Luego de nuestra nota de ayer sobre los festivales populares de la ciudad, continuaremos contando los pasos que damos en búsqueda de datos fehacientes y documentación válida, siempre intentando la crítica constructiva y con propuestas.
Los festivales en Alta Gracia se han convertido desde hace tiempo ya en una marca registrada de la ciudad. La ponen en los mapas turísticos, culturales y gastronómicos de la provincia y del país. Cada edición hace que Alta Gracia se colme de visitantes, que los emprendimientos locales trabajen y que muchos vecinos puedan ganarse una moneda extra y necesaria en unos pocos días.
Por ello, es necesario potenciarlos y buscar que sigan creciendo edición tras edición.
Pero una cosa no quita la otra. Investigar el entre bambalinas de cada fiesta es lícito, es correcto y es válido. Saber cuánto se gasta y cómo se gasta. Conocer si es un gasto o una inversión y llegar conocer detalles de las contrataciones, riesgos y beneficios para las partes que organizan será nuestra tarea.
Por empezar, hemos elevado los pedidos de informes pertinentes a distintos estamentos del estado municipal a fines de recabar datos concretos. Fieles a nuestra costumbre, todo lo que digamos será siempre respaldado por la documentación correspondiente. Papeles del ámbito oficial a los cuales anexaremos información que hace al o a los privados que coorganizan los eventos (documentos y datos que ya se encuentran en nuestro poder y que iremos dando a conocer conforme avance la investigación).
Cuentas claras…
Como comunicadores y vecinos de Alta Gracia queremos que nuestros festivales crezcan y sean cada vez más importantes. Los números, tanto públicos como privados, y su difusión no debieran ser problema para nadie si todo encuadra en lo legal. Hacerlos conocer contribuirá al desarrollo de estos emprendimientos que potencian a la ciudad y le dan un perfil turístico comercial innegable.
Hace varias décadas, un icónico periódico de nuestra ciudad tenía una sección llamada «El Mosquito», con un slogan fantástico: «Acá estoy para decir lo que sucede. Y al que le pique, que se rasque».