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Regresa “El Niño”: buenas y malas noticias para nuestro país

Diversos servicios meteorológicos confirman que en nuestra próxima primavera son muy altas las posibilidades de un cambio en el fenómeno de oscilación térmica del Pacífico. Al tiempo que se pronostica el fin de la sequía en nuestra región, se esperan récords de temperaturas en todo el mundo a causa de «El Niño».

Los servicios meteorológicos del mundo fueron unánimes: 2022 fue uno de los años más calurosos jamás registrados en la Tierra.

Dadas las circunstancias la noticia no sorprende, pero los especialistas resaltan un hecho que hace al fenómeno especialmente extraordinario. Ocurre que el patrón climático recurrente en el Pacífico tropical, conocido como Oscilación del Sur El Niño (ENSO por sus siglas en inglés), estaba en su fase fría.
Durante esta fase, que en contraposición se bautizó La Niña, las aguas del Pacífico ecuatorial son notablemente más frías de lo normal, lo que influye en los patrones climáticos de todo el mundo.

La Niña trae su propio clima extremo a partes del planeta. Lo sabe bien el cono sur y nuestro país en particular, en dónde la continuidad de tres años que lleva La Niña ha impactado con una sequía histórica con gravosas consecuencias para la población en general y para los productores agrícolas en particular.

Pero debe apuntarse un dato muy significativo, especialmente en tiempos de calentamiento global. La Niña también ayuda a controlar las temperaturas globales. O sea, las recientes olas de calor en el hemisferio norte, los incendios forestales y las sequías de los últimos tres años, en realidad fueron menos extremas de lo que pudieron ser.

Y lo preocupante es que los meteorólogos anuncian ahora que La Niña terminaría entre marzo y mayo. En setiembre, llegando la primavera austral, eventualmente se convertirá en El Niño, con las aguas del Pacífico ecuatorial volviéndose mucho más cálidas.

¿Qué hace El Niño?

Como se dijo, el fenómeno El Niño se caracteriza por aguas del Océano Pacífico más cálidas de lo normal y se traduce de un modo muy variable en diferentes partes del mundo.

Por ejemplo, junto con el ya mostrado aumento de la temperatura promedio global, provoca sequías en el norte de Australia, Indonesia y el sur de África, precipitaciones superiores al promedio en el sur de los Estados Unidos.

El mapa es elocuente y nos señala un efecto que los agricultores argentinos ya conocen: el impacto sobre la región pampeana es de un aumento significativo de las precipitaciones de primavera verano, justo la época en que los cultivos de verano (soja, maíz, girasol) necesitan abundante humedad.

Y aunque la falta de infraestructura en el sector agrícola deje camionetas y equipos empantanados en el barro, al final del ciclo, los Niños se corresponden con cosechas récords en Argentina.

Fuente: Cba24n

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