AG Noticias dialogó con la coach profesional, Roxana Sayavedra, para conocer más acerca de este proceso de acompañamiento reflexivo y creativo.
En los últimos años el crecimiento del coaching ha sido y está siendo extraordinario. Cada vez oímos más hablar de coaching. En medios de comunicación, en las empresas e incluso en la calle. Por ello, AG Noticias dialogó con Roxana Sayavedra, coach profesional.
«El coaching yo lo defino como un camino de aprendizaje. La persona va caminando de a poquito y aprendiendo de sí misma y del poder que tiene de crear lo que quiere. Nosotros como coach acompañamos a que se escuchen, entiendan y que siempre lo hagan con un objetivo claro», señaló.
A continuación, Roxana remarcó que desde esta disciplina acompañan y no ayudan ya que creen en el poder personal de cada uno. «Preguntamos, ese mismo individuo se escucha y desde adentro de si mismo va encontrando el cómo hacer eso que quiere».
Para la profesional, el coaching actualmente sirve para generar esperanza en un momento de mucha incertidumbre y donde la rutina no nos permite escucharnos. «Busamos darle espacio al otro donde ese otro crea silencios. Ahí afloran las emociones con las que uno puede trabajar. Hoy es muy importante que el coaching se haga conocido».
Además, la formación de la profesional tomó dos años con seis meses de prácticas. Así, relató: «Vos sos cliente y a su vez haces el rol de coach. Te pones en los zapatos del otro y podes ser la persona que va descubriendo lo que le pasa. Yo no puedo acompañar si antes no fui acompañado».
La coach expresó que es importante chequear las instituciones que avalan hoy en día a los profesionales de coach como la Asociación Argentina De Coaching Ontológico Profesional y demás asociaciones internacionales.
Por otro lado, Roxana aseguró que hoy en día los clientes llegan más que nada por la frustración y por un problema externo. «Cuando entramos en las sesiones, la persona se da cuenta que en realidad era algo interior. Al escucharnos nos damos cuenta de que no hemos realizado nuestro propósito en la vida. Eso es lo que encaramos».
Finalmente, Sayavedra concluyó: «Tuvimos un caso de una clienta que quería trabajar con una emoción específica como lo era el enojo. Pudimos trabajar de donde venía esa emoción y como se iba graduando hasta que ella se percató de donde arrancaba y cómo terminaba. Más tarde ella empezó a poder decir lo que le pasaba«.
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