La persona que devolvió el celular lo hizo un poco por vergüenza y por haberse dado cuenta que hizo algo que no estaba bien. Es bueno que se haya presentado y dado la cara. Porque bueno, ciertas veces cometemos un error, nos arrepentimos, damos la cara, pedimos disculpas y aprendemos a no cometero nuevamente porque realmente hicimos un daño», concluyó.
