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Justicia por mano propia: una realidad cada vez más recurrente en Alta Gracia

En los tiempos que corren, la inseguridad va escalando a pasos agigantados. Cada día nos enteramos de más noticias de robos y asaltos. Tristemente, Alta Gracia no está exenta de la delincuencia, es por eso que los vecinos están cansados y ya empezaron a intervenir para tener justicia por mano propia. A continuación, repasamos algunos de los casos que más resonaron en el último tiempo.
Justicia por mano propia en la ciudad

Durante el mes de agosto, al menos ha habido cuatro casos en los cuales la gente ha intentado hacer justicia por mano propia o incluso proteger su propia vida. El primero de estos casos responde a Anisacate, y se trata de un hombre que por defenderse de un robo, terminó disparándole al ladrón en el rostro. El sujeto tenía 34 años de edad y tras ocho días internado, falleció en el Hospital Córdoba. La víctima del robo fue quien llamó a la policía luego de efectuar el disparo en defensa personal.

El 19 de agosto, otro impactante hecho tuvo lugar en Valle Alegre. Dos ladrones le gatillaron un arma en la cabeza a una vecina del lugar. La mujer se salvó de milagro. Alrededor de las 21:30 de anoche, dos desconocidos ingresaron por la fuerza en el domicilio donde esta mujer vive junto a su hijo de 5 años, con capacidades diferentes. En el lugar también estaban de visita una vecina junto a su hija. Mientras amenazaban con el arma a la dueña de casa, encerraron en el baño a la vecina y a los dos niños.

La exigencia era de dólares que supuestamente tenía en la casa. El pedido era acompañado de amenazas: «le vamos a cortar los dedos a tu hijo», le dijeron los brutales ladrones. «No tengo dólares, llévense todo lo que quieran, pero no toquen a mi hijo», fue la respuesta de la mujer. Ello enfureció aún más a los ladrones, y uno de ellos le pegó un culatazo en la cabeza. En esa acción, y tal vez por un milagro, algo pasó con el arma. Cuando uno de los delincuentes le gatilló dos veces en la cabeza para matarla, la balas no salieron.

A todo esto, los gritos en medio de la noche y los movimientos extraños en casa de la mujer alertaron a algunos vecinos. Fue cuando éstos le salieron al paso a los delincuentes que intentaban huir a bordo de la camioneta en la que habían llegado. Los vecinos lograron detener a uno de los malvivientes, a quien golpearon duramente hasta que la policía, alertada por las víctimas del asalto, llegó para detenerlo. El ladrón fue trasladado, detenido, a Córdoba, herido por los golpes recibidos, con fracturas en sus piernas, brazos y costillas, y heridas varias en la cabeza. El otro delincuente fue también detenido y trasladado a comisaría. Mientras tanto, otros vecinos destruyeron la camioneta en la que los sujetos habían intentado escapar.

El tercer caso pasó el 28 de agosto, hace apenas cuatro días, en el Barrio La Perla. Un hombre de 28 años intentó hurtar un cajón de cervezas entre las calles Los Halcones y Las Gaviotas. Quienes decidieron atraparlo fueron un hombre de 34 y una mujer de 32 años, ambos vecinos de la zona. Los mismos, al arribar personal policial, les explicaron que habían observado cómo este sujeto saltaba la tapia de un comercio con dos cajones de cerveza y decidieron detenerlo antes que llegaran los móviles policiales. También se percataron que el ladrón se trasladaba en una motocicleta Brava Nevada, la cual era conducida por otro masculino que lo estaba esperando. Desafortunadamente, este último abandonó la moto y consiguió escapar.

El último caso tiene un final duro. Pero también representa los peligros a los que la gente se enfrenta al hacer justicia por mano propia. Un hombre fue salvajemente atacado tras intentar recuperar la motocicleta robada de su hermana. Le rompieron dos costillas. El robo fue el domingo 20 de agosto. Una mujer dejó estacionada su motocicleta en la Av. Belgrano y Prudencio Bustos. Cuando volvió a buscarla, la moto ya no estaba más.

Fue hasta el lunes 28 de agosto que el hermano de la víctima vio a la motocicleta estacionada en un domicilio particular. La moto estaba en una casa, en Barrio Parque Virrey. Ahí agarraron al hombre, lo golpearon de atrás y le quebraron dos costillas. Lo atacaron por estar mirando en el lugar. Además él reconoció que habían pintado de otro color la moto y le habían cambiado la patente. Luego de recibir el golpe, el sujeto llegó herido y se desplomó en la puerta de su domicilio. Su familia lo levantó como pudo, llamó a un remis y lo llevó al hospital regional. Tuvo que ser bajado del vehículo en silla de ruedas, ya que ni siquiera podía caminar.

Todos los casos mencionados anteriormente, tienen una sola cosa en común: que las personas civiles, probablemente nuestros vecinos, están tomando cartas en el asunto para defenderse ante la infrenable ola de delincuencia.

La palabra de la justicia

AGNoticias consultó con fuentes judiciales, quienes explicaron un poco más acerca de la figura legal de la justicia por mano propia. Cuando hablamos de hacer justicia por mano propia, hay que tener en cuenta los parámetros que es el de la proporcionalidad de la virulencia con la que actúan estas personas y también el medio que utilizan. Hay que analizarlo adecuadamente a todo dentro del contexto. Así mismo, agregaron que la ley permite actuar legítimamente en estos casos porque nadie puede lesionar a otra persona ni nadie puede matar a otra persona, pero la ley en determinadas circunstancias lo autoriza. No en los casos donde, por ejemplo, hay un vecino que hace ruidos molestos. Ahí no se puede actuar, ni detener, bajo ningún punto de vista. Es ilegal. No se justifica porque no hay riesgo de vida ni de bienes materiales.

En cuanto a los casos de detención, nuestras fuentes explicaron que la detención de una persona según lo que prevé la ley se puede producir cuando hay una sentencia condenatoria. Es decir, cuando se la declara culpable de un hecho delictivo y la pena implica la privación de la libertad. Es una pena de prisión y el requisito, lo dice la constitución es el juicio previo. Tenemos reglamentado que hay una investigación y después hay un juicio oral y público. Sin embargo, admite excepciones a cuando se puede privar de la libertad y una de esas excepciones son los que se denomina la condición de los delitos en flagrancia.

Excepcionalmente, también se permite que cualquier ciudadano que ha visto o ha sido testigo de un delito que se está cometiendo o que se acaba de cometer, pueda detener a esa persona con la única condición de que después la ponga a disposición de la policía y estos últimos luego a disposición del fiscal. Esa excepción también existe y se da muy seguido. Por ejemplo, con el tema de los arrebatos. En esas circunstancias, no es que hay justicia por mano propia, sino que la ley le permite a la gente aprehender, pero no golpearlo, maltratarlo y excederte en esa aprehensión.
Finalmente, las fuentes opinaron acerca del caso ocurrido en Valle Alegre: “hay un suceso delictivo muy violento contra las víctimas y con dos condimentos que requieren de mayor fuerza que lo necesario. Una porque tenía un arma de fuego con mucho poder ofensivo y otra que también estaban unidos con una barreta que puede ser mortal. Lo que hay que analizar acá es si el despliegue de los vecinos es proporcional a la fuerza que necesitaban para aprehender a estas personas. Hay que analizar concretamente este caso, pero en un principio hasta ahora pareciera que la virulencia de los vecinos era proporcional a la virulencia de los ladrones. Por ahora y por el momento, faltan un montón de testimonios y bastante investigación”, expresaron.

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