Entre el dolor, la incertidumbre los rumores y una -entendible- falta de información oficial, han transcurrido las horas posteriores al asesinato de la odontóloga Silvia Maddalena.
Poco y nada se sabe oficialmente de las investigaciones y del proceso de esclarecimiento de cómo fue la muerte de Silvia, y de los pasos que se están dando para conocer al responsable de lo sucedido, aunque es un hecho palpable que el trabajo es arduo y serio.
En esto, los medios también hemos tomado la posición del respeto (a la familia y a los investigadores), a la hora de informar. La sociedad se merece una postura seria de quienes para muchos somos formadores de opinión. Por ello, hemos tomado el camino correcto de no publicar rumores, trascendidos ni nombres que han estado dando vueltas por la ciudad desde el sábado por la noche.
A pesar de ello, hay unas pocas informaciones que han llegado de manera extraoficial; datos que nadie ha confirmado, pero tampoco han negado. Uno de ellos es la presencia de una persona de 26 años que el lunes estuvo en sede policial y a quien se la trasladó a Córdoba para realizarle un estudio de ADN. Una vez practicado el análisis, al cual se prestó por propia voluntad, quedó en libertad.
También pudo conocerse que el mismo lunes se llevó a cabo un allanamiento. Hasta ahí lo que se supo. Nada trascendió oficialmente sobre los resultados del mismo.
El Fiscal Dr. Alejandro Peralta Ottonello, trabaja arduamente junto a la Policía y a la División Homicidios para desentrañar el crimen. Ya tiene en su poder un informe preliminar de la autopsia practicada a la dentista, pero seguirían haciendo falta unos estudios más particulares para determinar fehacientemente la causa de la muerte.
Mientras tanto, hoy martes siguieron desfilando por Fiscalía familiares, amigos y allegados de Silvia para prestar declaración; también algunos testigos que la habrían visto con vida horas antes del hecho.
Hasta acá, todo lo que se conoce de fuentes vinculadas a la investigación, a modo de datos serios. Todo lo demás, correrá por cuenta y cargo de quien lo divulgue a modo de rumor.
