AG Noticias
Crónicas al Voleo

Perú, cuna del punk

Perú, cuna del punk
Por Germán Tinti (especial para Crónicas al Voleo)

En general, la cátedra suele declamar que el «Punk» es un género musical que emergió a mediados de los años 1970, desarrollado especialmente en Inglaterra y, casi simultáneamente, en Estados Unidos. Este género se caracteriza en la industria musical por su actitud independiente y contracultural.

Esa misma cátedra se empeña en citar como pioneros de este movimiento a MC5 y The Stooges, dos bandas de Michigan que en 1969 lanzaron sus respectivos álbumes debut, New York Dolls y los británicos The Who, entre otros… todos sajones.

Pero varios años antes y a unos cuantos miles de kilómetros, en Lince, uno de los distritos más pequeños de Lima, Erwin Flores (guitarrista y cantante), César Augusto «Papi» Castrillón (bajista y cantante), Rolando «Chino» Carpio (guitarrista) y Francisco «Pancho» Guevara (baterista y cantante) se cruzaron. Era cuestión de tiempo toda vez que –amantes del rocanrol– andaban por los mismos pasos y, como es sabido, en las comunidades pequeñas todos se terminan conociendo.

«Come on»

Pues bien, luego de algunas idas, venidas, desencuentros y reencuentros, por fin los cuatro de Lince se juntaron en una sala de ensayos (un garaje en realidad) y comenzaron a darle forma a «Saicos», que –hoy lo sabemos– es la primera banda punk de la que se tengan noticias.

Para César Castrillón, en una entrevista que le realizó el periodista Andrés Ruiz, la cosa fue muy simple: «Un día parado en una esquina del barrio (Lince) llegaron Pancho y Erwin. Me dijeron “hagamos una banda”. Nos juntamos en la casa de Erwin y empezamos con una guitarra. A los días nos volvimos a juntar y Pancho ya tenía batería. Sonamos a lata. A los pocos días llegué a la casa de Erwin y me esperaba un bajo, la mamá de Erwin fue quien nos compró los instrumentos. Seguíamos sonando a lata. Me puse a buscar una segunda guitarra. Después de que varios me dijeron que no, Rolando me dijo sí, él era el que afinaba los instrumentos, era el que más sabía. No podíamos hacer covers, empezó a traer canciones y nosotros a ponerle las letras. La música en el Perú eran valses y boleros».

«El entierro de los gatos»

El nombre, según cuentan los miembros de la banda, surge de la deformación de «Los Sádicos» que había propuesto Erwin Flores. Les pareció demasiado fuerte para la época por lo que decidieron eliminar la «d», lo cual generaba una similitud fonética con «Psycho», la película de  Alfred Hitchcock, protagonizada por Anthony Perkins y Vera Miles.

A diferencia de muchas de las bandas que por aquellos años surgían por todo el continente, los Saicos no hacían covers ni traducían grandes éxitos llegados desde el norte. Hacían sus propias canciones en español salvo dos que escribieron en inglés en sus comienzos.

Al respecto, Castrillón espanta cualquier reivindicación cultural de movida: «La ignorancia nos hizo, sin querer, diferentes. No sabíamos hablar inglés ni repetir palabras que no nos daban sentimientos. Éramos chicos con una testosterona muy audaz, necesitábamos conquistar y en esa época la píldora recién se conocía y las chicas -la mayoría- no creían que funcionara. Así que tener sexo, además, era toda una experiencia religiosa. Sólo lo hacían los hijos del diablo y los degenerados, los que no se amaban. Y esa parte no la entendía, porque hasta un pequeño roce, es lo que más amaba cuando estaba con una diabla, era en lo que más se pensaba, por la prohibición y en ser el hijo del diablo con más suerte en el barrio».

«Salvaje»

El primer show de los Saicos fue en el bar La Catedral, aquel donde Vargas Llosa situó la conversación entre Santiago Zavala y el chofer de su padre, Ambrosio, que giraba alrededor de una pregunta fundamental: «¿En qué momento se jodió el Perú, Zavalita?» en una de las novelas fundamentales de la literatura latinoamericana.

Si bien muchas de sus cancines navegaban en las calmas aguas del beat pop imperante en la época, varias composiciones eran completamente disruptivas para la época. En épocas en que The Beatles anunciaban que querían tomar la mano de su chica, estos muchachos limeños gritaban que les gustaba volar estaciones de trenes.

«Nunca tuvimos la conciencia de estar creando algo nuevo –afirma Erwin Flores–. Nosotros nos creíamos unos muchachos muy rudos, pero en realidad solo corríamos muy rápido por las calles de Lima con los autos de nuestros viejos. Nuestra música posiblemente obedecía al mismo síndrome”, teoriza. “Pero lo que es impresionante para mí, así visto en la distancia, es cómo los cuatro teníamos el mismo sentido del “bacán”, del “cool”, sin la menor hesitación. Éramos simplemente un fenómeno de los tiempos».

«Fugitivo de Alcatraz»

Un par de presentaciones en televisión los puso en boca de todo Perú. De a poco fueron introduciendo dentro de un repertorio que se ocupaba de temas relacionados con la intención de conquistar chicas, algunas canciones que hacían por divertirse en los ensayos. Así dieron a conocer «Demolición», lanzado en mayo de 1965, que se convirtió en un éxito inmediato. A ella le siguieron otras como «Camisa de fuerza», «Cementerio», «El entierro de los gatos» o «Salvaje».

Una mala decisión en la elección de la compañía discográfica resquebrajó la banda. Sus primeras grabaciones las hicieron en «Disc-Perú», que los tenía como unos de los artistas más importantes de su catálogo. Pero la discográfica «El Virrey» los encandiló ofreciéndoles el oro y el moro, pero al poco tiempo se vieron en el fondo del inventario, sin difusión ni presentaciones. Fue el comienzo del fin.

En 1966 decidieron separarse y emprender otras empresas. Hubo un breve regreso en 1969, pero no funcionó. Carpio se había recibido de ingeniero electrónico, Erwin a los pocos años se instaló en Estados Unidos, donde llegó a trabajar en la NASA, Castrillón simplemente colgó el bajo y dejó de ir a los ensayos. Nacía la leyenda.

«Demolición»

«No me siento un héroe –sostiene César Castrillón– pero sí recontra feliz de saber que Sudamérica tiene lo suyo en el rock, que es la música que más me gusta. Supimos darle sin saber un sabor muy nuestro, de cómo se pensaba y se caminaba por las calles de nuestros países. Éramos pecadores con mucha honra, ya que las familias no aceptaban esa clase de música. Éramos rebeldes que andábamos con gente de lo peor, incomprendidos y señalados para el paredón. ¿Pero saben qué? Las chicas que paraban con nosotros y con el movimiento, por lejos fueron las heroínas: ellas metieron el rock a sus casas, por los bailes que hacían cada semana».

Recién en 2011, en una de varias reuniones para hacer algunos recitales, Los Saicos llegaron a Argentina, con dos recitales en un afamado local de Palermo, en Buenos Aires. En el diario El Comercio de Perú, recibieron trato de banda de culto.  Para Erwin Flores, esas presentaciones son «interesantes y agradables, me lisonjean, lo siento bárbaro. Me encanta pararme sobre un escenario, pero está interfiriendo con mi vida a esta edad. Y eso es complicado». Porque el punk es un estado de juventud permanente, pero el cuerpo a veces no hace caso.

nakasone