En el Concejo Deliberante, o que minutos antes de la sesión se daba como un acuerdo entre los bloques, terminó siendo un despacho votado solo por la mayoría oficialista. ¿Qué pasó entre el «si» original y el «no» definitivo?
Todos parecían estar de acuerdo. El tema en cuestión era el proyecto de ordenanza que daría cabida a la Comisión Organizadora de carácter especial para el próximo Encuentro Anual de Colectividades. En la comisión donde se trató, el representante de la minoría es el concejal PRO Ricardo González.
Se supone que cuando un concejal habla, expone, propone y concuerda en la comisión, lo hace con el visto bueno de su bloque. González, en este caso, había solicitado que se modificaran algunos puntos del proyecto original, y que se agregaran algunos aspectos que consideraba importantes. Luego de ser analizada la propuesta, fue aceptada por la mayoría de Hacemos por Córdoba, y la ordenanza definitiva fue redactada. El paso siguiente sería la aprobación que -se deducía- sería por unanimidad.
Pero…
Siempre suele haber algún «pero» en la política. Sobre todo en tiempo de elecciones donde pareciera que rinde más el mostrarse como opositor que buscar acuerdos.
A la hora de la sesión, y previo paso de González por la sala de reuniones del bloque de Alta Gracia Crece, llegó la comunicación a Secretaría que habría un despacho por minoría y que los cuatro concejales de la minoría no apoyarían el proyecto oficialista.
Es más, como miembro de la comisión que tuvo en sus manos el tema, fue el propio González el encargado de leer y defender el proyecto de la minoría. El espíritu de bloque, sin dudas, le había ganado a la convicción personal. O al menos esa fue la sensación que quedó flotando en el salón de sesiones.
Más claro, echale agua
Con el tema del aumento de tarifa solicitado por Cosag, pasó algo similar aunque con otro protagonista. En la comisión respectiva, hubo acuerdo para sacar despacho por unanimidad. El edil Marcelo Jean, representante de Alta Gracia Crece llegó a un acuerdo en la letra chica y todo parecía cerrado.
Parecía, porque -previa reunión con sus pares luego del ok dado-, también en este asunto hubo dos despachos. El de la mayoría que aprobó el aumento del 34% desde noviembre y otro no tan distinto, elaborado por la oposición.
Algunas cosas pareciera que van quedando en claro en estos tiempos. Por empezar, el declararse opositor pareciera dar más frutos electorales que trabajar codo con codo para enriquecer proyectos. Esta primera lectura, aunque parezca superflua, cae de madura.
Luego, cada concejal (y esto vale para todos) deberá evaluar qué debe primar más. Si el espíritu de bloque que obliga a levantar o bajar manos, o las convicciones de cada uno. Tantas veces se ha criticado al oficialismo, aduciendo que el Concejo Deliberante se convierte en una «escribanía» para el Ejecutivo, que bien valdría predicar con el ejemplo cuando se da la oportunidad de hacerlo.
