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Editorial

Un niño accidentado, un corte de ruta y la violencia que dijo presente en Anisacate

Un niño accidentado, un corte de ruta y la violencia que dijo presente en Anisacate
Por Juan Carlos Gamero

No hay, no existirá nunca una justificación para la sinrazón y el desprecio por la salud y la vida ajenas. Nunca, jamás, bajo ninguna circunstancias se justificará la agresión, la irresponsabilidad, la actitud patoteril ni el insulto.

¡Qué paradoja! Gente que se manifestaba por la vida y por la seguridad a punto estuvo de causar un daño irreparable a un niño a quien estaban trasladando de urgencia al hospital.

Pongamos las cosas en contexto. Sábado pasado, apenas después del mediodía. Un pequeño niño (cuyo nombre debe ser resguardado) de tan solo 7 años sufrió un accidente doméstico que no pudo ser resuelto en su casa, y que amenazaba seriamente su salud. Su madre, a los gritos y desesperada, recurrió a la ayuda de un vecino para trasladarlo de urgencia al hospital en Alta Gracia. El hecho sucedió en Villa La Bolsa.

El vehículo del vecino iba rápido por ruta 5, hasta que se topó con una lenta caravana llegando a Villa Montenegro. ¿El motivo? Vecinos y referentes políticos de Anisacate cortaban la calzada pidiendo (paradójicamente) por la seguridad y la vida en la ruta. Con todo derecho, por cierto. Pero está visto que el derecho no necesariamente va de la mano del criterio; ni de la empatía por los demás.

«Avanzamos como pudimos tocando bocina por la banquina. Nos detuvo un policía y le dijimos que era una emergencia médica, y nos abrió paso. Fue cuando los manifestantes comenzaron con la violencia», relató este vecino que iba con su vehículo trasladando al niño accidentado.

Alguien de entre el grupo de manifestantes arrojó una cubierta contra el automóvil. Otro, escudándose en el valor que obtienen los cobardes cuando se escudan en un grupo, pateó ferozmente una de las puertas del vehículo. De nada sirvieron las explicaciones que daba la mamá del niño explicando la situación. Solo recibió insultos e improperios de parte de estos inadaptados. A duras penas el auto pudo avanzar y «zafar» del cerco de violentos.

A todo esto, el niño lloraba a gritos por un dolor que no podía contener más que con lágrimas. Felizmente, luego de ser trasladado a Córdoba, y de estar a punto de entrar a quirófano, el nene pudo recuperarse casi milagrosamente luego de haberla pasado muy mal.

Pasó el momento. El pibe ya está en su casa, por suerte. Queda la indignación. Queda el desprecio por la vida de quienes exigen valores que evidentemente no poseen, y a quienes les interesa más la foto o el video mediático que hacen circular por redes cada vez que hay un accidente, que la vida misma que dicen defender.

Habló la mamá del nene. Habló el vecino colaborativo y solidario. Los violentos, que según trascendidos, no todos eran vecinos «de a pie» sino militantes políticos y hasta alguno ostentaría algún cargo público, hablaron con su idioma, el desprecio. Queda abierta la chance (siempre la tendrá quien quiera decir su verdad acá en AGNoticias) para que los referentes de ese grupo salgan, cuando menos, a explicar lo sucedido. A pedir disculpas a los damnificados y -en definitiva- a explicarle a la sociedad a quienes dicen defender, cómo es esto de bregar por la vida atentando contra ella.

¡Señores, señoras! Todos los votos del mundo no justifican la intolerancia ni la barbarie. Que el fin no justifique los medios. Si no, nos terminaremos convirtiendo en habitantes de una selva donde el más fuerte se come al más débil. Y definitivamente, nadie desea eso.

Imagen de portada: de archivo, a modo ilustrativo

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