Marcela nació en Buenos Aires pero cuenta con su propio taller de cerámica en nuestra ciudad. Además de realizar sus propios trabajos, la emprendedora dicta clases a una gran cantidad de alumnos.
AG Noticias continúa con esta sección en donde narramos las historias de diversos emprendedores locales. En esta oportunidad, diálogamos con Marcela Fosco, emprendedora local que cuenta con su propio taller de cerámica en nuestra ciudad.
La mujer dicta clases de cerámica a varios alumnos tres veces por semana. El taller es libre y cada estudiante puede traer su proyecto para ser asistido.
«Las piezas tienen un proceso, necesitan un estante y cierta espera. Mis alumnos van de catorce años en adelante. Arranqué este año a darle clases a más adolescentes. Es un espacio donde se hace mucha catarsis pero al mismo tiempo se puede charlar. También tengo alumnos que ya son amigos míos».
A continuación, la profesora sostuvo: «Gran parte de mi casa está dedicada al trabajo que ellos llevan a cabo con las piezas. Hay piezas que se encuentran en espera y que no han pasado por el horno. Las que sí lo han hecho se pueden pintar y se las pueden llevar».
Por otra parte, Marcela cuenta con su propio espacio donde ella trabaja y crea sus propias piezas para vender. «Aqui me puedo expandir sin molestarlos a ellos».
Los trabajos se realizan de dos maneras diferentes. Primero con moldes de yeso donde se arma la pieza inicial, se seca, se pule a mano con una esponja y con un cuchillo, luego se lleva al horno, sale de ahí, se pinta y esmalta una por una, lo que les otorga el brillo. Finalmente nuevamente van al horno y salen para poder ser usadas.
La segunda manera de transformar las piezas es trabajarlas completamente a mano. «Uso un contramolde y trabajo colocando diferentes formas, lo que genera que la pieza se arme manualmente al cien por ciento. Después se seca y sigue el mismo proceso del resto. Sin embargo la confección lleva más tiempo».
Asimismo, la profesora y artesana comercializa aguamaniles en forma de murales, hechos también puramente a mano. «Tienen una línea muy española y portuguesa. Cada plancha y lágrima es una pieza compuesta que va generalmente en una pared o en los patios. Todos son diferentes y su función es llevar agua».
Por último, Marcela habló un poco de la inspiración al arte otorgada por su madre: «A mi mamá le gustaba mucho dibujar, hacer cerámica y pintar. Ella murió joven pero dejó un legado hermoso que a mí me genera mucho amor«.
Mirá la nota completa en vivo aquí:
