Una iniciativa nacida en un grupo de catequesis se transformó en una cadena de ayuda para Alma y Milo, dos niños con parálisis cerebral severa. Desde Alta Gracia, Patricia impulsa la campaña que hoy combina reciclaje y solidaridad.
Todo comenzó como una simple actividad dentro del grupo de catequesis y confirmación de la iglesia de Fátima, en Alta Gracia. Patricia, catequista del grupo, propuso a sus alumnos recolectar tapitas plásticas con un propósito solidario. “La idea era enseñarles a los chicos a dejar algo, a ser útiles para otros”, declaró a AGNoticias. Así nació la campaña para ayudar a Alma y Milo, dos hermanos cordobeses con parálisis cerebral severa, oxígeno-dependientes y con múltiples cuidados especiales.
El primer envío de tapitas fue posible gracias a Luciano, un vecino que viaja regularmente a Córdoba por trabajo y que se ofreció a transportarlas. Allí conoció a los padres de los niños y tomó dimensión de la situación que atravesaban. A partir de entonces, la campaña se consolidó y comenzó a sostenerse en el tiempo.
“Cuando Luciano conoció a la familia, supimos que teníamos que seguir ayudando. Así fue como esto dejó de ser una actividad pasajera y se convirtió en algo permanente”, sostuvo la mujer.
Actualmente, la iniciativa sigue creciendo bajo el lema “Juntos, juntamos más”. Las tapitas se venden a una fábrica cordobesa que las recicla y reutiliza, y los fondos se destinan íntegramente al tratamiento y cuidado de Alma y Milo.





Pero la solidaridad encontró nuevas formas. Para quienes viven lejos o no pueden recolectar tapitas, surgió una alternativa creativa: las “Criptotapitas”. Cada kilo de tapitas equivale a $200, y quienes deseen colaborar pueden transferir ese valor directamente a la cuenta de Natalia Bracamonte, mamá de los niños (alias: madre.jujuy.piba, Banco Nación).
“Hay gente que no tiene cómo acercar las tapitas o simplemente no las junta. Entonces les compartimos la cuenta de la mamá, y así pueden ayudar desde donde estén”, explicó Patricia.
Alma y Milo fueron adoptados tras haber sido abandonados al nacer. Viven junto a su familia en Villa Azalais, Córdoba, y su situación no es sencilla: el padre atraviesa un problema cardíaco severo y los tratamientos de los chicos requieren un alto costo mensual en pañales, sondas y elementos médicos.




“Los chicos tienen una buena calidad de vida dentro de sus posibilidades, pero es una lucha diaria. Por eso tratamos de acompañar y sumar siempre desde donde se pueda”, concluyó Patricia, convencida de que cada tapita —real o digital— cuenta.
Quienes deseen conocer más sobre la campaña o colaborar pueden comunicarse con:
- Natalia (mamá de Alma y Milo): 3516950033
- Luciano: 1165706603
- Patricia: 3547582177



