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Aunque no lo veamos, Gallardo siempre está

Por Gustavo Gutiérrez

 

Es casi para el psicólogo. Los planteos tácticos de Gallardo nunca alcanzan a ser leídos por Guillermo. Ayer, metió a Martínez Quarta, defendió con tres centrales, y pasaron por afuera Montiel y Casco sin que el técnico de Boca se diera cuenta. En casi todos los duelos versus River, el Pity Martínez siempre abre las puertas para empezar a jugar; y ahí tampoco Boca se da cuenta cómo marcarlo.

Es claro que Boca tiene un artilugio que toma cuando la mano viene cambiada. Es el gol. Boca tiene gol, y con eso manda abajo de la alfombra todos los inconvenientes en su armado y todos los desconceptos de su técnico. Boca convierte casi siempre en su peor momento. Virtudes que están a contramano de lo que significa jugar fluidamente.

Tiene aciertos individuales que no le pertenecen al juego colectivo; ni siquiera a la gestación y mucho menos a la profundización. Casi siempre Boca lo tiene a Barrios; pero Nández te lleva siempre a la misma calle. O sea, mucha enjundia pero también cercana a la torpeza y a la falta de ideas. Y Pablo Pérez, que a veces mete un pase más o menos lógico generalmente se confunde con esta idea del pico y la pala que dista bastante de ser juego.

Boca fue SúperRossi cuando River lo vapuleó a puro fútbol. Pero sacó dos conejos: uno de Abila (con complicidad absoluta de Armani) y otro de Benedetto en un impensado movimiento defensivo, descalabro al máximo de River a la hora de tomar la marca.

¡Qué contradicción! Ganaba el que peor jugaba. El otro, sucumbía ante quien no jugaba mejor, pero tenía gol. El empate, si bien fue en contra por Izquierdoz, fue la justicia inexorable.

Por eso digo que es para psicólogo. Gallardo, aunque no se note, está. Otra vez. Superando tácticamente a un Guillermo muy por debajo de las cualidades del Muñeco para plantear un partido.

Se va River a la revancha, pensando que casi siempre juega mejor que Boca. Aunque no lo declare, sabe que como siempre, Boca no tiene juego pero con el efecto gol le alcanza aunque no le sobre.

¿Quién tendrá la vueltita tan ansiada? ¿El de mejor juego, como dice casi siempre el fútbol que se rinde a los pies del que la trata mejor? ¿O el que tiene poder de gol sin juego?

Continuará. Como las novelas de la siesta. Continuará, con pronóstico reservado…

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