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¿Vos cómo lo ves?

¿Vos como lo ves?. Hoy: «La culpa, un arma de doble filo»

¿Vos como lo ves?. Hoy: "La culpa, un arma de doble filo"

Me pregunto: ¿Existe alguna persona que pueda decir que nunca ha sentido culpa?

Y si no es así… ¿cuántas culpas podemos acumular a lo largo de la vida?

¿Y cuánto pesará cada una?

Muchos libros se han escrito acerca de este tema y los autores están de acuerdo en que es el hombre, en la especie humana, el único que carga la mochila de la culpa.

El escritor español Fernando Savater suele plantear un dilema:

“El hombre le pide a su novia que, como prueba de amor, vaya por un camino donde correrá peligro, quizás de muerte. Habiendo otras rutas, la mujer elige ése y al recorrerlo es asesinada por un hombre que le dispara un tiro en la cabeza. ¿Quién es el culpable?»

Dice Savater que aunque la mayoría pueda decir que es el novio o la mujer que había aceptado ese camino, en realidad no puede ser otro que quien le disparó.

Este acertijo nos muestra las múltiples caras de la culpa, un sentimiento que poseemos desde el pecado original de Adán y Eva en el Paraíso.

Como vemos, nadie se libra de este sentimiento que puede llegar a ser muy destructivo. Pero, hay personajes que no la padecen en absoluto. Como dice Marcos Aguinis en su libro Elogio de la Culpa… «Yo sabía que la culpa no tiene misericordia y abusa de su poder y que mucha culpa, es intolerable. Pero advertí que la ausencia total de culpa hunde al hombre, al nivel de canalla”.

Claramente se refiere a los psicópatas que, en sus formas extremas llenan las noticias de diversos crímenes… aunque también los hay más cotidianos alrededor nuestro, que no dudan en mentir, manipular y hacer daño hasta conseguir sus objetivos sin sentir por ello, remordimiento alguno.

¿De dónde viene la Culpa?

La culpa puede tener raíces muy profundas por haberse desencadenado en nuestra primera infancia y nos acompaña a lo largo de nuestra vida.

“Eso que hiciste está muy mal… deberías avergonzarte”

“¡¡Mirá lo torpe que sos!! Tiraste el florero que me regaló tu padre”

“No estás estudiando, con todo el esfuerzo que hacemos para pagar el colegio”

Frases como éstas nos han inyectado el sentimiento de culpa y esto nos hace vernos como crueles, no merecedores, llenos de remordimientos y reproches contra nosotros mismos.

Y estamos tan convencidos de nuestra maldad, que ni el enojo tenemos derecho a sentirlo. Como consecuencia nos volvemos más cerrados, menos comunicativos y nos damos cuenta que nuestra presencia incomoda a los demás. Y en éste punto, sucede algo curioso… como muchos de nosotros nos sentimos culpables de algo en el curso de nuestra vida, la persona llena de culpa, nos reactiva sentimientos desagradables que preferiríamos olvidar.

Secuencia de la Culpa

Alguien  nos hiere y tal vez por nuestra inseguridad, no podemos enfrentarlo. De ésta manera nos sentimos abusados por esa afrenta.

Mentalmente vemos al “verdugo” y hervimos de rabia. Nos absorbe tanto esa rabia, que imaginamos distintas formas de venganza y de torturas, reviviendo la escena una y otra vez para que sufra lo mismo que nosotros.

¿Qué podemos hacer ante estos horribles pensamientos que nos acosan?

Pensar que cuando se deja crecer esas fantasías junto a la represión del dolor y de la rabia, aparece la culpa. Poner en contexto la situación y comprender que la herida que nos ocasionaron no fue tal vez, intencional y que podríamos estar  magnificando el asunto.

Sucede que a veces,  si la afrenta fue grave… ¡no basta con eso! Quizás olvidemos en algún momento esa herida y mitiguemos esos malos pensamientos.

Pero, ¿qué pasa? De pronto nos damos cuenta que la otra persona sigue con su vida como si nada, ¡¡mientras nosotros estamos viviendo un mundo de odio y nos sentimos peor!!

La Culpa Buenaes la que se ajusta a la realidad. Es la culpa reparatoria, y se basa en la necesidad de reparar el daño ocasionado. La dis-culpa querría decir “quitarme la culpa”. La mejor forma de aliviarla es aceptar lo que hicimos, hacer la reparación apropiada pero no, un interminable «mea culpa”. Funciona también como una alarma que actúa de aviso.

La Culpa  Malaes como un dedo acusador y la angustia que produce es persecutoria. En psicoanálisis se la caracteriza por autoacusaciones, tendencia al autocastigo que puede conducir al suicidio. ¡Se convierte en un cepo terrible!. Con frecuencia, esta persona hasta puede actuar de forma que haga que otros la hieran, porque en realidad así siente alivio cuando la castigan. No es fácil resolver esta culpa. Podemos cuestionarnos… ¿Qué pasó que no pude mostrar mi enojo?; ¿De qué teníamos miedo?¿Cómo caímos en la trampa de volver el enojo contra uno mismo?; ¿Qué podría pasar si la expresáramos?

¿Y si nos hacen sentir culpables? 

Esas personas suelen usar como arma el hecho de sentirse heridas y mostrarse como víctimas .Es la forma más poderosa y cruel, que hace que nos sintamos débiles y a la defensiva.

Cuando alguien hace uso de nuestra culpa, nos lleva a la aparición de actitudes más infantiles; como cuando éramos niños y teníamos el temor a que no nos amen. “Vos me heriste, yo te hiero”… a veces es más fácil culpar a los demás que hacerse responsables de lo que hicieron mal. Algunas personas parecen incapaces de vivir sin una pizca de amargura.  

Padres vs la Culpa 

En realidad todos sentimos enojos con un hijo algunas veces. ¡¡Y eso no está mal!

La dificultad surge cuando estamos enojados con ellos y fingimos no estarlo. Esto se traduce como un amor compensatorio dándoles lo que piden para no sentir culpa.

 A veces los hijos cuando son niños nos dicen “te odio” aún por motivos triviales y eso hace que nos sintamos inseguros y decimos: «¿Cómo te atreves a decirme eso…? ¡¡A mí, que te doy todo!!. El hijo siente culpa y aprende que mostrar el enojo es malo, en especial con los padres. Además es peligroso porque puede perder el amor de ellos. Es mejor callar porque sin duda «soy un chico malo».

El enojo que no pudo mostrar en la infancia sigue buscando su expresión y así aparecerá como un adulto culpable por seguir enojado y con resentimiento.

El actor Al Pacino dice: “La culpa es como un saco de ladrillos; solo hay que descargarlo”

Y es así… porque el peso que conlleva nos impide avanzar y nos hace perder la capacidad de ser felices.

Tener mucha culpa es dañino; tener cero culpas es siniestro.

Que tengan un lindo fin de semana.

¡Hasta la próxima!

nakasone