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Villa La Bolsa: domingo de tensión entre el silencio, la sinrazón y la polémica

Villa La Bolsa: domingo de tensión entre el silencio, la sinrazón y la polémica

Una vez más, en la comuna de Villa La Bolsa se viven imágenes más dignas del realismo mágico de un pueblo magistralmente descripto por García Márquez, que de una apacible villa ribereña del Anisacate.

Si bien La Bolsa no es Macondo ni allí no hay un Aureliano Buendía, sí hay gobernantes que parecen obsesionarse por el poder tanto como el afamado personaje de Gabo. Y que protagonizan historias cuando menos polémicas que hacen al día a día de la localidad.

Este fin de semana, sin ir más lejos, se vivieron momentos que han tensado tal vez como nunca antes la relación entre la Jefa Comunal y distintos sectores de la comunidad.

Una polémica resolución emitida el pasado 10 de enero (con la temporada en pleno desarrollo y con sectores empresarios y comerciales con una planificación ya diagramada) prohíbe los espectáculos públicos los días domingos por la noche. Ordenanza que -dicho sea de paso- deja librado a la buena o mala capacidad auditiva del inspector de turno evaluar si el sonido está alto o no.

El domingo, las escenas que se vivieron rayaron el escándalo.

Gastronómicos, indignados

En una recorrida realizada buscando la opinión de comerciantes gastronómicos de Villa La Bolsa, varios fueron los que se mostraron indignados con esta resolución dada a conocer con la temporada en pleno desarrollo. «Es algo inconcebible. Somos una localidad turística y se nos limita la posibilidad de darle cada vez más a quienes nos visitan», indicó uno de ellos. «La remamos todo el año cuando los clientes no abundan precisamente, y ahora que hay turismo nos limitan argumentando que algún vecino supuestamente se ha quejado», dijo otro gastronómico.

En alguno de los casos, el comerciante no tuvo ningún tapujo a la hora de expresar su sentir y directamente colocó en su local un cartel que lo dice todo: «Verónica Diedrich Jefa Comunal de Villa La Bolsa es persona no grata en este comercio». Todo dicho.

La sombra de un posible corte de ruta blande como una espada sobre la realidad de la otrora tranquila villa ribereña.

En la feria, todo mal

Luego de una reunión el pasado 10 de enero por la mañana, en la cual la propia Diedrich había garantizado a los artesanos de la tradicional feria que podrían desarrollar los espectáculos programados, la realidad echó por tierra las palabras.

Esgrimiendo la resolución con vigencia desde las 0 horas del día 10 de enero ( o sea diez horas antes de la reunión mencionada), el domingo se desató el caos. Con el espectáculo musical dominguero en pleno desarrollo, se presentaron inspectores municipales y efectivos policiales en la feria de artesanos. El objetivo: terminar con la música y la predisposición de cortar el suministro eléctrico al predio.

Mientras las discusiones, los empujones, los gritos y el desconcierto vivían a un costado del escenario, sobre él, Eze López (como la orquesta del Titanic) seguía tocando y cantando. Cada vez más fuerte, con más ganas. Y la gente bailaba mientras a pocos metros todo era caos. La medida, finalmente, no se hizo efectiva ante la férrea oposición de los feriantes.

Hoy martes por la mañana, habrá una nueva reunión entre Diedrich y representantes de la feria para establecer normas de trabajo y convivencia. A la misma, aseguran, concurrirán también otros sectores de vecinos disconformes con las formas y el accionar comunal.

Nota al margen: mientras los inspectores comunales y efectivos policiales estaban muy interesados en «cortar» la música en la feria, la ruta era un caos, sin controles, sin nadie que ordenara ni el tránsito ni el cruce de peatones por la calzada. No hubo un accidente de milagro, lo que hubiera sido (eso si) un problema mucho más grave que si sonaba o no sonaba música un domingo a las 10 de la noche.

La paz de los cementerios

Es cuando menos polémica la medida adoptada por la Comuna de Villa La Bolsa. Y de tener fundamentos, debió haber sido tomada antes de la temporada, no en pleno desarrollo de la misma. Por otra parte, una medida que involucra a tantos sectores de la comunidad, debiera haber sido producto de reuniones y consultas entre las partes, y no irrumpir de pronto, como si fuera una idea nacida de una charla de café entre amigos y familiares.

En Villa La Bolsa parecieran estar apostando a la paz de los cementerios, donde no hay ruido. Pero tampoco hay vida. Regular no debe significar prohibir. Gobernar es escuchar a todos los sectores antes de emitir una resolución. Lo que no sucedió, por cierto.

Pero bueno, como decíamos al principio de la nota, las imágenes de realismo mágico propias de una novela de García Márquez, están a la orden del día. Mientras los comercios y la feria de Villa La Bolsa debían mantener sus micrófonos cerrados el domingo por la noche, y la Villa vivía un polémico silencio stampa… su Jefa Comunal, a unas pocas cuadras, disfrutaba a pleno de la gran fiesta musical y artística organizada por la Comuna de Valle de Anisacate. Allí, se la vio vivir a full la fiesta, sin importarle mucho los decibeles.

Como en Macondo, pero en Villa La Bolsa….

nakasone