Está visto que este año, pre electoral, donde la intención de llevar agua para sus molinos estará presente en cada paso que den los políticos, nos propondrá un 2018 cargado de sesiones interrumpidas por cuartos intermedios, tiras y aflojes entre bancadas, negociaciones, y un largo etcétera para tratar temas que en su mayoría no tienen relevancia vital para la ciudad, más allá de que todos los asuntos tengan importancia.
En la sesión de martes, y luego de no ponerse de acuerdo en la comisión, se aprobó el aumento a los empleados municipales. Por unanimidad en general, y por mayoría en particular, ya que los radicales presentaron un proyecto propio en disidencia con el oficial.
Miguel Ferrari
Increíblemente, tuvo más discusión el cambio de nombre de calles que el aumento de salarios. Desde ayer, y por aprobación de la mayoría, la calle Cervantes, de Villa Oviedo, pasará a llamarse Miguel Ferrari, en homenaje al histórico dirigente gremial de los municipales, y eterno militante, cuadro y presidente del justicialismo local.
El proyecto fue presentado por su hija, la actual concejal Daniela Ferrari, y apoyado por sus pares de bloque. No contó con el acompañamiento del radicalismo, quien objetó el cambio de nombre de la arteria de Villa Oviedo. «Acompañamos en el “qué” pero no estamos de acuerdo en el “como”, argumentó Leandro Morer a la hora de justificar la decisión de no levantar la mano.
Una vez más, el bloque opositor fue tildado de tener un doble discurso. «El lunes nos habían prestado su conformidad y ayer no sabemos qué pasó que dijeron que no», manifestó la edil Ferrari.
Foto principal: Miguel Ferrari en uno de los tantos actos del justicialismo, junto a las demás autoridades del peronismo cordobés. (archivo Cosas Nuestras)
