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Eramos pocos… y apareció Gregorio

Marcha, acampe y reclamos vecinales en una semana caliente

Cubrir informaciones en ámbitos municipales viene siendo desde hace un tiempo casi lo mismo que abrir una enorme caja de sorpresas sin saber qué se va a encontrar en el interior de la misma.

Ver a Concejales mirándose las caras entre ellos preguntándose «¿Quién es Gregorio?»; observar a ediles realizando llamadas urgentes y casi desesperadas preguntando a los funcionarios acerca de esta persona, superó la capacidad de asombro de quienes éramos testigos periodísticos de la situación.

Pero… ¿De dónde surge la pregunta?

Pasamos a contar, porque si no pareciera aquel viejo entretenimiento de ¿»Dónde está Wally»?, en el que se buscaba a una persona entre la multitud. Hoy, cuando la sesión del Concejo Deliberante había finalizado, ingresó a la sala un grupo de personas, todos ellos vecinos de barrio Sabattini anexo, exigiendo soluciones, o que al menos se cumplieran las promesas que les habían hecho.

Vecinos a quienes -según lo que dijeron- se les ha prometido hace tiempo realizarles obras de tendido eléctrico en el sector. Los concejales los recibieron y la sorpresa llegó cuando una vecina dijo: «el Sr. Gregorio, que fue junto al Secretario de Gobierno Marcos Torres, nos prometió soluciones y resulta que nadie se hace cargo de esa promesa».

«¿Quién es Gregorio?», fue la pregunta obligada. Nadie. Absolutamente nadie conocía en la sala ni el apellido, cargo ni función del tal Gregorio. Fue la propia vecina (que tenía el número de celular de esta persona) quien lo llamó y entonces el hombre en cuestión habló con el presidente del Concejo.

Mientras tanto, el Presidente del bloque oficialista Mariano Agazzi se levantó y comenzó a llamar por teléfono para que alguien le diera un pista sobre el tal Gregorio. Tanto insistió que -como llevado por un rayo- el propio Jorge De Nápoli cruzó la plaza Solares y fue hasta el recinto. ¿Jorge De Nápoli? Si, el Secretario de Industria y Desarrollo Turístico-Cultural de la Municipalidad. Según parece era él quien tenía la respuesta a la pregunta del día.

Luego de una breve reunión con Agazzi, decidió entrar a la sala, acompañando al Secretario de Gobierno Marcos Torres a quien alertaron de la situación y también fue al Concejo.

«Gregorio dijo que viniéramos hoy al Concejo porque el Sr. De Nápoli le dijo que hoy se iba a tratar nuestro caso», sumó descontento la vecina.

A esta altura, todos tenían algo para decir. Los radicales se pusieron el traje de opositores, el Secretario de Gobierno volvió a proponer nuevas reuniones y a asegurar que «pronto» darían ingreso a un proyecto para que lo trate el Concejo, y fue De Nápoli quien argumentó que «Gregorio es un profesional que está colaborando desinteresadamente con la municipalidad. Es una persona que ha llevado adelante trabajos muy importantes en Buenos Aires en el tema de las villas de emergencia y barrios irregulares».

Hasta ese momento, nadie (y cuando decimos nadie, es nadie) había podido contar quién era el tal Gregorio. En realidad en definitiva nunca supimos si Gregorio finalmente es su nombre o su apellido.

Pero más allá de la anécdota y del momento rayano en lo bizarro que se vivió hoy (lo sería de no ser que está en juego la calidad de vida de la gente), lo de fondo va mucho más allá.

No se tiene por qué dudar ni de la capacidad ni de las buenas intenciones que pueda tener esta persona, pero ¿no hay en el ámbito municipal personal capacitado para estos menesteres? Si no los hubiera, ¿por qué los mismísimos concejales tuvieron que enterarse por los vecinos que una persona ajena al municipio colabora, asesora y trabaja junto a los funcionarios en temas tan delicados como éstos?

Si tan útil es Gregorio, ¿por qué no se blanqueó nunca su situación, siendo que su trabajo sería en beneficio de todos?

Eramos pocos... y apareció Gregorio

En medio de la charla, Marcos Torres pidió disculpas y se retiró sin haber dado una solución ni siquiera parcial al tema más allá de proponer más reuniones. «Se lava las manos», se escuchó decir a una vecina en voz alta cuando el funcionario se estaba yendo. Todos la escucharon, nadie recogió el guante. Los vecinos se terminaron yendo con nuevas promesas, con propuesta de reuniones, pero sin los servicios que vienen pidiendo. La charla se fue por vericuetos legales, y discusiones sobre cuestiones de injerencia municipal, provincial o nacional. Que si le correspondía a la Municipalidad o a Epec, o si este caso se parecía a otros, o que…  No vaya a ser cosa de comprarse un problema a pocos días de las elecciones.

En definitiva, cuando todo parecía que la mañana iba a terminar tranquila más allá de diatribas y algunos gritos, la irrupción de los vecinos invocando a «Gregorio» hizo que a más de uno se le fueran las ganas de almorzar tranquilos.

Eso si, soluciones desde los ámbitos que deben darlas, por ahora ninguna.

 

nakasone